Mikel INSAUSTI
«El invierno»

La soledad patagónica como parte de una economía rural en vías de extinción

De entre los varios debutantes que han tenido su oportunidad en esta 64 edición dentro de la Sección Oficial a concurso, voy a destacar al argentino Emiliano Torres, que se desmarca de forma muy consciente de la corriente mayoritaria en el cine de su país, donde se rinde culto al diálogo a resultas de la impresionante nómina profesional tanto de guionistas como de actores y actrices. Seguramente, el autor solitario que más ha influido en la dirección opuesta del cine contemplativo es Lisandro Alonso, y por eso se puede reconocer en “El invierno” el sentido de la aventura interior que desprende su reciente “Jauja” (2014). El western patagónico, por así decirlo, siempre resulta más duro, más seco, más inhóspito. Y Torres acierta a conectar a sus personajes aislados en medio de la nada con una economía rural en vías de extinción. La soledad y la locura se han ido apoderando de los capataces de las últimas estancias, donde ya se esquilan cada vez menos rebaños de ovejas porque la industria turística también ha desplazado en esa parte del mundo a la ganadera. En consecuencia la lucha que refleja la película no es ni siquiera por la supervivencia, forma parte más bien de un duelo absurdo y totalmente desubicado entre lo viejo y lo nuevo, porque ambos están condenados a desaparecer, al igual que los pumas u otras especies que atraviesan el más largo de los inviernos.