Mertxe AIZPURUA
DONOSTIA
las cifras de la emigración

La juventud vasca no retorna, aunque el saldo migratorio es ahora positivo

Tras años en los que era mayor el número de jóvenes que salía de Hego Euskal Herria que el que llegaba, los datos de 2015 indican que la tendencia se ha invertido y el saldo migratorio en población juvenil es, por lo tanto, positivo. Ahora bien, según los datos recabados por el Observatorio Gaindegia, este flujo juvenil positivo que presenta Euskal Herria no está conformado por personas nacidas en el territorio, sino que en su mayor parte procede de otros países. Por decirlo claramente, los jóvenes vascos que han emigrado no están volviendo.

Al margen de inquietudes personales, avidez por nuevas experiencias y deseos voluntarios, la falta de oportunidades laborales fue uno de los principales motivos por los que parte de la juventud vasca hizo hace unos años sus maletas y salió a otros países. Una realidad con el telón de fondo de la crisis que lejos de corregirse, se ha acentuado en los últimos años.

Aunque de un tiempo a esta parte desde instancias oficiales se insiste en que la situación ha cambiado y que los signos de la recuperación económica están dando sus frutos, lo cierto es que desde que se inició el éxodo como consecuencia de la crisis, son pocos los nacidos en Hego Euskal Herria que han vuelto a su lugar de origen. De hecho, sin atender al lugar en el que nacieran ni a la edad, desde 2009 hasta ahora, siempre era menor el número de los que venían que el de los que marchaban. Por lo que respecta al éxodo juvenil, 2012 y 2013 fueron los años más críticos, en los que el tramo de edad comprendido entre los 18 y 34 años que salían al extranjero desde los cuatro territorios del sur lo hacía en número mayor que los que llegaban. Ha sido así hasta el ejercicio de 2015, año en el que el saldo migratorio juvenil ha cambiado para dar un resultado positivo y, según los datos provisionales, todo parece indicar que esta tendencia se afianza de cara al balance de 2016.

El saldo positivo, sin embargo, no se produce por el retorno de personas originarias de este país sino que viene determinado por nuevas incorporaciones de jóvenes de otros lugares que llegan a Hego Euskal Herria. De hecho, son pocos los naturales que regresan, tal y como se observa en los gráficos elaborados por Gaindegia que acompañan esta información.

Tal y como se aprecia en el segundo cuadro, en 2015 fueron 10.395 jóvenes los que se registraron en alguna de las cuatro provincias de Hego Euskal Herria. De ellos, el 95% había nacido en el extranjero. El saldo positivo juvenil, por lo tanto, proviene de extranjeros jóvenes. Concretamente, en ese año 2015 retornaron al país 503 jóvenes nacidos en Hego Euskal Herria y salieron 1.230, por lo que el saldo, en lo que respecta a los jóvenes nacidos aquí, sigue siendo negativo (-727).

Esta evidencia no solo afecta al grupo de los jóvenes. Ocurre de forma similar si ampliamos el análisis a toda la población: el balance del flujo migratorio en Hego Euskal Herria es positivo gracias a la población que viene del extranjero.

En lógica con todo lo anterior, tampoco el número de jóvenes que están en otros lugares del mundo ha decrecido desde que estalló la crisis. En 2016, eran 20.816 jóvenes de Hego Euskal Herria de edades comprendidas entre 20 y 34 años registrados por el mundo.

Los motivos para que jóvenes cualificados que abandonaron el país no están regresando son muchos y variados. El fenómeno de la emigración de los jóvenes vascos no es nuevo ni es fruto únicamente de la crisis económica, si bien esta ha ahondado en las causas del éxodo. La necesidad de buscar un sitio y un futuro profesional que se acercara a lo soñado ya era un hecho en este país en el que hace unos años los indicadores apuntaban una situación económica mucho mejor que la actual. Desde hace años, cientos de jóvenes vascos se labran su futuro en otros países y otras ciudades, alejados de su origen, hasta el punto de que hay quien ya no reconoce su país desde la distancia. Años vividos en otros países y otras culturas forman el epicentro de la vida adulta en la que se establecen carrera profesional, pareja y vínculos sociales. Nuevas vivencias que modifican la situación y la falta de salidas laborales adecuadas a las expectativas en el territorio de origen, sin duda, algunos factores que intervienen en el fenómeno del no retorno.

Zuberoa, bajada permanente

Por lo que respecta a Ipar Euskal Herria no hay forma de poder cuantificar en similares parámetros el retorno de la juventud y ni siquiera el número absoluto que conforman quienes han abandonado las tres provincias del norte, ya que, entre otras razones, los datos de los que se dispone en el Estado francés registran también migraciones interiores.

No obstante, Gaindegia sí ha podido obtener el saldo que ofrece cotejar el dato de población saliente con población entrante, por herrialdes. Hay que tener en cuenta que en este flujo juvenil se cuentan los movimientos, por ejemplo, que ha habido entre Zuberoa y Lapurdi. Esta estadística, por lo tanto, aunque puede ser indicativa, no es equiparable a los datos que se dan de Hego Euskal Herria.

El cuadro del saldo migratorio juvenil muestra que Zuberoa sufre un auténtico sangrado, con una población de jóvenes que desciende de forma permanente, descenso que va más allá de circunstancias económicas coyunturales como demuestra que en 2007 esa tendencia era ya muy acusada.

A pesar de ello, Ipar Euskal Herria arroja un saldo positivo en la población juvenil, gracias a Lapurdi, provincia en la que el número de jóvenes que están inscritos supera a los nacidos en el territorio. El observatorio Gaindegia considera que esto puede ser debido a que muchos lapurtarras emigran y quienes se establecen aquí son extranjeros procedentes de otros lugares del Estado francés. Es decir, al igual que sucede en el sur de Euskal Herria, las tres provincias del norte arrojan saldo positivo de jóvenes, pero ese indicador lo dan personas que proceden de fuera.

Gaindegia observa que la situación del mercado laboral en nuestro país, con uno de los índices más altos de precarización en Europa, y el cambio producido en el tejido industrial, con el debilitamiento de sectores ligados a la economía del conocimiento, tanto en el sector público como en el privado, no ofrece nuevas alternativas a muchos jóvenes preparados profesionalmente.

Asimismo, aunque la mayor parte de quienes llegan y acceden a esos trabajos precarizados y de menor cualificación son jóvenes, no son nacidos en Euskal Herria. En este sentido, podría decirse que el fenómeno que se ha dado en las últimas décadas en Lapurdi, Zuberoa y Behenafarroa ha comenzado a tomar cuerpo también en el sur: jóvenes nativos que no quieren entrar en el mundo laboral precarizado y se ven forzados a salir al extranjero porque el diseño económico no les necesita, mientras acoge a jóvenes de otros lugares para emplearlos en trabajos precarios.

A tenor de los datos apuntados, no parece que nos encontremos ante una movilidad saludable y sí ante una gran descapitalización en forma de éxodo juvenil.

 

Planes pensados solo para grandes talentos

Desde instancias oficiales como el Departamento de Desarrollo y Competitivad de Jaurlaritza se han lanzado diferentes planes para apoyar a empresas que realicen contratos indefinidos a profesionales en el exterior y que retornen a la Comunidad Autónoma Vasca.

Medidas como esta y otras planteadas desde Ikerbasque para jóvenes investigadores persiguen incentivar el retorno del talento que se ha ido y que, tras su marcha, dispone además de experiencia internacional. Sin embargo, es generalizada la crítica de que estos programas se reducen a porcentajes muy pequeños de la población. Si bien la gran mayoría de jóvenes que emigran están bien formados, no todos ellos son grandes talentos ni presentan expedientes y experiencias extraordinarias, que son las que puntúan a la hora de acceder a estos puestos. IM.A.