Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
VARAPALO A LA OPOSICIÓN EN NAFARROA

Cuentas absuelve a Barkos de haber cobrado dietas indebidas en Iruñea

El ariete judicial con el que el aparato propagandístico del régimen pretendía derribar el Gobierno del cambio se disolvió ayer como un azucarillo. El Tribunal de Cuentas absolvió a Uxue Barkos de haber cobrado dietas del Ayuntamiento de Iruñea indebidamente. La sentencia entra al fondo y ve razonable el número de reuniones que justificó.

La maniobra desesperada de acudir al Tribunal de Cuentas español tras haber agotado la vía judicial ordinaria no ha surtido el efecto deseado. Este Tribunal ha absuelto a Uxue Barkos de cualquier tipo de «responsabilidad contable» en el cobro de dietas en su etapa como concejal de Iruñea (2008-2012) y, lo que es más importante, no considera probado que la lehendakari hubiera cobrado dinero del Ayuntamiento por reuniones a las que no asistió. La sentencia, por tanto, tumba todas las acusaciones de la asociación Justitia et Veritas, vinculada a Jaime Ignacio del Burgo.

La denuncia se basaba en el sistema de pago a los ediles que había en Iruñea durante las alcaldías de Yolanda Barcina y parte de la de Enrique Maya. Este sistema fue censurado por la propia Cámara de Comptos al considerar que no se justificaban bien las reuniones de grupo para percibir la dieta. Justitia et Veritas utilizó esta laguna para sembrar la duda de que Barkos estuviera presente en algunas reuniones, aprovechándose de dos circunstancias. La primera de ellas es que Barkos compaginaba su papel de concejal con su labor de diputada en Madrid. La segunda, el cáncer que padeció y que limitó mucho su labor política en los meses más duros de tratamiento. De hecho, esta asociación incluyó como prueba para este juicio el libro de Barkos en el que relata su lucha contra la enfermedad.

El Tribunal de Cuentas desmonta por completo que ambas circunstancias impidieran que Barkos tomara parte en las reuniones que justificó ante el Ayuntamiento. Justitia et Veritas argumentaba que existía una circular que describía que esas reuniones habían de celebrarse dentro del Ayuntamiento y cumplir otra serie de requisitos. El Tribunal de Cuentas, sin embargo, sostiene que lo importante era que el grupo se reuniera y que si no se cumplía con algún formalismo, eso era un tema menor.

Pero es que la sentencia va más allá. Muchos voceros de UPN han asegurado que Barkos necesitaba tener «el don de la ubicuidad» para haber podido desarrollar su labor en Iruñea y en el Congreso. Ahora, este Tribunal desmonta esa falacia, asegurando que es perfectamente posible reunirse en Iruñea y Madrid el mismo día y apoya su afirmación en que Barkos ha dado prueba de ello en días concretos, quedando acreditado el trabajo realizado en ambas instituciones. Y también deja desarmada la otra premisa que sostenía la acusación de Justitia et Veritas y que muestra la endeblez de su argumentación. Según esta asociación, el grupo municipal de Barkos no podía reunirse en día festivo. El Tribunal de Cuentas sentencia que esto es absurdo y carece de rigor, siendo perfectamente normal que un grupo municipal pueda reunirse un domingo. Teniendo esto en cuenta, la sentencia asegura que las reuniones que justificó Barkos «ni parecen desproporcionadas ni menos aún difíciles de realizar a lo largo de los 365 días de cada año».

Inflando la cifra gratuitamente

Sobre este presunto cobro indebido de dietas, el régimen pretendió construir un escándalo que supusiera el espejo de lo ocurrido en la CAN, donde los principales líderes de UPN y PSN llegaban a cobrar casi 90 euros por minuto de reunión. Para ello, debían inflar hasta la saciedad la cifra de dinero percibido en dietas por Barkos. De este modo, se llegó a hablar de que Barkos había cobrado indebidamente 208.000 euros. Esto es absolutamente falso. Esta cifra es la suma de todo lo que percibió a lo largo de todos esos años los grupos municipales en los que estaba Barkos. En realidad, la lehendakari había percibido 69.435 euros a lo largo de cinco años. Cabe recordar también que estas dietas constituían la única percepción a la que accedían los concejales que no tenían dedicación completa.