Nagore BELASTEGI
DONOSTIA
Elkarrizketa
KONTXI IBARRETA
ABUELA DE IZAR Y MADRE DE SARA MAJARENAS

«Tengo esperanzas de que Izar empiece en la Ikastola de Intxaurrondo el día 7»

El domingo una manifestación reclamará en Donostia que la niña de 3 años Izar, hija de Sara Majarenas, pueda comenzar su escolarización en Intaxaurrondo. Partiendo del Boulevard a las 13.30, la marcha recorrerá las calles de la ciudad en un día de regatas muy concurrido habitualmente. La madre de Sara Majarenas, Kontxi Ibarreta, aprovecha también la ocasión para alzar la voz.

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Kontxi Ibarreta, la madre de Sara Majarenas, ha sido la voz e imagen de la presa donostiarra durante los últimos ocho meses. Desde que la pequeña Izar fuera atacada por su padre, y de que madre e hija acabaran siendo trasladadas a un piso de acogida en Madrid –con lo que al menos se impidió su separación forzosa dado que Izar debía salir de prisión por edad–, todos los esfuerzos de la familia se han dirigido a conseguir que ambas puedan regresar a Donostia para que la niña pueda crecer en un ambiente familiar y seguro.

A siete meses de que Majarenas agote la condena al completo, faltan apenas unos días para que comience el curso escolar. Izar está matriculada en dos centros: en un colegio de Madrid y en la Ikastola de Intxaurrondo. Todos los deseos se centran en que la niña pueda comenzar su escolarización en euskara y en casa, y eso es lo que pedirá la manifestación que partirá desde el Boulevard el domingo a las 13.30 bajo el lema “Izar Sararekin ikastolara”.

Según explica a GARA la abuela de la niña, la situación en este momento es «bastante preocupante». Han pasado el mes de agosto metidas en casa 21 horas al día, pudiendo salir a la calle solo de 17.30 a 20.30, horas de mucho calor en un verano con temperaturas muy altas.

«La niña está muy peleona, tomando el puso a su madre todo el rato, y Sara está muy al límite, y todo tras pasar ya 12 años en la cárcel. Lo está pasando mal», apuntó Ibarreta. La madre de la presa tiene claro que «no se están cumpliendo para nada los derechos ni de Sara ni de Izar como víctimas de violencia machista que son. Fueron declaradas víctimas en abril y precisamente ahora que se habla tanto de las víctimas, ¿qué pasa con ellas? ¿Cómo se puede tener a una niña de 3 años metida en un piso durante tanto tiempo?», se pregunta.

Si no llegan a tiempo para el inicio del curso escolar, Izar deberá comenzar la adaptación en el colegio madrileño. Y en abril, cuando su madre quede indefectiblemente en libertad (ya hace tiempo que cumplió el plazo para salir de modo condicional), retornarían a Donostia, donde Izar tendrá que volver a hacer otra adaptación en la Ikastola. El informe de la sicóloga que trata a la pequeña subraya que todos esos cambios son contraproducentes.

Cuando ocurrió el ataque que la mantuvo hospitalizada más de un mes, era imprescindible que la niña pudiera estar con su madre. Gracias a que ambas no fueron separadas sino trasladadas al piso de acogida, la niña ha mejorado mucho. Sin embargo, ahora es necesario que establezca nuevos vínculos afectivos y comience a separarse de su madre porque está estancada.

¿Se arregla bien con ustedes?

Izar tiene claro que nosotros somos su otra seguridad, pero solo estamos un fin de semana. Para que comience a abrirse necesita estar con más gente, en principio familiar para que comience a hacer sus apegos, pero es imposible porque cuando vamos está bien con nosotros, pero luego eso se acaba. Llora porque nos vamos y otra vez rompemos los vínculos.

Supongo que Izar necesita estar con otras niñas y niños...

Claro, necesita estar con niños de su edad, necesita estar en un parque con niños aquí, que hablen su idioma, que sean amigos suyos para siempre. No niños que conoce y dentro de cuatro meses tiene que romper el vínculo.

¿Qué permisos le han concedido a Sara en comparación con el resto de presas del piso?

A Sara apenas le han dado permisos. Puede salir los fines de semana cuatro horas en lugar de tres. Eso es todo. Las demás tienen doce horas los fines de semana. A Sara en todo en verano le ha dado seis días de doce horas, cuando todas las demás han tenido 36 días. Unas migajas... El auto del juez dice que tiene un segundo grado con características de tercer grado. Sin embargo, Sara no tiene las ventajas del tercer grado.

¿Qué tal se encuentra Sara sicológicamente?

Está mal, porque ella no ha podido verbalizar todavía absolutamente nada de lo que le ha pasado. Para ella su dedicación absoluta en ese momento es su hija y solo se preocupa por ella. Yo la veo cada vez más tocada.

¿Están dando pasos en su favor las instituciones?

Todas nos han recibido y yo he notado el apoyo de todos y su compromiso de que iban a hacer algo. Y yo creo que dentro de sus posibilidades habrán hecho algo, pero no lo sé porque nunca hay noticias. Así que aprovecho para pedir una vez más que este es el momento de actuar. El domingo es un día en el que todo el mundo acudirá a la manifestación con muchísimas ganas. Es el momento de clamar que ya está bien, que las traigan de una vez. Nos consta que el Ayuntamiento ha hablado con el juez, partidos políticos, Parlamento Vasco, Derechos Humanos, el pueblo… todos están ahí. Creo que juntando todas esas fuerzas el juez tiene que decidir en algún momento. Creo que ya las ha castigado todo el mes de agosto teniéndolas ahí, y creo que ya es hora de que se acabe ese castigo.

¿Creen entonces que el juez cambiará de opinión?

Tengo esperanzas de que sea así, tengo esperanzas de que Izar empiece en la Ikastola de Intxaurrondo el 7 de setiembre. Si vienen el día 6 mejor; si es el 8, no pasa nada; pero antes del 11, porque es cuando empieza en Madrid. Lo que me parece una barbaridad es que empiece en Madrid para luego romper eso. Ella hace amigos, le caen bien, pero luego dile que esos amigos ya no valen, que tiene que hacer nuevos amigos. Le están haciendo daño a la niña. Eso echa para atrás todo el proceso.

No sé a qué está esperando. A ver si alguien que lea este periódico le hace llegar al juez que por favor, que empieza el cole y tiene que venir aquí, por humanidad, por derechos humanos y por derechos del menor. Creo que desde hace ocho meses se vulneran los derechos del menor. Están castigando a la niña igual que le castigó su padre.

Quiero pedirle al juez Castro que mire lo que está pasando con esta niña, que le permita venir aquí porque está en sus manos. Las condiciones las pone él. Que a Sara le pongan una pulsera o que la tengan en casa, pero que venga Izar y que pueda estar con su madre. Izar es una niña libre y tiene que estar libre, y tiene que poder reparar su daño por la violencia que ha hecho su padre.

A mí lo que me descoloca es pensar que esta situación está en manos de una persona. Que un señor pueda decidir cuál es el futuro de una niña que ha sido acuchillada, y la tiene en una casa metida 21 horas a 40 grados mientras él está de vacaciones. Así que espero que esto ya se acabe.

Y los familiares, ¿como están?

Nosotros estamos bien. Viajamos siempre que podemos, unas dos veces al mes. En julio, como hemos tenido vacaciones, hemos ido tres fines de semana con lo que eso conlleva: viaje, hotel, comida, estar allí… pero podíamos sacar a la niña.

Esa es otra incongruencia que no puedo entender. ¿Por qué no puede salir con un amigo que Sara decida? Solo con los aitonas y con las dos tías. Sin embargo, si va un amigo o amiga y Sara le da permiso para que su hija, que no está presa, salga con esta persona, no puede hacerlo. Con las personas que vive en esa casa sí puede salir, pero Izar no quiere porque son madres que tratan diferente a sus niños.

Donostiako Piratak, los profesores... hay numerosas movilizaciones por Sara e Izar.

Nos da muchísimo ánimo. Cada vez que se hace algo por ellas Sara llora. Su hermana, que fue la chupinera de los Piratas en fiestas de Donostia, estuvo súper emocionada. Todo lo que se hace nos da mucha satisfacción porque vemos el apoyo. Sobre la movilización de los profesores, que haya tantos implicados me parece muy importante. La sociedad está con nosotros a tope y el domingo lo vamos a ver.

Nunca tenemos tiempo de estar mal porque siempre hay alguien animándonos y sabemos que va a salir bien. Dentro de todo, por muy mal que salga el tema, son siete meses que llegarán. Lo que pasa que cuanto antes Izar esté aquí e inicie una vida normalizada va a ser mejor, porque cuanto más tiempo pase allí más va a recordar, y lo ideal es que no recordara nada. Y así Sara podrá empezar a curarse sociológicamente, que ya es hora. Tiene que ponerse en manos de alguien profesional porque hace meses que pasó y no lo ha exteriorizado ni con nosotros.