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ANÁLISIS | CUMBRE DE PAÍSES EMERGENTES EN BRASIL

NDB. Nace un nuevo mundo

Este texto analiza uno de los frutos más llamativos de la reciente cumbre celebrada en Brasil por los países BRICS: la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (New Development Bank, NDB) como alternativa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. Los autores consideran que, además de asegurar recursos financieros estables, esta estrategia puede servir a los países emergentes para hacer frente a las consecuencias de la escalada bélica que impulsa «el poder occidental central» con el objetivo de aislar a Rusia y China en el tablero internacional.

La puesta en marcha del New Development Bank (NDB) por parte de los países BRICS (Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica) como una alternativa al Banco Mundial (BM) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) supone un evidente punto de inflexión tanto en el ámbito de las estructuras económicas internacionales como en el de la evolución geopolítica.

Con un capital de 100.000 millones de dólares y un fondo de reserva de garantía por otros 100.000 millones, tendrá su sede en Shanghai y su primer presidente representará a India. La composición del capital será la siguiente: China, un 41%; Brasil, India y Rusia, un 18% cada uno; y Sudáfrica, un 5%.

El NDB está abierto a la participación de otros países, con la previsión de que los actuales BRICS mantengan al menos el 55% del capital.

Sus objetivos serán la aportación de recursos a proyectos de infraestructura y la creación de un Fondo de Reservas de Contingencia destinado a ayudar a los países miembros a hacer frente a futuros shocks financieros. El NDB también ayudará a otros países a defenderse de las crisis de inestabilidad que previsiblemente seguirá provocando el inevitable final de la política monetaria expansiva de los Estados Unidos.

La creación del NDB supone, por sí misma, un claro reforzamiento político de los países BRICS, un nuevo salto cualitativo en su posicionamiento frente a la hegemonía del poder financiero central.

Las razones de que el proceso de puesta en marcha de este banco se haya acelerado son conocidas. Se trata de una reacción frente a la amenaza que la crisis ucraniana ha supuesto de forma directa para Rusia e, indirectamente, para el conjunto de los países emergentes. Precisamente, el rápido ascenso de los países emergentes y el riesgo de estallido del sistema financiero central han llevado al poder occidental central a acelerar su estrategia de aislamiento de Rusia y China, y a una creciente agresividad política y militar.

Tras los sucesivos fracasos de esta estrategia en los países musulmanes -fundamentalmente en Siria-, la provocación del conflicto en Ucrania ha sido interpretada por los países emergentes como un directo ataque a la seguridad de Rusia y como un paso más en la estrategia de desestabilización mundial que, con creciente agresividad, viene impulsando el poder financiero central

En este contexto, la nueva configuración económica mundial impulsada por los BRICS ha dado un paso cualitativo de gran importancia, en un proceso de institucionalización claramente acelerado a raíz de la crisis ucraniana. Durante las últimas semanas, los movimientos en este sentido de los países emergentes han sido frenéticos. Junto a la creación del NDB, se han sucedido los convenios bilaterales destinados a sustituir el comercio en dólares por el comercio en otras monedas. Y estos acuerdos han alcanzado no solo a países en desarrollo, sino incluso a países europeos como Alemania, Suiza o Reino Unido

A su vez, estos movimientos aceleran el riesgo de estallido del dólar como moneda de reserva internacional. Recordemos que el dólar es una moneda sobrevalorada que, más que en la capacidad productiva de la economía estadounidense, se apoya en su papel como divisa de reserva.

Y esto tiene una relación directa con la confianza que genera a los agentes económicos el hecho de que, hasta el momento, no hayan existido alternativas a la misma. Los factores psicológicos son, por lo tanto, esenciales para evitar un estallido del dólar. Y una crisis de confianza puede ser extremadamente peligrosa para desencadenar tanto la caída del dólar como la de la gran banca occidental.

Todo ello está acelerando tanto el riesgo de estallido financiero de los grandes bancos occidentales como las estrategias bélicas de un sector del poder financiero central que está apostando por un conflicto internacional, de lo cual Ucrania -al igual que Siria o Irak- y los intentos de aislamiento de Rusia y China son claras manifestaciones.

Los países emergentes son los menos interesados en el conflicto. El tiempo corre a favor de ellos. Es el poder financiero central, al sentir su hegemonía amenazada, quien está lanzándose de forma cada vez más directa contra Rusia y China, intentando demonizar mediáticamente a ambos países y generando pretextos -incluyendo ataques de bandera falsa- para un gran conflicto bélico, permanentemente apoyados por los medios de comunicación oficiales.

Un nuevo mundo está naciendo. Pero el poder financiero central está dispuesto a todo para evitarlo, incluyendo, como estamos viendo, conflictos bélicos de un nivel creciente de agresividad.