Pablo CABEZA
Obituario | Jul Bolinaga

De la chupa de cuero negro al sonido amable del banjo

El recuerdo más nítido del pasado de Jul Bolinaga me remite a uno de los múltiples conciertos que tuve la ocasión de ver a lo largo de los ochenta, preferentemente. A la izquierda, según se observaba el escenario, se situaba Portu con su bajo y cresta, en el centro Carlos «Mahoma», con y sin cresta, y con una presencia y vozarrón tan acongojante como potente, y a la derecha Jul, con su Gibson caída, tal y como lo hacían Los Ramones o cualquiera de las bandas inglesas tan presentes en la historia de R.I.P. Portu y Carlos amedrentaban con su mirada y la ira reflejada en cada gesto espejo de lo que cantaban. A Portu se le salían los ojos cuando le tocaba cantar «Antimilitar»; sin embargo Jul era más reservado. Tomaba su parte de escenario y prácticamente no se meneaba de su espacio. Daba la impresión de ser el más sereno y el más centrado en su trabajo, quizá ajeno, hasta cierto punto, a los habituales follones que causaban las actuaciones de R.I.P. Estar en primer fila era un peligro por la tensión que transmitían cada uno de los asistentes. Arriba tampoco había mucha paz, sobre todo en los primeros años, donde lo habitual era recibir al grupo a escupitajo limpio, al margen de ver pasar botellas vacías que se estrellaban contra la pared del frontón de turno.

En un concierto de R.I.P. se perdía peso. Quien firma tenía la costumbre de sacar fotos: con el ojo izquierda miraba por el visor de la cámara, con el derecho observaba con inquietud lo que ocurría alrededor, en especial por si se subía al escenario alguien muy pasado o por si se aproximaba el ovni cervecero.

Jul acostumbraba a tirar el cuerpo hacia atrás, al tiempo que flexionaba una de sus piernas. Es posible que lo hiciera para poder atacar mejor los acordes que se sucedían a toda velocidad y con la guitarra baja. Vestía chupa negra y no era de los de cresta. Muy concentrado, evitaba los follones para que su guitarra rítmica no fallase. De punteos poco o nada, eso para los jevis. Quizá lo más diferente que tocó por los ochenta, sobre el 84, sucedió cuando R.I.P. versionó «Solidarity», canción de los británicos Angelic Upstarts. Jul (Yul en la grafía de la época, quizá por el peso inglés en las influencias) probaba por primera vez los arpegios y alguna singularidad más.

R.I.P. se completaba con Txerra Bolinaga a la batería, por lo general con el pelo rapado, un poco skin. No resultaba infrecuente verle echar la pota mientras tocaba la batería a mil por hora.

Tras la disolución de R.I.P., ocurrida definitivamente tras la muerte de Carlos Agirreurreta en 2003, Jul se tomó las cosas de manera más tranquila, combinando experiencias punk con otras opciones. En Piztu Punk compartía versiones con gente de Obligaciones. Diferente fue Carrocerías Betoño o Los Pitxones, en ambos casos junto a su hermano Txerra.

Su progresión como músico fue constante y quizá con The Potes se mostraba más versátil que nunca. De hecho había aprendido a tocar el banjo y lo usaba con maestría.

Jul se hizo querer. Su sencillez, a pesar del peso de su historia, su afabilidad, le convirtieron en un músico asequible, siempre dispuesto a ofrecer una sonrisa, una mano.

Cuatro líneas finales para expresarle nuestra sentida gratitud por todo su incansable trabajo y nuestro afecto para toda la familia.