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El Ayuntamiento pretende evitar aglomeraciones con un «chupinazo secreto» el 4 de agosto en Gasteiz

El Ayuntamiento de Gasteiz mantiene su intención de lanzar un chupinazo el próximo 4 de agosto, y ha anunciado que lo hará «desde un lugar secreto» para evitar aglomeraciones y marcar así el momento del inicio de unas fiestas que no van a celebrarse, además de llevar a cabo varios «actos simbólicos» en los días siguientes.

La plaza de la Virgen Blanca momentos antes del chupinazo, en una imagen de archivo. (Monika DEL VALLE/FOKU)
La plaza de la Virgen Blanca momentos antes del chupinazo, en una imagen de archivo. (Monika DEL VALLE/FOKU)

El Ayuntamiento de Gasteiz va a organizar un «chupinazo desde un lugar secreto» con el que marcar el momento de unas fiestas que no se van a celebrar, y que se suspendieron el pasado 15 de mayo.

La teniente de alcalde, Maider Etxeberria, confirmó ayer en una entrevista en la cadena Ser que el 4 de agosto, a las 18.00, la hora en que tradicionalmente baja Celedón de la torre de San Miguel, habrá un chupinazo que se lanzará desde un lugar secreto.

Etxeberria señaló que «no queremos que se vuelva a concentrar la gente en la Virgen Blanca» porque «el virus sigue activo», aunque a la vez el Ayuntamiento hará que los gasteiztarras escuchen el cohete sin concentrarse en la calle. «Va a ser un momento especial de brindis», indicó.

El objetivo, apuntó, es «evitar aglomeraciones para evitar cualquier tipo de riesgo», para lo que se están estudiando diferentes lugares de lanzamiento que no se darán a concer.

Actos simbólicos

A la vez, anunció que se prevé que lo lancen representantes del sector sociosanitario, «como símbolo de respeto hacia esas personas que tanto han trabajado por nuestro bienestar», pero que lo harán de forma oculta a los gasteiztarras.

La teniente de alcalde añadió que, aunque sin fiestas, el Ayuntamiento prevé llevar a cabo varios actos durante estos como «homenajes en reconocimiento a figuras emblemáticas».  Así, además del personal sociosanitario, el día 5 se llevará a cabo un acto en torno a la Virgen Blanca, el día 7 otro dedicado a los niños y niñas y el día 8, a los mayores.

La idea fue respondida en redes sociales con perplejidad y preocupación, alertando del riesgo que supone que el chupinazo, por secreto que sea, aliente a la gente a concentrarse en la Virgen Blanca.

Además contrasta con la postura que expresó la Comisión de Blusas y Neskas que, el pasado 17 de junio, decidió que daban prioridad a la salud y la seguridad y renunció a convocar ningún evento público y a que las cuadrillas salieran con su animación a las calles.

La Comisión subrayó que reinterpretará algunos actos y planteará «iniciativas solidarias que puedan desarrollarse de manera segura y con garantías», y que «cumplirán estrictamente las medidas sanitarias definidas para esas fechas por las autoridades».

La idea del chupinazo sin gente ya la adelantó la concejala de Cultura, Estíbaliz Canto, el pasado mese de mayo, recibiendo las críticas de los partidos de la oposición por el temor a que estos actos simbólicos convoquen los gasteiztarras a salir a las calles.

La Comisión de Blusas y Neskas también alertó entonces contra la posibilidad de que el «chupinazo secreto» se convierta en un acto para los políticos.

Iruñea y Baiona

Las fiestas de Gasteiz quedaron suspendidas el pasado 15 de mayo. Lo mismo ha ocurrido en el resto de capitales vascas. En el caso de Iruñea, el alcalde, Enrique Maya, mostró su preocupación por el hecho de que ante los próximos sanfermines existan numerosas reservas para almorzar el día 6 en Alde Zaharra y por un posible un chupinazo no oficial, a la vez que barrios y colectivos alertaban de que el Ayuntamiento les ha propuesto organizar diversos actos el día 6 de julio en los diferentes barrios de la ciudad.

La posibilidad de fiestas «improvisadas» también ronda en Baiona, donde las peñas ya la han rechazado.

El riesgo de aglomeraciones durante las fechas «festivas» es mayor aún en un momento en el que la pandemia está registrando rebrotes en varios lugares del mundo, y donde ciudades como Berlín o Lisboa dan pasos atrás en el confinamiento y penalizan actividades de ocio y «botellones» en la calle.