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Filfla, la isla maltesa ‘prohibida’ y desconocida

Cuando se habla de las islas maltesas, siempre se hace referencia a Malta y a sus hermanas pequeñas, Gozo y Comino, pero lo cierto es que hay todo un mundo más allá por descubrir. Por ejemplo, Fifla, la isla más desconocida del país.

Imagen de Filfla, isla poco conocida de Malta.
Imagen de Filfla, isla poco conocida de Malta. (Noelia Pavón | Turismo de Malta)

Solo tres de las cinco islas principales que conforman Malta están pobladas, por lo que este destino situado a medio camino entre África y Europa aún puede ofrecer rincones desconocidos para la mayoría de los viajeros.

Alejado de las zonas más turísticas, al sur de la isla, se pueden visitar impresionantes templos megalíticos, como Ħaġar Qim, practicar trekking y disfrutar de unas vistas impresionantes. Con una excelente costa y libre de turistas, pasado el valle de Zurrieq, se puede divisar una gran formación rocosa que, sin duda, despierta la curiosidad.

Se trata de Fifla, una isla despoblada y prohibida que es la que más cerca queda de Túnez. Lo curioso de esta localización es que no aparece en ninguna guía turística y quizás eso se deba a que desde 198únicamente es posible visitarla con un permiso, ya que es una reserva natural para diversas especies marinas y aves migratorias.

El origen de Filfla se remonta a la Edad Media. La leyenda cuenta que en esta isla existía un pequeño caserío donde la gente llevaba una ‘vida indecente’ con la que Dios se sentía ofendido. Este exigió al pueblo que cambiara su forma de ser y actuar, pero sus advertencias fueron ignoradas, lo que provocó un castigo divino. El edificio fue arrancado y lanzado al mar y Filfla se quedó despoblado.

Al margen de las leyendas, se cree que Fifla fue considerada sagrada por los pueblos prehistóricos y que durante cierto tiempo acogió vida humana. La capilla dedicada a la Asunción de la Virgen María, datada en 1343, es la prueba de que este islote no siempre estuvo despoblado. La capilla se hundió cuando un terremoto en 1856 destruyó gran parte de la zona. Por suerte, la pintura que adornaba sus paredes fue retirada años antes y hoy se puede disfrutar de ella en la capilla de Santa Catarina en Zurriqueq.

Actualmente, las únicas habitantes de Filfla son las aves; concretamente, el paíño europeo, la perdela atlántica y la gaviota de patas amarillas. Pero no siempre fue así. Hasta 1971 esta isla fue usada como campo de tiro por el ejército británico y las rocas gigantescas que se pueden divisar a lo lejos son su resultado.

Hoy solo se puede visitar Filfla a través de varios servicios turísticos que llevan en barco a los más curiosos para contarles su leyenda y poder ver el islote más de cerca.