‘Amaya’, de Guridi, inaugura el capítulo operístico de la Quincena Musical
105 años después de su estreno en el Coliseo Albia de Bilbo, la ópera ‘Amaya’, de Jesús Guridi, llega hoy a la Quincena Musical en una interpretación sin escena que contará con un elenco vocal cien por cien vasco, encabezado por Arantza Ezenarro, Guillen Munguía y Marifé Nogales.

1910 trajo consigo dos hitos del teatro lírico vasco. En mayo, y con apenas diez días de diferencia, se estrenaron en Bilbao dos títulos en euskara: el día 21, el Teatro Campos Elíseos acogía la primera representación de ‘Mendi-Mendiyan’ de José María Usandizaga, y diez días más tarde, el 31, subía al mismo escenario ‘Mirentxu’ de Jesús Guridi.
Son quizá los dos títulos paradigmáticos de lo que conocemos como ópera nacional vasca, un ideal que muchos compositores de la tierra persiguieron entre las décadas de 1880 y 1920, coincidiendo con la llamada ‘Euskal Pizkundea’ que siguió al final de la segunda guerra carlista. En aquella etapa se estrenaron, de hecho, más de treinta títulos operísticos cantados en euskara, debido a que, como explica Natalie Morel, se consideraba la ópera «un género noble y prestigioso, que permite unir en un espectáculo total la música, la danza, el euskara y los aspectos visuales y narrativos del país. En estas condiciones, no es sorprendente que se haya constituido en una de las bases fundamentales de la expresión de la identidad que se manifiesta con fuerza en los primeros años del siglo XX».
Pero hay otro título fundamental de la ópera nacional vasca que, en cierto modo, marcó también el final del movimiento una década más tarde. El 22 de mayo de 1920 el Coliseo Albia de Bilbao se convirtió en testigo del nacimiento del drama lírico ‘Amaya’, una epopeya musical de Jesús Guridi inspirada en la novela ‘Amaya o los vascos en el siglo VIII’ (1879) de Francisco Navarro Villoslada. ‘Amaya’ era una ópera grande y artísticamente ambiciosa, estructurada en tres actos más un epílogo firmado por el autor del libreto, José M.ª Arroita Jauregui, y que estrenaron la Sociedad Coral de Bilbao y la Orquesta Sinfónica de Barcelona, bajo la batuta de Lamote de Grignon.
Complejidad
Desde el estreno de ‘Mirentxu’, una década antes, Guridi había estado dándole vueltas a la creación de un nuevo título en euskara. Pero el proceso de composición de ‘Amaya’ fue muy complejo, porque el vitoriano no quería conformarse con un acercamiento superficial o costumbrista a la cultura vasca. Perseguía dar forma a una partitura con tintes de epopeya que no solo capturase la profundidad emocional de los personajes, sino que proyectase también una problemática más amplia: el choque entre dos civilizaciones, la pagana y la cristiana, en el contexto de un pueblo vasco en plena transformación. Un enfrentamiento que, aunque ubicado en el remoto siglo VIII, era en realidad reflejo de las tensiones socioculturales que preocupaban a los autores de la Euskal Pizkundea.
Dicha dualidad le otorgó a la obra una dimensión épica que la distinguió dentro del panorama lírico español, y que terminó por consolidar la reputación de Guridi como un maestro del drama musical. Sin embargo, y pese al relativo éxito de Amaya, el compositor, fallecido en Madrid en 1962, no volvería a escribir ninguna ópera, centrándose en adelante en el género, normalmente más ligero, de la zarzuela.
Diego Martin-Etxebarria, que hoy dirigirá en el Kursaal la primera interpretación de ‘Amaya’ en la historia de la Quincena Musical, cree que la partitura de Guridi es de gran factura y solidez: «No hay momentos musicales ‘gratuitos’, siempre está al servicio de explicar la historia», afirma el director de Amurrio. «Aunque la ópera se titula ‘Amaya’, es una obra muy coral con numerosos personajes asumiendo roles importantes, y el tratamiento de las voces es bastante ‘sinfónico’, incluyéndolas en el tejido orquestal. Prácticamente no hay texturas de melodía y acompañamiento. Y un elemento muy característico de la música de Guridi, y que en ‘Amaya’ siento aún más claramente, es la capacidad de tomar elementos folclóricos y desarrollarlos a través de una armonía densa, combinándolos con otros temas menos populares».
Pero Martin-Etxebarria es también consciente de la peculiaridad que supone ‘Amaya’ en la producción de Guridi, y de por qué, probablemente, no quiso seguir cultivando la ópera: «Aquí se pone muy ‘serio’», reconoce el director. «La música de Guridi suele ser más popular y optimista; aquí, aunque sigue recurriendo al folclore, todo está tratado de una manera más densa y oscura».
Conflicto
La historia presenta la figura de Amaya, última descendiente del mítico patriarca vasco Aitor. Tras elegir a Teodosio de Goñi como nuevo monarca, el pueblo da por supuesto que Amaya se casará con el futuro rey, pero aunque el amor es correspondido, Amaya está bajo la tutela de su tía Amagoya, defensora fanática de las creencias paganas frente al cristianismo que se impone en gran parte del territorio. El conflicto está servido, y Guridi viste la trama de estos personajes, atrapados entre el amor, la familia, la política y el peso de la tradición, con una música poderosa en la que asoman rasgos wagnerianos.
El personaje de Amaya lo encarnará hoy Arantza Ezenarro, quien ya encabezó el elenco de ‘Mendi-Mendiyan’, de Usandizaga, cuando se interpretó en la Quincena en 2015. Muy ligada a la vida operística de Alemania, donde ha desarrollado gran parte de su carrera, Ezenarro compartirá protagonismo con Gillen Munguía, que será el rey Teodosio. El joven tenor donostiarra está haciendo despegar una notable carrera y ha debutado ya en varios teatro europeos, pero es, sobre todo, un gran defensor de la música vocal vasca, que ha grabado en discos como Lexia, para el sello Sony. En cuanto a Amagoya, guardiana de las tradiciones paganas, estará a cargo de la mezzosoprano de Andoian Marifé Nogales. Junto a ellos, un nutrido grupo de cantantes vascos dará vida a los comprimarios. Lucía Gómez será Paula, Juan Laborería encarnará a Asier, José Manuel Díaz será Miguel, Darío Maya el Anciano, Luken Munguira dará vida a Uchin, y Ainhoa López de Munain y Julen García serán una voz y el escudero, respectivamente. Como suele ser habitual en las funciones de ópera de la Quincena, la parte orquestal correrá a cargo de Euskadiko Orkestra y la coral de Easo Abesbatza.

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