Allá por un lejano 11 de febrero, Idoia Nieves compareció en el Parlamento, desveló una serie de irregularidades en Hacienda y desató una tormenta política en Nafarroa. Al día siguiente, el secretario general del PSN, Roberto Jiménez, soltaba su rotunda frase. «O Yolanda Barcina dimite y convoca elecciones o la echamos». Posteriormente, soltó también «el PSOE en Navarra soy yo». Pues parece ser que no, que en el PSN no manda él, sino los dirigentes del PSOE en Ferraz. Directamente.

Hemos asistido a un culebrón en el que hemos tenido una comisión de investigación que ha dejado en evidencia el clientelismo del Gobierno de UPN, unas conclusiones que confirmaban lo que Nieves había manifestado, una ronda con partidos en los que no se citaba a unos y algunos de los que eran llamados rehusaban acudir, una miríada de entrevistas de Yolanda Barcina en medios de Madrid diciendo que hay un plan perverso de Bildu para romper España (parece que Nafarroa es el eslabón más débil), tertulianos que no saben qué es Geroa Bai pontificando a orillas del Manzanares sobre cuál debe ser el futuro de Nafarroa...

Lo cierto es que estamos a 6 de marzo y se acabó la espera. Esta tarde hay Comité Regional del PSN, pero a nadie le importa ya. Ferraz ya ha dicho que de moción de censura ni hablar y que al PSN no se le ocurra hacer maniobras extrañas ni nada parecido. Donde manda patrón, no manda marinero. Decían que esta vez no íbamos a tener «agostazo». Y es cierto, hemos tenido «marzazo», que suena peor. A mazazo.

Esta crisis ha demostrado que Nafarroa no es en absoluto dueña de su destino ni de su futuro. Está claro que se decide en despachos de Madrid. Pero también se ha demostrado que el Parlamento ha estado lejos de las demandas de la ciudadanía. Resulta que toda la oposición quiere elecciones anticipadas, pero son incapaces de poner los medios necesarios para conseguirlo. Habrá que pensar que en mayo de 2015 tendremos elecciones. Y esas no las puede suspender ni una decisión de Ferraz.