El Ayuntamiento de Iruñea presentó el miércoles el inicio de los trabajos para elaborar un nuevo Plan Director para la Policía Municipal que permita cambiar el modelo heredado por UPN. Transformar el polémico cuerpo es la gran tarea que tiene encomendada Aritz Romeo en esta legislatura.

El Ayuntamiento ha iniciado los estudios y las consultas a la ciudadanía para elaborar un plan director. ¿Se ha iniciado un camino para llegar a dónde?

Para alcanzar otro modelo distinto al desarrollado durante los gobiernos de UPN y que nos ha llevado a donde nos ha llevado. Queremos un modelo de proximidad estratégica, que se basa en cercanía. La Policía debe de estar en contacto con la ciudadanía y el tejido asociativo. Necesita ser más preventiva que reactiva y asentar su trabajo sobre un conocimiento profundo de lo que pasa en los barrios.

La Policía Municipal, durante los mandatos de Enrique Maya y Yolanda Barcina, se ha destacado por imágenes de gran violencia. ¿Este proceso abierto será capaz de acabar con este tipo de situaciones?

Creemos que una policía local dentro de un sistema de varios cuerpos tiene que centrarse en temas esencialmente locales. Y esos temas son los orientados a garantizar la convivencia entre vecinos. Es decir, ha de ser una policía de proximidad y que atienda al tráfico. Además, puede tener otras unidades como las UPA (Unidades de Protección y Acción Social) que hacen un gran trabajo abordando temas como los de la violencia machista o menores, por ejemplo. Pero desde luego, de lo que tiene que apartarse la Policía Municipal es de labores de orden público, que para eso ya hay otras policías y aquí en Nafarroa está Policía Foral. Fomentar la coordinación con ese cuerpo es uno de nuestros ejes de acción.

¿Hay material antidisturbios en la comisaría de Policía Municipal?

No hay lanzapelotas. Existen escudos y protecciones. Se utilizan en intervenciones en domicilios, como por ejemplo, cuando hay casos de maltrato y el agresor puede estar armado. Fuera, en la calle, la indicación es que no se usen. El objetivo de la Policía ha de ser garantizar la convivencia y no centrarse en una actuación represiva.

Hay imágenes de épocas pasadas de policías municipales empleando gas pimienta o armas propias que no forman parte de la equipación.

Nuestro sistema no contempla ese tipo de acciones. Esas prácticas no están justificadas en el modelo de policía de proximidad que planteamos.

La queja más importante que hubo por parte de los movimientos sociales sobre la etapa del jefe anterior, Simón Santamaría, es la militarización del cuerpo. ¿Su idea es revertir esos cambios y volver a lo que había anteriormente?

No solamente el modelo policial debe cambiar de cara a la calle, tiene que cambiar también el funcionamiento interno. Hoy día, fruto de la mala gestión de UPN y de las formas de hacer del anterior jefe, tenemos una situación muy complicada. Hace falta diálogo y consenso. Está claro que el cuerpo debe de estar gestionado por policías, no por militares. Fue un error de UPN dejar la Policía Municipal en manos de un militar.

¿La consulta y los sondeos ciudadanos que empiezan ahora qué es lo que buscan concretamente?

Después de crear una mesa de diálogo con todos los sindicatos, cosa que UPN no logró, se trabaja en una nueva estructura. Ahora iniciamos un estudio sociológico con dos fases. La primera es conocer barrio a barrio qué percepción hay de la policía y, después, detectar qué necesidades se seguridad reales hay en cada barrio. Para eso, los sociólogos han diseñado un sistema de participación con grupos y encuestas. Esto se complementa con un estudio sociolaboral dentro del propio cuerpo, donde se abordará la definición de competencias, el acceso a la formación y otros asuntos, como establecer un sistema de ascenso por mérito y capacidad. De todo este proceso sacaremos una serie de problemas concretos a los que habrá que dar una solución práctica. La idea es que, independientemente de que en el pasado una mala política nos haya llevado hasta una situación compleja, hay que hacer que vuelvan a trabajar como un equipo que funcione.

Dentro de semejante proceso de cambio parece extraño que no se haya cambiado al jefe de Policía que sustituyó a Santamaría. A fin de cuentas, lo nombró también UPN.

Alfonso Fernández no es Simón Santamaría. Para empezar, Santamaría era un militar y Fernández es un Policía que tiene la carrera de sicología. En segundo lugar, lo importante es el equipo. Creo que un grave error de la etapa anterior fue ese personalismo. Lo más importante es volver a hacer ese equipo y lo prioritario es el proyecto de una nueva policía de proximidad estratégica y de cercanía al ciudadano de Iruñea.

¿Y a un jefe nombrado por UPN le ilusiona este cambio de la misma manera?

Hasta el momento, lo está llevando a cabo.