Agustín GOIKOETXEA

Un «pelotazo» es la única fórmula para salvar a Bide Onera

El Pleno del Ayuntamiento de Barakaldo aprobó ayer tarde el Plan Especial de Bide Onera, que permitirá a la cooperativa de consumo más antigua de Bizkaia, a través de una operación inmobiliaria, tratar de mantener su actividad y el empleo de 60 personas.

El futuro incierto de la cooperativa Bide Onera comienza a despejarse después de que el Pleno del Consistorio de Barakaldo aprobase ayer el plan urbanístico que permitirá reconvertir su histórica sede, levantada en 1927 siguiendo el proyecto del arquitecto Ismael Gorostiza, en un edificio de viviendas de lujo, respetando la fachada de estilo neovasco y emplazando en la planta baja un supermercado.

Bide Onera trata así de cumplir con el plan de viabilidad refrendado por los casi 7.000 cooperativistas, la administración concursal y el Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Bilbo para tratar de salvar la cooperativa que nació en 1921 por el impulso de 250 socios fundadores y como alternativa a la Cooperativa de Altos Hornos de Vizcaya. La solución es una operación urbanística a la carta, «un pelotazo», en opinión de quienes lo cuestionan, que no obvian que es la única salida que les queda para tratar de «sobrevivir» tras la gestión que desarrolló en los años más duros de la crisis y la «feroz competencia» de las grandes superficies que se ubican en la afueras de Barakaldo «que ha ahogado el comercio tradicional local».

La operación inmobiliaria es, según la gerencia de la cooperativa, la única solución que ha parecido factible para mantener 60 empleos después de que, en setiembre de 2017, un ERE redujo la plantilla en 26 personas –cerca de un tercio del total de trabajadores– y centrase su actividad en el sector de la alimentación con cuatro supermercados que tiene franquiciados bajo la marca Eroski City –dos en Barakaldo, uno en Arrigorriaga y otra en Igorre– al que se sumaría el contemplado en el futuro edificio de viviendas. El inmueble matriz de ‘‘la Cope’’ permanece sin uso desde hace dos décadas, salvo una zona dedicada a almacén.

En el proceso concursal, Bide Onera optó por su división de alimentación, que fue el origen de la cooperativa de consumo y le es aún rentable, y deja a un lado la moda y el deporte, cuyo negocio obtenía datos negativos al no poder competir con las multinacionales que tienen tiendas en las grandes superficies construidas en las últimas décadas en Barakaldo y su entorno. La decisión estratégica adoptada el año pasado no es la primera reestructuración del negocio de la cooperativa, que ya abandonó antes las tiendas en centros comerciales y la venta de electrodomésticos

Dudas sobre el futuro

La aprobación definitiva del Plan Especial salió ayer adelante con los votos a favor de PNV y PP, en contra del PSE y la abstención de EH Bildu e Irabazi. Maider Urbaneta, edil de esta última formación, manifestó que la construcción de 60 pisos de lujos en el histórico edificio supone «el fin de Bide Onera» y el triunfo de los «intereses especulativos». A pesar de ello, al igual que hizo EH Bildu, se abstuvieron para tratar de que las trabajadoras tengan una oportunidad y «para que el edificio no se venda al mejor postor».

Urbaneta criticó que «se usen los sentimientos y los símbolos barakaldeses para coartar las decisiones políticas», cuestionando el modo en que la gerencia de la cooperativa ha desarrollado todo el proceso. «Independientemente de lo que pase esta tarde, la Cope hace tiempo que dejó de existir tal como la conocíamos», lamentó.

Endika Abad (EH Bildu) habló de «chantaje absoluto» al haberles expuesto que de esta operación especulativa depende el futuro de 60 trabajadoras, incidiendo en que está por ver que se resuelva el futuro de la cooperativa y advirtiendo, además, de que no ayudará tampoco a afrontar el problema de la vivienda en Barakaldo, con alquileres medios que rondan los 700-800 euros. El soberanista insistió en calificar la operación de Bide Onera como un «pelotazo», alertando de que en el expediente no hay referencia alguna a que las plusvalías que se obtengan vayan a destinarse a garantizar los 60 empleos de las trabajadoras o a recuperar los perdidos.

Ana Belén Quijada (PSE) subrayó que lo que se votaba era una «operación inmobiliaria» y que lo relacionado al futuro de Bide Onera era «un cheque en blanco» o «un acto de fe». Negó el «carácter social» del plan de la promotora, aunque reconoció que empatizaban con los intereses de las trabajadoras, que están en una situación «delicada«. El jeltzale Jon Andoni Uria, que mantuvo un pulso dialéctico con la concejala del primer partido de la oposición, explicó que no hay ningún documento urbanístico en el que se recojan aspectos relacionados con la viabilidad social o laboral de un proyecto. Uria dijo que habían desarrollado lo que Bide Onera les había pedido.