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DONOSTIA

Adiós a Luis Gasca, exdirector de Zinemaldia y una eminencia del cómic

Luis Gasca, director del Zinemaldia en 1977 y entre 1981 y 1983, y gran estudioso del cómic ha fallecido este martes en Donostia a los 87 años. Polifacético, vitalista y toda una eminencia, atoseró una de las mejores colecciones internacionales de cómic, conservada en el centro Koldo Mitxelena.

Luis Gasca en 2011, en Komikigunea, cuando cedió su colección de cómics. (Gari GARAIALDE / FOKU)
Luis Gasca en 2011, en Komikigunea, cuando cedió su colección de cómics. (Gari GARAIALDE / FOKU)

Fallecido este martes, el donostiarra Luis Gasca fue director del Zinemaldia en 1977 y entre 1981 y 1983, además de estudioso del cine, del cómic y de la imagen. En su etapa al frente del Festival Internacional de Cine,  consiguió, por ejemplo, que el estreno europeo de la primera parte de la saga ‘Star Wars’ se hiciera en la capital guipuzcoana.

Fue la edición número 25, y acudieron Harrison Ford y Carrie Fisher. Faltó George Lucas, quien estaba ultimando los detalles de una película que sería otro icono: ‘En busca del arca perdida’.

Koldo Landaluze, en un artículo sobre la premiere de ‘Star Wars. Episodio IX: El ascenso de Skywalker˝, lo relataba así: «El sábado 17 de setiembre de 1977, a las 9.00 se proyectó por primera vez este filme icónico que, posteriormente pudo ser disfrutado a las 21.00 y a las 22.30 en el ya desaparecido cine Astoria. En la retina del recuerdo todavía queda impresa la imagen de aquel reportero de TVE en blanco y negro que revelaba a los telespectadores diferentes personajes y máscaras que aparecían en la película. En aquella intervención catódica, dicho reportero legaría para la posteridad la reinvención del nombre del pequeño robot R2D2 como ‘Arturito’».

Su legado, en cómic

Otro de sus grandes legados está recogido en Komikigunea, el espacio de consulta e investigación que acoge el centro cultural donostiarra Koldo Mitxelena, compuesto en gran parte por los fondos recopilados a lo largo de toda su vida por este amante del cómic. Hay auténticas joyas. 

Nacido en 1933 en Donostia, licenciado en Derecho, Luis Gasca también cursó estudios de otras materias como Publicidad, Turismo, Sociología, Psicología, Periodismo...  Desde muy joven hizo patente su pasión por las historietas gráficas. Colaboró con numerosas publicaciones y ha comisariado más de medio centenar de exposiciones temáticas.

También su labor teórica e investigadora fue objeto de una muestra durante la Semana del Cine Fantástico y de Terror de 2012.

«Siempre he pensado en lo efímero del papel. Era esa obsesión de nuestras madres, a las que todos queremos mucho pero que tanto hemos odiado en algún momento, que cuando llegabas del colegio, de la universidad o de la mili, te encontrabas con que había tirado todo a la papelera, pensando que eran trastos viejos. El papel siempre se tiraba, y me ha parecido una barbaridad, una aberración», explicó en enero de 2011, cuando hizo cesión de su colección de cómics al Koldo Mitxelena.

Contaba entonces que, desde una edad muy temprana, había intentado recopilar todo lo que había podido. Así, recalcó sus numerosas visitas a la joyería del ilustrador Rafael Munoa para verle dibujar. «Fue entonces cuando descubrí la revista ‘Pinocho’, de la que Munoa tenía toda la colección, y le decía que esto algún día estaría en algún museo, aunque nos parecía imposible pensar en un museo del cómic cuando no existía nadie en el mundo que investigase sobre ello, ni había tampoco ningún corpus que facilitase esa tarea».

No existían los libros sobre el cómic, tampoco diccionarios, ni internet... Era su obsesión quitar horas a otras cosas para salvar esos restos del naufragio que había en las casas; amontonar papeles, ordenarlos... «Pensaba que una carta de Federico Fellini mandándome unos dibujos de su película ‘Roma’ tenía un valor increíble. En las tiendas de otros países en las que se vendían autógrafos y cartas, una carta de Víctor Hugo tenía un valor incalculable, sin embargo, una carta con dibujos de Fellini no era valorado», apuntó entonces el coleccionista.

Todo ello le llevó a pensar en un sitio donde los investigadores pudiesen encontrar una base para lo que él nunca tuvo, que era empezar a investigar con algo, partiendo de un autor, de una época... y que ello tenía que estar en Donostia. Y allí sigue, ahí está su legado.