Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Lo que queda de la Primavera Árabe

HARKA
Túnez-Estado francés-EEUU-Alemania. 2022. 87’ Dtor. y guion: Lotfy Nathan. Int.: Adam Bessa, Salima Maatoug, Ikbal Harbi, Khaled Brahem, Elyes Riahi, Hsouna Heni. Fot.: Maximilian Pittner. Mús.: Eli Keszler.

Adam Bessa, ganador del premio de Mejor Interpretación en Cannes.
Adam Bessa, ganador del premio de Mejor Interpretación en Cannes. (NAIZ)

​Con ‘Harka’ (2022) el joven actor tunecino Adam Bessa obtenía en el festival de Cannes, dentro de la sección Un Certain Regard, el premio de Mejor Interpretación. Se lo debe en parte a la buena dirección actoral de estilo naturalista puesta en práctica en su primer largometraje de ficción por Lotfy Nathan, un cineasta cosmopolita de origen egipcio que en su largometraje documental ‘12 O’Clock Boys’ (2013) retrató a las pandillas urbanas motorizadas de la ciudad estadounidense de Baltimore. En cambio, esta otra película la tenía que rodar en Túnez, al basarse en la figura real de Mohamed Bouazizi, un joven vendedor local que se convirtió en mártir y símbolo de la Primavera Árabe.

Lotfy Nathan quiere reflejar que doce años después de la revolución del 2011 la situación, lejos de mejorar, ha empeorado para la juventud tunecina, aquí representada por el personaje de Adam Bessa, un chico llamado Ali Hamdi, atrapado en una realidad crítica que se agrava por la corrupción gubernamental y la indiferencia social. La impotencia y la desesperación, junto con el instinto de supervivencia, le llevan a soñar con huir al continente europeo, animado por los relatos de un inmigrante que le cuenta sobre la vida de dinero y mujeres en Berlín.

Sin embargo, el día a día de Ali es bien distinto y no encuentra salida a sus problemas, más aún desde la muerte de su padre. Lo único que le ha dejado es deudas y el tener que hacerse cargo de sus dos hermanas menores, con un hermano que se ha ido a trabajar de camarero a Hammamet. Abandonado a su suerte en la deprimida urbe de Sidi Bouzid, se dedica al contrabando de gasolina y el que le vende el carburante le pondrá a conducir cargamentos ilegales en la frontera.

A pesar de la dureza de la narración, Lofty Nathan le imprime un tono poético mediante la voz en off de la hermana pequeña Alyssa. Ali no es un delincuente, y siempre trata de hacer lo mejor para los suyos y su comunidad.