Romper el tabú –otra vez– para que los profesores hablen por fin de sexo
La implantación del plan Skolae fue tan exitosa en el plano internacional como polémica en el interno. Tras ocho años, la educación sexual sigue omitiéndose en Nafarroa. Los profesores se justifican en que su formación es insuficiente, por lo que 12 centros serán reforzados en un proyecto piloto.

La normalización de la educación sexual en los colegios y una visión integral y sana del sexo se encuentra todavía lejos. El programa Skolae se lanzó en 2018 y supuso un salto considerable, si no revolucionario, en Nafarroa, pero su implantación no se ha completado. El eje de la educación sexual, uno de los ocho del programa de coeducación, continúa lastrado por las tergiversaciones que hicieron fundamentalistas y sigue bloqueado en centros religiosos y algunos públicos. Y los profesores que sí están dispuestos a dar el paso no se sienten preparados, según se desprende de un cuestionario que se envió a todos los participantes el curso pasado.
Educación anunció de cara al inicio de curso su decisión de poner refuerzos para tratar de corregir este tabú para hablar de sexualidad en las escuelas. El Departamento difundió que se trata de «una iniciativa pionera en el terreno de la educación en cuanto al tratamiento de la educación sexual integral, que tiene como meta consolidar una adecuada impartición de los contenidos curriculares a través de la profundización formativa del profesorado encargado de acordar estas materias propias del Plan de Coeducación de Navarra».
Dicho más claro, que la educación sexual no acaba de impartirse como este plan indicaba y que hay que poner sobre la mesa algo «pionero» para ponerle remedio.
«En estos años, nos hemos dado cuenta de que las dinámicas que tienen que ver con la educación sexual finalmente son las que se acababan dejando sin impartir. Dentro de todos los contenidos para potenciar la igualdad, el sexo es muy mayoritariamente la parte a la que los profesores no llegan», comenta Itziar Irazabal, jefa de sección de Igualdad y Convivencia en Nafarroa.
Al consultar desde el Departamento con los distintos centros educativos, los profesores han comentado que se sienten particularmente poco formados para tratar estos temas con sus alumnos. Les resulta más fácil y menos comprometido hablar del empoderamiento o del reparto de tareas que del placer sexual o de la importancia de saber decir que no. Y todo se complica cuando no solo deben asumir esos contenidos, sino también adaptarlos al nivel de desarrollo de los menores y las dinámicas singulares de cada clase.
De lo que trata esta nueva iniciativa es de reforzar a doce centros con sexólogos y especialistas en educación. Estos colegios e institutos se han adherido de forma voluntaria. Como ha venido trabajándose en Skolae, la idea no pasa por crear una suerte de subsección de profesores de sexología e igualdad que acudan periódicamente a los colegios, sino formar a miembros del claustro de modo que cada centro sea autónomo a la hora de incluir actividades coeducativas dentro de las materias ordinarias, como Conocimiento del Medio o inglés.
El sistema de coeducación en Nafarroa no se basa en una subsección de profesores de sexología, sino en formar al claustro para que cada centro sea autónomo a la hora de incluir actividades coeducativas.
«Los profesores nos han comentado que doce horas de formación [que es lo que se les formaba hasta hora] son demasiado pocas como para implementar una clase de educación sexual con el nivel de seguridad suficiente», aclara Irazabal.
A los profesores les sigue dando «reparo» abordar este tema con el alumnado, comenta esta responsable, que insiste en que el programa que se ha desplegado no tiene otro objetivo que romper ese tabú, esas «lógicas inseguridades» para que, por fin, «esos contenidos lleguen a las aulas».
Para profundizar en estos conocimientos, el Gobierno no solo ha destinado medios de Educación, hay también profesionales sanitarios. «Educación, los CASSYR (siglas de Centros de Atención a la Salud Sexual) y el Instituto de Salud Pública hemos diseñado un plan para dotarles de esos conocimientos y asesorarles a lo largo de seis meses», comenta la sexóloga Itxaso Torregrosa.
Torregrosa es una de las especialistas que van a realizar acciones de formación al profesorado de los centros y proponerles dinámicas que llevar a las aulas. «Ofreceremos también acompañamiento y supervisión y todo lo que sea necesario hasta que alcancen ese grado de seguridad que nos han demandado».
La idea, en cualquier caso, es que los profesores a los que se está formando adapten o creen estas dinámicas. No se trata de aplicar un manual cerrado.
Al mismo tiempo, estos profesionales serán un respaldo ante las eventuales problemáticas que puedan saltar en ese centro con temas relacionados con la sexualidad. «Obviamente, también asesoraremos en caso de que haya que intervenir de urgencia, pero para estos casos existen protocolos a seguir».
Torregrosa remarca que no se trata de hablar de preservativos y test de embarazo, «sino de la importancia del decir que no, del qué pasa cuando me dicen que no, cómo me relaciono y quiénes son mis referentes en las redes sociales y en el día a día».
Preguntadas por la acogida que las familias de los centros participantes han dado a este proyecto piloto, Amaya López de Armentia (educadora sexual de los CASSYR) asegura que está siendo buena, pues existe preocupación en las familias ante fenómenos como el acceso a contenido inapropiado a través de internet y la sexualización temprana.
En algunas de las reuniones con madres y padres –precisa la educadora– han empleado mediadores para que familias que llegan de realidades culturales e idiomáticas diferentes entiendan bien cuál es el objeto de este pilotaje.
«No podemos abordar la sexualidad únicamente desde el miedo, desde los peligros, sino que hay que lograr hablar con normalidad», asegura Lopez de Armentia, educadora del CASSYR.
López de Armentia insiste en que la tarea que se van a realizar no se resume en tratar de corregir algunos de los comportamientos sexuales incorrectos que tienen los menores y que han despertado cierta alarma en las familias, sino proporcionar una «visión más amplia» de la sexualidad.
«No podemos abordar la sexualidad únicamente desde el miedo, desde los peligros, sino que hay que lograr hablar con normalidad. Tenemos que ser capaces de ofrecer educación sexual de calidad desde txikis», sostiene.
Las tres especialistas muestran cierta incomodidad cuando se les solicita alguna dinámica. El recuerdo de las actividades que se recogían en el Skolae original y que se sacaron totalmente de contexto por fundamentalistas católicos todavía pesa.
Cabe recordar que, debido a la denuncia de varias familias católicas varios de los profesionales más reconocidos en materia de educación sexual a nivel de estatal fueron llamados a declarar ante un tribunal. Y todo, por el lenguaje técnico que se empleaba en algunas fichas con propuestas para llevar a las clases. La entonces consejera de Educación, María Solana, recibió anónimos y amenazas, así como varias de las responsables del programa.
«No queremos que vuelva a pasar lo mismo, que la noticia acabe siendo una dinámica concreta fuera de contexto. Queremos que se entienda el fondo de lo que estamos haciendo», dicen ahora las responsables del programa de profundización consultadas por NAIZ. Alegan, además, que poco tienen que ver las actividades que se plantean para un instituto que en un ciclo de Primaria o Infantil.
«Una dinámica, por ejemplo, puede tener que ver con que los niños y las niñas sepan cómo se llaman sus partes íntimas. Tienen que saber expresar que una vulva es una vulva del mismo modo que un brazo es un brazo. Una vulva no es el ‘culete de delante’ y un pene no tiene nombre de mascota. Pero, por favor, no titules con culete o algo de esto», advierte Torregrosa, todavía desconfiada del papel que juega la prensa cuando trata asuntos de sexo y menores.
Ese temor compartido por las especialistas a cómo la prensa tratará su trabajo o cómo lo entenderá después quien lea la noticia evidenciar, en el fondo, las carencias en educación sexual no se circunscriben al alumnado o al profesorado que no se siente capaz de tratar estos temas, sino que afectan a la sociedad en su conjunto.

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