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Donostia

Arrancan los ensayos de ‘Pagliacci’, una espectacular ópera sobre la violencia de género

‘Pagliacci’, la segunda producción de Opus Lírica para la temporada de ópera de Donostia, entra en su recta final antes de su estreno. En la iglesia de Zorroaga han arrancado los ensayos de un montaje ambicioso que habla de los problemas más acuciantes de la sociedad actual: la violencia de género.

Imagen del primer de los ensayos de este montaje, que ha tenido lugar este domingo en la iglesia de Zorroaga.
Imagen del primer de los ensayos de este montaje, que ha tenido lugar este domingo en la iglesia de Zorroaga. (Opus Lirica)

Solistas, cuerpo de baile, los diferentes coros... la iglesia de Zorroaga de Donostia ha acogido el primero de los ensayos y una presentación a los medios de ‘Pagliacci’, la nueva producción Opus Lírica dentro de la Temporada de Ópera de Donostia que se estrenará en el auditorio Kursaal los días 17 y 18. El 19 habrá una función familiar.

Con la soprano Ainhoa Garmendia como directora artística y también como miembro del elenco, la dirección musical recae en Iker Sánchez Silva y los directores de escena son P. Ramos y C. Crooke. El elenco protagónico lo componen, junto a Ainhoa Garmendia, Botond Ódor, Nacho Guzmán, Hao Wen, Pau Armengol y Aitor Garitano.

Están también el coro y orquesta Opus Lírica (dir: Alain Ayerdi), la Escolanía Easo (dir.: Gorka Miranda) y la Coral Santa Cecilia Abesbatza (dir.: Laida Otaduy), un cuerpo de baile y diez niños actores figurantes. En total, unas cien personas en un montaje que a priori se vislumbra espectacular. Un reto absoluto, no solo como producción y por la cantidad de gente que mueve, también en lo musical, porque esa obra fue escrita por Ruggero Leoncavallo a finales del siglo XIX y es musicalmente compleja.

Violencia contra las mujeres, a escena

‘Pagliacci’, quiere llevar ante el público uno de los problemas más acuciantes que tiene la sociedad actual: la violencia de contra las mujeres. Y se afronta desde tres puntos de vista distintos. Por un lado está Canio, el personaje que ejecuta por celos a su mujer y a su amante. Canio es asesino pero a la vez es víctima de la educación que ha recibido. Una educación en la que se exige al hombre ejercer el poder y a la mujer ser sumisa a él.

Por otro lado está el coro, que en esta producción representa «la ideología caduca que despliega su ética desfasada y que, en definitiva, es la responsable de que haya muchos ‘Canios’ que acaban matando por considerar a la mujer como una propiedad», explica Opus Lírica.

Y en última instancia está la pieza más vulnerable de la sociedad, «los niños quienes, desde su inocencia, rechazan la violencia y son la esperanza de cambio en la mentalidad machista».

Toda la obra gira en torno a esta reflexión. ¿Quién empuña el arma? ¿Por qué es tan difícil detener esta violencia? Este el punto de partida de ‘Pagliacci’ que, además, se desarrolla en dos líneas diferentes y en cuatro espacios distintos.

Hay cuatro escenarios en donde transcurre la acción y que comprometen a todo el Kursaal. Los dos primeros son la base para la reflexión y el debate; mientras que los dos interiores son la realidad misma, el verismo de una historia que pase en el lugar que pase, sigue siendo una lacra social. Los personajes navegan por esta dualidad cada uno en su lugar y sin tocarse, como si pudiésemos ver en una pantalla la guerra en directo o una muerte.

La escenografía nos lleva al ‘meta teatro’ con cuatro escenarios, cada uno de ellos metido dentro de otro, como las figuritas rusas. La estética diferencia claramente al coro, que ejerce su actitud social y egoísta, y a los payasos, que están basados en la comedia del arte. Los personajes principales identifican sus rasgos sicológicos con su manera de vestir.