GAIAK
Entrevista
Antonio Arias
Cantante y bajista de Lagartija Nick

«Los discos tienen que tener corazón y ser transformadores»

Lagartija Nick acaban de comenzar la gira de celebración de su 35 aniversario. Más de tres décadas, en las que la banda granadina ha demostrado su inquietud creativa, con proyectos arriesgados y casi imposibles que se han convertido en verdaderas joyas artísticas. El sábado 28 actúan en HellDorado.

Integrantes de Lagartija Nick. (Antonio OLMEDO)

35 años ya. ¿Esperaban llegar hasta aquí cuando empezaron?

Teniendo en cuenta que Eric [Jiménez] militaba en KGB y yo en 091, el hecho de crear otra banda cuando las nuestras estaban funcionando parecía un poco locura. Pero era el momento de arriesgarse, las rutinas necesitan ese impulso de expresar, y había miedo pero también mucha ilusión, y el hecho de que, 35 años después, Eric, Juan [Codorniú] y yo nos sigamos viendo en los ensayos demuestra que lo que hicimos lo hicimos con toda la ilusión, aunque en ese momento, seguramente sin pensar tan a largo plazo, porque en la vida uno siempre se pone metas más cortas. Pero es que en mi casa siempre se ha vivido ese concepto de ‘Hoy somos músicos, a ver si somos capaces de seguir siéndolo mañana’.

¿Y en qué momento deciden que Lagartija Nick tenía que ser el proyecto principal?

Estando en dos grupos no consigues colocar todo el repertorio que quieres, y luego estaba la intención de crear algo nuevo… de hecho, yo creo que, gran parte de todo ese movimiento que sucedió en Granada fue por la creación de Lagartija Nick, que era como un posicionamiento por la independencia, huyendo un poco de todas aquellas vertientes que había en los años 80, y por eso buscábamos algo alejado de donde estábamos.

«Creo que gran parte de todo ese movimiento que sucedió en Granada fue por la creación de Lagartija Nick, que era como un posicionamiento por la independencia»

¿Por qué creen que en sus inicios les metieron en el mismo saco que las bandas indie cuando es evidente que, en lo musical, no tenían nada que ver con todo aquello?

Enseguida se interesaron por nosotros compañías grandes, y creo que un poco inspirándose en ‘el efecto Nirvana’ de los 90, daban mucha libertad a las bandas y nos dejaban hacer. Más tarde hubo grupos como Los Planetas y otros que, directamente, entraban en una multinacional. Yo pienso que el tiempo que estás fuera de ese sistema es cuando eres libre, luego con las compañías fuertes ya empiezan las movidas guarras.

Y tras ese éxito inicial con sus primeros trabajos, deciden arriesgar y meterse en ‘Omega’. ¿Sabían que estaban creando lo que, con el tiempo, se convertiría en un disco de culto?

En mi fantasía, yo imaginaba una revolución musical. Salir con un maestro y un genio como Morente, crear un disco, aportar música al mundo y componer a partir de la poesía… en aquel momento estaba convencido de que iba a ser el éxito más grande de nuestra vida. Pero he aquí que, cuando sale, la compañía nos echa al oír la demo, también nos echaban de los conciertos; yo creo que había cierto racismo en aquel momento: un gitano con unos catetos de Granada nos van a decir cómo se hacen las cosas… pero resulta que ni Morente era gitano, ni nosotros unos catetos.

En mi mente, ‘Omega’ iba a ser una revolución, pero no sabía que habría que esperar a que, generacionalmente, cambiara todo el sistema y la escena, para que saliera gente como Rosalía o Dellafuente, y ahora todo es mucho más grande. También trabajamos mucho ese disco en el extranjero, y eso lo posicionó en lo que se convirtió diez años más tarde. Pero es que parece que hay casi una obsesión por la copia, como estamos viendo ahora con la reunión de Oasis, pero es que ese es su sistema. Así que, aquel disco también suponía un acto de resistencia y de plantar cara a la música mundial dándole a todos estos sajones con una música distinta, de la que no tenían ni idea… como decía Miles Davis del jazz, ‘vamos a hacer algo que no entiendan los blancos’.

(Antonio OLMEDO)

… aunque el mayor riesgo era para Morente, quien sí que se jugaba una carrera de muchas décadas, ¿no?

Sí, él siempre me decía: ‘vas a acabar con mi carrera’... y sigo en ello, pero me está costando más trabajo de lo que pensaba (risas). Pero nosotros siempre buscamos esa idea de ruptura, como lo hacían los movimientos de principios del siglo XX, y dentro del fracaso que es que ni hablen del disco, estaba ese sentimiento de crear algo nuevo. Pero es que no se puede ver una cosa desde el prejuicio del rock n’ roll, que es muy fácil de entender; inmiscuirte en tus propia aportaciones y tus raíces sí que requiere un pelín de esfuerzo, pero la gente enseguida dijo que era muy complicado, cosa que, por suerte, hoy no sucede, porque la gente se maneja con más descaro. La idea es tratar de otra forma el patrimonio, sea el flamenco, el txistu o la jota… Pero la cuestión es cómo explicar a alguien, hoy en día, que hace 30 años el disco más famoso de la historia de la música en España fue un desastre… la gente no lo puede imaginar. Mis cicatrices son profundas pero hay que tomar distancia y ver ‘Omega’ desde la actualidad, es un disco que tiene la ventaja de que podía haber sido grabado ayer mismo.

«Mis cicatrices son profundas pero hay que tomar distancia y ver ‘Omega’ desde la actualidad, es un disco que tiene la ventaja de que podía haber sido grabado ayer»

¿Esa exigencia de estar continuamente reinventándose ha influido en los cambios de formación que ha habido en la banda a lo largo de estos 35 años?

Sí, partimos de la base de que en aquel disco había que sacar a los músicos de su estilo porque tenía que haber flamencos para los directos. ‘Omega’, en aquel momento, era necesario para mantener Lagartija Nick, y eso afectaba a la formación porque, por ejemplo, yo quería tender al punk y, al mismo tiempo, era fascinante tener conciertos con Enrique porque era nuestro sistema solar musical. Pero todo eso sí afectó a quién se quedaba y quién se iba, porque un día estabas en una sala ante 200 personas y al siguiente en París ante 4.000. 

Este bombazo cambió nuestra manera de ver la industria, la música, la escena… los discos tienen que tener corazón y ser transformadores, necesitamos estar formándonos constantemente para descubrir cuál es nuestro espectro musical y nuestro ámbito natural.

Desde esa perspectiva, siempre nos arrojamos a proyectos que nos modifiquen como ‘Val del Omar’ después de ‘Omega’, luego la poesía extrema, el hard rock, lo industrial, el pop, el poema sinfónico de mi hermano, la reivindicación andaluza… y así hasta Buñuel, que ha sido la última llamada de transformación hasta el momento. Pero si nosotros nos involucramos tanto en nuestros trabajos es porque siempre buscamos ese espíritu transformador.

¿Es una empresa demasiado arriesgada seguir apostando por los discos conceptuales, teniendo en cuenta cómo se consume la música en el mundo actual?

Tienes que saber que un disco conceptual exige mucho más esfuerzo porque el espectáculo es mayor, requiere más gente y sabes que la recepción va a ser más difícil y hostil que la música habitual en nuestro mercado. Éramos conscientes de ello cuando lo hacíamos y era como ‘Oye chicos, ¿os parece que nos suicidemos de nuevo? Sí sí por favor’ (risas)… pero la compensación de conseguir la modificación artística merece la pena. Por otra parte, también era una buena idea lo del 35 aniversario, porque nos permitía salir un poco de lo conceptual y tocar desde la primera canción que hicimos en 1989, hasta el último single. Ser variado es raro en nosotros, y además nos viene muy bien para cubrir el aspecto lúdico de la banda, que también es importante.

¿Ha habido mucho debate a la hora de confeccionar el repertorio?

Es curioso, porque con los cambios de formación, a Juan o J.J. [Machuca] hay muchos temas que les parecen nuevos, y que a Eric o a mí nos parecen antiquísimas, pero es divertido ir eligiendo para que el concierto sea variado. Ha sido muy divertido crear este repertorio. Por supuesto que hemos discutido, pero siempre dentro del respeto y el cariño que nos tenemos, porque a estas alturas, ya nos conocemos demasiado bien y hemos pasado de todo juntos, nos hemos peleado, nos hemos juntado otra vez… y ahora toca disfrutar de la música y la amistad que es lo más bonito de la vida.

¿Es importante para seguir en este camino el apoyo de un sello como Montgrí, con quienes han trabajado en los últimos discos?

Montgrí es una cooperativa, un sistema más honesto, con todo el mundo trabajando y animándonos a hacer lo que queremos. Es muy diferente a como trabajábamos con las multinacionales y atiende a un objetivo ideológico que siempre hemos tenido claro, como es luchar siempre contra el sistema.

¿Y algún día conseguiremos derrotarlo?

Seguro. Como en mi canción ‘La derrota de Bill Gates’… ¿te imaginas lo que sería derrotar aunque solo sea tres segundos a Bill Gates, a Ellon Musk y a todos estos? Es algo que dice mucho del valor del tiempo, y de la velocidad y la incertidumbre en nuestro mundo moderno. Pero bueno, a esto también sobreviviremos, como siempre, sin dejar de molestar.