Josu MONTERO
Escritor y crítico

Meteoro

Uno de los primeros libros serios que leí, allá en la adolescencia, fue un pequeño volumen que contenía dos insospechadas e indescifrables joyas: “Iluminaciones” y “Una temporada en el infierno”, de un poeta que había escrito aquello más o menos a la edad que yo tenía entonces, Arthur Rimbaud (Charleville, 1854). No entendí nada pero lo comprendí casi todo. Creo que nunca lo he vuelto a comprender como entonces, aunque lo entienda cada vez un poco más. Era obvio que aquel lenguaje te alcanzaba por oscuros cauces que poco tenían que ver con el cotidiano lenguaje lógico-comunicativo. Se abrió entonces para mí un apasionante camino que, como ya intuí entonces, me iba a regalar una experiencia vital que en ningún otro lado se ofrece. Rimbaud escribió toda su obra entre 1870 y 1873, entre sus 16 y sus 19 años de edad. Tras esos tres años, una vida aparte: soldado desertor del ejército colonial holandés en el sudeste asiático, y luego Alejandría, Yemen, Abisinia sobre todo, dedicado al tráfico de marfil y de armas. Y su desoladora muerte en un miserable hospital marsellés a los 37 años. Mauro Armiño ha realizado para la editorial Atalanta seguramente la mejor y más completa traducción de la “Obra completa” de aquel meteoro intempestivo y disolvente. 1.500 páginas que valen su peso en oro. Además de los fulgurantes y visionarios poemas en prosa de mi adolescencia, les recomiendo poemas en verso como el célebre “El barco ebrio” o, por ejemplo, dos escalofriantes sonetos en cuyo centro late el horror de la guerra –¡tan eterno!– con una potencia no menor que en un grabado de Goya; se titulan: “El mal” y “El durmiente del valle”. Búsquenlos aunque sea en la red esa.