Raimundo Fitero
DE REOJO

Parejas

Tengo conexión prestada. Y por todos los canales abiertos me llegan nociones de la vida en pareja. Esta semana sobrevivimos con donosura al día de los enamorados, pero la tensión con la que se pregunta si tienes pareja o no, empieza a ser insultante. En estos tiempos en los que hay varias posibilidades de convivencia, de amor, de relaciones abiertas, cerradas o mixtas, de repente es la pareja la que se encumbra, sea por televisión, juzgados o política partidista.

Hay programas de citas, uno de casamientos a primera vista, o sea, que los guionistas hacen la selección de personal, contactan, les plantean un contrato, una ceremonia cutre y los buscadores de fama mediática se casan y después viene el lío. Se acaba pronto la relación o ni siquiera se inicia. Es una suerte de amor pagado. Una ficción donde lo que importa es señalar que todos quieren tener una pareja con urgencia.

En los juzgados por las declaraciones de Ana Mato y su desconocimiento de lo que ganaba y de los autos que guardan en el garaje su marido, que es una tesis muy de derechas, o de centro o universal para que las mujeres deleguen toda la responsabilidad en su marido. Tesis que debe ser jurídica pues a la señora de Urdangarín la dejan a punto de ser cómplice, pero como no sabía nada, va y con una multa se libra. No ha sido absuelta. Pero insisten en la mentira.

Y la de partido político es la pareja compuesta por Pablo Iglesias e Irene Montero o viceversa. Pareja en casa, en el partido con todo el poder orgánico en sus manos, en el parlamento como líder y portavoz. Algo inverosímil en la ética política clásica. Pero que a esta generación de ambiciosos de poder les parece lo más guay. Compañeros fraternales, amantes, parejitas, todo revuelto. Me parece bastante difícil de digerir, pero ahí están, tan contentos. Que sean felices.