Mikel CHAMIZO
DONOSTIA
79. DONOSTIAKO MUSIKA HAMABOSTALDIA

Mouriz: «Busco en la música inspiración y humanidad»

La mezzosoprano Clara Mouriz ofrece esta tarde un recital en el Museo de San Telmo junto al pianista Joseph Middleton. Mouriz, cuya carrera está sólidamente establecida en el Reino Unido, regresa así a su ciudad natal para mostrar su talento en un variado programa que abarca casi trescientos años de repertorio, desde el Barroco al siglo XX. 

Aunque muchos melómanos vascos ni siquiera sean conscientes de ello, actualmente hay toda una generación de jóvenes cantantes nacidos en Euskal Herria que están realizando importantes carreras internacionales. Ahí están, por ejemplo, los casos de los tenores Xabier Anduaga y Andeka Gorrotxategi, o de las sopranos Arantza Ezenarro y Miren Urbieta, que están actuando en importantes teatros de toda Europa aunque las oportunidades para escucharlos en casa sean muy escasas. Este es también el caso de Clara Mouriz, una joven mezzosoprano donostiarra que ha empezado a estar presente en los escenarios vascos solo tras consolidar su carrera en Gran Bretaña. En 2016, la Orquesta Sinfónica de Euskadi la trajo a su temporada de abono, el año pasado fue Cherubino en “Las bodas de Fígaro” de la Quincena Musical y este verano el festival ha vuelto a confiar en ella en dos ocasiones: para formar parte del cuarteto vocal del “Réquiem” de Michael Haydn que se celebró el pasado sábado y para protagonizar, esta tarde, un recital en San Telmo en el que mostrará, ya en solitario, sus cualidades vocales con un repertorio que va desde el Barroco al siglo XX.

Como en el caso de tantos y tanto intérpretes, la pasión por la música le llegó a Mouriz por vía familiar. «En mi casa siempre había música y se tocaban instrumentos», recuerda la mezzosoprano. «Siendo muy pequeña empecé a estudiar violín siguiendo el método Suzuki y más tarde llegó el piano. Además mis padres me llevaban a muchos conciertos, recuerdo salir del colegio y comer la merienda mientras entrábamos al Victoria Eugenia». Aunque al principio se decantase por el violín y el piano, la chispa por cantar ya estaba presente en su infancia. «Recuerdo mis primeras lecciones de solfeo y cantar con mi hermano sentado al piano», rememora Mouriz. «De alguna forma, aquello era una semilla de lo que es el recital y la música de cámara. Eran simples lecciones, pero recuerdo muy bien el placer de la colaboración». El siguiente paso fue entrar en la escolanía de su colegio y de ahí al Orfeón Donostiarra. Como tantos vascos, tuvo una infancia y adolescencia repleta de música coral, de la que al final surgiría una firme vocación por el canto.

Mouriz comenzó a destacar como mezzo muy temprano, mientras aún compaginaba los estudios de canto con los de arquitectura. Recibió por dos años consecutivos la beca que otorga Juventudes Musicales de España y esta institución le propuso seguir su formación en Nueva York. «Tuve que prepararme muchísimo, hice los tres últimos años de la carrera en uno y solo vivía para la música. Pero al final terminé con el premio de fin de carrera», recuerda la donostiarra. Pero cuando ya estaba con un pie en Nueva York, otra ciudad se cruzó en el camino de Mouriz. «En mi último viaje para gestionar el máster en Nueva York hice una escala en Londres y sentí una corazonada, una sensación, casi la certeza de que mi futuro estaba en esa ciudad». A pesar de que ya había sido aceptada en Nueva York, Mouriz aplicó a la Royal Academy of Music de Londres y fue aceptada en su prestigioso máster para cantantes líricos. Y no era solo música lo que le esperaba a Mouriz en Londres. «El primer año que llegué allí ya conocí al que sería mi futuro marido», apunta con felicidad.

Londres le brindó a Mouriz las oportunidades para iniciar una carrera profesional. Los alumnos de canto de la Royal Academy gozan de un seguimiento muy cercano por parte de los programadores de música británicos, y en 2007 la prestigiosa Kirckman Concert Society apostó por ella para que debutase en Wigmore Hall, al que ha regresado cada año desde entonces. No tardaron en llegar otros reconocimientos, como el Richard Lewis Award que otorga la Royal Academy of Music a sus mejores alumnos de canto. Pero tras dos años en Londres, Mouriz no terminaba de ver claro su futuro. «El Reino Unido es cerrado», explica la donostiarra. «Lleva tiempo, quizá años, que te sientan como uno de los suyos. Te dan todas las facilidades para estudiar y te acogen durante dos o tres años, pero tengo la sensación de que luego esperan que te vayas. La sociedad inglesa se protege bastante del extranjero», opina. Afortunadamente, en 2008 eso cambió por completo para Mouriz. «Gané la Haendel Singing Competition, uno de los concursos más ingleses que hay. Además, gané el premio del público, y desde ese momento empecé a sentirme querida en Londres. Poco después comencé a trabajar con una agencia británica y mi vida allí empezó de verdad”.

Desde ese momento, su carrera fue consolidándose a gran velocidad: en 2011 ingresó en el programa de artistas de las Nuevas Generaciones de la BBC; fue distinguida con el premio Wigmore Hall e Independent Opera en 2009 y 2011; tuvo a Joyce Di Donato y a Felicity Lott como mentoras; y su antigua universidad le concedió el título de Associate of the Royal Academy. A día de hoy, ha debutado con la mayoría de los teatros de ópera y orquestas británicas y ha actuado en dos ocasiones –la primera de ellas invitada por Juanjo Mena– en los Proms, el famoso festival de verano londinense por el que pasan los mejores músicos del mundo. Ha trabajado con algunos de los mejores pianistas acompañantes del mundo, como Julius Drake, Graham Johnson o Roger Vignoles, y Joseph Middleton, que la acompañará en Donostia, se ha convertido en su pianista habitual.

Con su recital en San Telmo Mouriz quiere «agradecer a todos aquellos que me han llevado a disfrutar de la música y de esta carrera». Ha escogido un programa que abarca casi 300 años de música y que le permitirá mostrar todas las facetas de su talento. «La primera parte abre con música inglesa muy querida por mí, de Purcell y Britten. Y que están relacionadas con el mito de Edipo», señala Mouriz, al hilo de que el recital enlaza con la exposición “Arte y mito” que cobija el museo. «Es un programa con bastantes heroínas femeninas de la mitología, como la ‘Didone abbandonata’ de Metastasio en las cancones de Schubert o la ‘Ariadna en Naxos’ de Haydn», explica. «Hacemos también un guiño a la música vasca con ‘Shéhérezade’ de Ravel y a Debussy en el centenario de su muerte con las ‘Chansons de Bilitis’». Es, en resumen, una selección de obras «llenas de poesía, exquisitas y delicadas», que culminará con un ciclo de canciones con el Mouriz ha mostrado gran afinidad, hasta el punto de grabarlo en CD junto con la Orquesta Filarmónica de la BBC y Juanjo Mena. Son las “Cinco canciones negras” de Xavier Montsalvatge y su preciosa fusión de armonías españolas y antillanas. Será el punto final de lo que la donostiarra describe como «un viaje a tierras exóticas, además de un recorrido muy interesante vocal e intelectualmente». «Al final, lo que busco en la música es inspiración y humanidad, y eso es lo que encuentro yo en estas músicas», concluye.