Soledad GALIANA
Dublín

EL BREXIT ELEVA LA TENSIÓN EN UN NORTE DE IRLANDA POLÍTICAMENTE BLOQUEADO

El estallido de un coche bomba en Derry colocado por el llamado Nuevo IRA el 26 de enero muestra claramente cuál podría ser el futuro en el norte de Irlanda en el caso de que la salida de que un Brexit sin acuerdo supusiera la reinstauración de la frontera entre el norte y el sur de Irlanda.

En 2014 la Policía norirlandesa ya apuntaba que el Nuevo IRA –surgido dos años antes de la fusión de grupos entre los que figuran el IRA Auténtico (RIRA) y Acción Republicana contra las Drogas (RAAD)– era la organización que suponía mayor peligro entre las formaciones disidentes IRA de Continuidad, Movimiento Republicano Irlandés (IRM), ONH y Arm na Poblachta). La Policía considera que el liderazgo del Nuevo IRA está formado en su mayor parte por personas que habrían pertenecido al IRA y al INLA durante los treinta años de conflicto en el norte de Irlanda.

El Nuevo IRA ha asumido las muertes de dos oficiales de prisiones: David Black, abatido a tiros mientras se dirigía a su trabajo en Armagh, en 2012, y Adrian Ismay, que murió 11 días después de la explosión de una bomba bajo su camioneta en Belfast, en 2016. También está involucrado en tiroteos y asaltos de castigo, como el de Michael McGibbon, que murió desangrado tras recibir varios disparos en una pierna en 2016.

El artefacto que estalló en Derry fue descrito por la Policía norirlandesa como un «dispositivo crudo e inestable» y dijo que, aunque cree que la actividad y apoyo del Nuevo IRA son fluctuantes, ha sido «el ataque más significativo» de los últimos tiempos. Este atentado con coche bomba puede ser un incidente aislado, o tal vez no. La denuncia del robo de dos vehículos por individuos enmascarados en Derry la semana pasada, provocó nuevas alertas de seguridad dos días después de la explosión frente a los tribunales de la ciudad.

Instituciones paralizadas

La amenaza, cada vez más real, de la reinstalación de la frontera entre el norte y el sur, que supondría demoler uno de los pilares del Acuerdo de Viernes Santo y el proceso de paz, ligada al desinterés y la ignorancia de los políticos británicos, que creen una pérdida de tiempo los esfuerzos por conseguir un estatuto especial para el norte del Irlanda que asegure la implementación de los pactos firmados desde 1998, podrían reforzar las filas de los grupos disidentes opuestos al Acuerdo de Viernes Santo.

A ello se une la crisis política en el norte de Irlanda, donde las instituciones están paralizadas desde enero del 2016, cuando Sinn Fein las abandonó en protesta por la falta de cooperación unionista en la implementación de los acuerdos. Desde entonces, el DUP se ha echado atrás en dos ocasiones cuando ya se habían logrado pactos para facilitar la reinstauración del Gobierno autónomo en Belfast. El partido unionista vive un momento excelente, porque sus diez diputados en Westminster, indispensables para el mantenimiento del Ejecutivo de Theresa May, le permiten el gobierno remoto del norte de Irlanda. Desde el Parlamento británico, el DUP ha frenado iniciativas para garantizar el reconocimiento del matrimonio igualitario (el norte de Irlanda es la única región bajo jurisdicción británica donde no se reconoce) y el aborto, y ha obligado a May a una retirada en el último momento, como cuando ya se encontraba en Bruselas para firmar un acuerdo en diciembre de 2016.

En los últimos meses, el DUP ha sido fundamental para derrotar en el Parlamento el acuerdo entre May y la UE, al votar contra el Ejecutivo para luego garantizar la continuidad de la premier al apoyarle ante la moción de censura del Partido Laborista.

No obstante, la oposición unionista al acuerdo con la UE podría costarle cara. El documento había recibido el apoyo de la Cámara de Comercio y Empresarios y de la Asociación de Agricultores norirlandesas, básicamente las bases del partido, sobre todo en Fermanagh, de donde proviene la líder del DUP, Arlene Foster, al estimar que el estatuto especial otorgado al norte de Irlanda beneficiaba su maltrecha economía.

Pero ahora que gana fuerza la posibilidad de un Brexit sin acuerdo, la posible ruptura de los pactos políticos y de paz en el norte de Irlanda incrementa la frustración de los irlandeses que apuestan por una Irlanda unida. En la República irlandesa, un reciente sondeo muestra que un 62% de los votantes apoyarían un referéndum de unidad. En setiembre de 2018, un 52% de los norirlandeses aseguraban que apoyarían la unificación con Irlanda frente a la posibilidad de una falta acuerdo entre Londres y Bruselas.

 

May defiende su plan ante los partidos norirlandeses

La primera ministra británica, Theresa May, viaja a Belfast para explicar a la sociedad civil y a los cinco principales partidos su plan para el Brexit, en punto muerto por la cuestión de la salvaguarda irlandesa, que Bruselas reiteró que no renegociará. Las cinco formaciones le transmitieron visiones radicalmente opuestas sobre la salida de la UE. DUP y UUP le pidieron obtener de Bruselas garantías sobre los posibles cambios introducidos en la salvaguarda, mientras que Sinn Féin y SDLP recordaron que esa salvaguarda es la única solución para mantener abierta la frontera tras el Brexit, clave para las dos economías de la isla y su proceso de paz.GARA