Jon ORMAZABAL

«BOTILLEROS» DE NUEVA GENERACIÓN

Su llegada al mundo de la pelota es anterior a la decisión empresarial de prescindir de una figura tan arraigada en este deporte como la delos botilleros, pero con una dedicación mucho más profesional y meticulosa, los grupos de trabajo de los pelotaris se han convertido en una nueva suerte de consejeros y sicólogos de los manistas profesionales, en una labor que va mucho más allá de la mera preparación física, su principal quehacer. Carlos Chocarro y Rubén Ayarra, responsables de Zentrum, en Barañain, donde entrenan Joseba Ezkurdia y Peio Etxeberria, y David Domínguez, que lleva el grupo de Jokin Altuna, Erik Jaka, Julen Martija e Iñigo Bikuña, nos acercan esa otra realidad del trabajo diario de los pelotaris.

Chocarro, capitán del Anaitasuna de balonmano, y Ayarra, palista que también compite a un nivel muy alto, se hicieron cargo de la preparación física de Zentrum, un espacio de entrenamiento deportivo y fisioterapia funcional-dinámica para el alto rendimiento, en junio de 2018, por lo que han vivido en primera persona la instalación de Joseba Ezkurdia en la elite del cuadro. El de Arbizu ya mostró en la entrevista publicada en estas páginas que el ambiente y la confianza que ha generado con el grupeto de Barañain son una parte importante de su éxito y que es allí donde más se suelta a la hora de plantear sus dudas o sentimientos referentes a la cancha. Por mayor similitud entre sus deportes, es Ayarra quien más encima está del de Aspe. «Lo que intentamos es ayudarle en todo lo que podemos. Aparte del tema físico, tanto Carlos como yo, aportamos la experiencia en el deporte que tenemos. Carlos es profesional, lleva muchos años en Anaitasuna, conoce muchas situaciones que se viven en torno al deporte e intentamos hacer puestas en común y dinámicas de grupo para intentar ir más preparados a los partidos y a las situaciones que se pueden dar en ellos», explica.

En principio, pocas son las similitudes entre el balonmano, un deporte colectivo, y la pelota, básicamente individual, pero Chocarro entiende que «son deportes muy diferentes pero cuando vives un deporte, esas situaciones de estrés, esas situaciones que se generan antes, durante y después de un partido, son muy similares cuando te enfrentas a una competición. Al final, Rubén controla mucho más lo que es lo meramente táctico-técnico, pero hay muchos otros aspectos. Si Joseba está donde está, es porque la pelota la tiene él, estuviéramos nosotros no, sería el mismo Joseba Ezkurdia, pero siempre que estás dentro, tienes que intentar ayudar en todo lo posible, sobre todo mentalmente y físicamente, que es donde nosotros podemos ayudarle, donde intentamos hacer lo más posible», analiza el balonmanista.

En este sentido, el extremo izquierdo del Anaitasuna entiende que el buen momento del de la Sakana coincide con el tiempo en el que su compañero Rubén se hizo cargo de la preparación del voleísta de Arbizu, pero sin olvidar que «también está en su madurez deportiva, ha empezado a trabajar otras muchísimas cosas y, sobre todo, el hecho de ganar su primera txapela, que le ha dado mucho poso para sentirse importante y empezar sobre todo a sobrellevar mejor lo que es la presión de la competición».

No es, la mano profesional, por la forma en la que está confeccionado el calendario, la modalidad más sencilla para su planificación, pero Rubén Ayarra nos explica groso modo, cómo es la planificación en torno a Ezkurdia. «Cada semana es diferente en función del partido. Hay semanas que viene tres días a entrenar y hay semanas que viene sólo dos porque tiene los partidos más seguidos y tiene que compaginar con el frontón. Cuando es una semana larga hacemos un día de recuperación tras el partido, con trabajo preventivo, sobre todo a nivel de hombro, que Joseba utiliza mucho la volea y es lo que más suele sufrir. Luego metemos un día más de carga específica en función de la competición que tenga y cerca de la competición hacemos un día de activación y esa puesta en común, sobre todo en los partidos importantes, de los aspectos que creemos importantes para el partido».

El factor Irujo

Es en esos días especiales cuando en Zentrum reciben la visita de Juan Martínez de Irujo, que también cincelaba su cuerpo en las instalaciones de Barañain antes de su prematura retirada. «Es la persona de confianza, no te diría mentor, sino esa referencia y unas cuantas palabras suyas, para lo bueno y para lo malo, son muy importantes. Tanto Juan con Joseba y, Joseba en este caso ahora con Peio, hacen un poco esa figura», nos apunta Chocarro.

Tampoco se olvida el iruindarra de ese heterogéneo grupeto con el que los dos manista de Aspe comparten parte de sus entrenamientos; el árbitro de fútbol Eduardo Prieto Iglesias y el aizkolari Joxean Etxeberria. Las capacidades que trabajan son muy diferentes, pero el ambiente entre ellos les permite arroparse y aislarse de las presiones y obligaciones del deporte profesional.

Futbolistas, jóvenes balonmanistas, practicante de artes marciales... prácticamente todos los deportes tienen cabida en Zentrum, donde se adaptan tanto a las discilplinas como a las propias necesidades y disponibilidad de sus usuarios. En ese sentido, Ayarra nos confirma que tanto Ezkurdia como Etxeberia son muy disciplinados, «Joseba se dedica 24 horas a él y al deporte».

De cara al domingo, Chocarro ha visto tranquilo y confiado a Ezkurdia al que acudirá a ver el domingo a Iruñea, tras disputar esta tarde su partido de Asobal en Sagunto. Al margen de los entrenamientos, Ayerra y Chocarro suelen acompañar aal pelotari a todos sus partidos, siempre que sus compromisos se lo permitan. Por ejemplo, en este último Cuatro y Medio, el de Arbizu sólo ha jugado un partido sin el acompañamiento. Mañana ninguno faltará.

Esa es una de las primeras diferencias en el «librillo» de David Domínguez, preparador de Jokin Altuna que, a pesar de pasar muchas horas al día en el Arena, concretamente en las oficinas de la Federación de natación, mañana no se acercará al coliseo iruindarra y esperará noticias distrayéndose con otra actividad, ya que «me pongo muy nervioso. Normalmente es mi madre la que me llama, si llama rápido buena señal, si tarda más...». Algo genético debe haber, pues Altuna, que tampoco tiene para vender al de Burlata «es un gran acierto dentro de mi carrera», nos confesó, también nos contó esa labor de sicólogo que ejerce con ellos. «Estamos muy a gusto con él, creo que está haciendo una gran labor y no sólo físicamente, personalmente también nos ayuda un montón. Es una persona muy lista y sabe tratar a una persona que está baja de moral. Es un bromista nato, pero también sabe cuando tiene que estar serio. Si en un partido nos llevamos un chasco grande, esa noche no nos llama, lo hace al día siguiente y siempre nos dice “no quiero hablar del partido, sólo quiero saber cómo estás”».

Domínguez lo tiene claro. «Ten en cuenta que con Jokin llevo unos cuantos años y es una relación que transciende lo deportivo. Esa es un poco la concepción del entrenamiento, no sólo el físico, sino también lo emocional», argumenta. Eso sí, «no eres su amigo, eres su entrenador, pero es una concepción que trasciende, así es más fácil entrenar y entender las cosas que pasan», nos explicó tras tener ayer su último contacto con el amezketarra en Tolosa.

Por filosofía, Domínguez es partidario de buscar la autonomía del deportista «pero sabiendo ellos que siempre estás ahí. Es una relación muy bonita. A mí me gusta». Así , Altuna realizará hoy, por su cuenta, una sesión de activación y mañana por la mañana también realizará otra de unos 20 minutos. «Entrenamos todos los días de la semana, incluso aunque haya partido. Eso de descansar es del siglo XVIII, en el entrenamiento moderno hay que entrenar todos los días», defiende. Evidentemente, las de los días previos a la competición son «cargas específicas pequeñas, refuerzos al cuerpo de lo que tiene que hacer en la competición».

Talento y madurez, dos términos que a su entender van unidos, son dos de los adjetivos que más repite a la hora de referirse a un Jokin Altuna al que sí nota «algo distinto, se cierra más» en las horas previas a la final, «aunque a pesar de su juventud tiene el culo pelado y tiene mucha experiencia».

La sensaciones acuales son muy diferentes a las del año pasado. «A Jokin y a otros pelotaris, el momento se lo marca el verano. La saturación de partidos conlleva una factura física y mental. En 2018 esta fatiga produjo una lesión y comenzó el campeonato sin entrenar y con muchas dudas, llegó a la final y jugó muy dignamente. Este año es diferente porque, aunque ha sido un verano duro, él lo ha sabido manejar mejor, sobre todo a nivel mental, vestir la camiseta roja de campeón también pesa más. A nivel físico también vamos construyendo poco a poco y está un pasito más adelante, ése es el objetivo, dar un pasito adelanta cada año».

Y es que, con las lógicas adaptaciones, Domínguez tiene muy clara su «hoja de ruta» y que trabaja con un joven de 23 años y que no caerá en el error de saltarse etapas. «Pensamos en que Jokin llegue a los 28 años siendo ya un deportista hecho», apunta.

Este Campeonato le deja un sabor de boca doblemente dulce, pues Erik Jaka también ha dado un paso importante adelante. Ambos se enfrentaron en semifinales, pero el plan y el ambiente no varió en absoluto. «Erik es como el hermano mayor de Jokin».