Arturo Puente
Periodista
JOPUNTUA

Redistribución climática

La crisis medioambiental es una oportunidad de oro para hacer la redistribución que durante décadas no hemos sido capaces de llevar a cabo. Bien, en realidad este no es el enfoque correcto. La realidad es su viceversa, que la redistribución es ahora mismo la única receta con posibilidades de éxito ante la emergencia climática. La casa está en llamas, no hay tiempo que perder, y el mundo va a tener que reducir en términos generales algunos consumos pero, sobre todo, va a tener que volver a repartir los recursos de una forma más equitativa. O se va a ir al garete.

Cuando hablamos de redistribución no debemos verlo únicamente como transferencias entre rentas, que también y por supuesto. Pero hay muchas más cosas que equilibrar. A las diferencias de renta y clase se les suman las de género, las geográficas y que simplemente están determinadas por los hábitos de consumo o el lugar que uno ocupa en el sistema de producción.

Como principio general, las medidas contra la crisis climática deberían ser más pesadas para quienes siempre se han beneficiado de su situación de privilegio, y más benignas para quienes están hartos de pagar las consecuencias. Por eso es normal que a uno le genere dudas el veto a los coches de una determinada antigüedad en las ciudades, pues siempre tiene la sospecha que se está dificultando la vida a los trabajadores pobres. Hay que admitir sin embargo que la medida grava un hábito tan perjudicial que es bien posible que merezca la pena por sí misma.

‏Ahora el Ayuntamiento de Barcelona está promoviendo que desaparezcan los vuelos de menos de 1.000 kilómetros que tengan alternativa en tren. Mirado con las gafas de la redistribución de rentas puede parecer oportuno pero, ¿tiene sentido en un sistema aeroportuario radial, donde más de la mitad de los vuelos que llegan a Barcelona han hecho escala, la mayoría en Madrid? ¿Y qué decir del resto de aeropuertos satélites del sistema centralista madrileño? La crisis climática es una oportunidad para redistribuir pero, que a nadie se le olvide, también para lo contrario. Cuidado con no pensar dos veces las propuestas.