Mikel INSAUSTI
DONOSTIA
«POR LOS PELOS»

¿Qué es peor la calvicie o la caspa?

Todos los caminos conducen a Atresmedia. Antena 3 denunció a Tele 5 por plagio, en vista de que las series “La que se avecina” y “Aquí no hay quien viva” eran la misma cosa. Pues bien, a finales del 2019 se emitió un capítulo en el que Antonio Recio viajaba a Turquía para hacerse un injerto capilar. Y, por esas casualidades de la vida, el actor que interpreta a Javier Maroto, otro de los personajes más famosos del serial, el cada vez más solicitado Antonio Pagudo, es el protagonista de la película “Por los pelos” (2022), y también viaja a Estambul para hacerse el dichoso reimplante. El universo antenatresiano, como decía el calvo catódico Alfonso Arús, es así de limitado. Por eso el realizador preferido de la casa es Nacho G. Velilla, a sabiendas de que nunca se va a salir del destino marcado como creador de “7 vidas” (1999) y “Aída” (2005). Su trabajo consiste en hacer que el público familiar que ve la televisión en el salón de su casa vaya a una sala de cine para seguir viendo en la pantalla grande a idénticos repartos y con igual sentido del humor. Pero, salvo que te llames Santiago Segura, nadie tiene la fórmula exacta para asegurar un taquillazo. Y “Por los pelos” (2022) carece de tirón suficiente para convencer y contentar al espectador menos exigente. De nada sirve que multiplique el problema de la alopecia por tres, con tal de procurar ramificar la pobre anécdota central, ya que el trío protagónico no da juego y carece de gracia cómica. Se muestran incapaces de sostener un planteamiento casposo al estilo de las peores comedias del tardofranquismo, cuando se hacía bufa de taras sociales tratadas superficial y burdamente. La crítica coyuntural del culto a la imagen es ridícula, pues no pasa de la supuesta baja autoestima del machito ibérico al que se le cae el pelo, y que está provocada en parte por mujeres que juzgan a los hombres por su físico, acomplejándolos. El personaje de Eva Ugarte es víctima de tan zafio enfoque sexista.