Koldo LANDALUZE
CRÍTICA: «CLIFF WALKERS»

Atrapados

Zhang Yimou vuelve a incidir en los pasajes históricos de China para recordarnos su gran talento visual, dentro de un filme de espionaje denso y elegante.

Escenificada en la China de los años 30, dentro de los territorios del estado de Manchukuo, la historia sigue de cerca la misión compartida por cuatro agentes especiales del Partido Comunista que, tras ser entrenados en la Unión Soviética, regresaron a su país para ejecutar una misión secreta. No obstante, los cuatro agentes serán objeto de una traición que los colocará en una tesitura compleja. Más allá de la evidencia que puede desprenderse de un guion en apariencia destinado a satisfacer al Gobierno, Yimou teje una sofisticada tela de araña abierta da diferentes lecturas y en la que queda claro, sobre todo, el homenaje que el autor de obras maestras como “Sorgo rojo” (1988) ha tributado a «todos los héroes de la Revolución» y, sobre todo, a quienes ejercieron labores de soldados en la sombra en la guerra que China mantuvo con Japón y en un territorio tan farragoso como fue el estado de Manchukuo. Desarrollada en una escenografía agreste y gélida, la película transmite con acierto la tensión compartida por los acorralados agentes y, a medida que avanza la historia, su director tiende a ser un tanto críptico en su mensaje y delega todo el peso de la acción en la conducta de sus personajes y en un diseño visual apabullante muy bien acompañado por un ritmo oportuno.

El filme no elude la violencia y la crudeza que se derivan de unas situaciones tan extremas, pero su director se las arregla para componer pasajes cargados de un gran lirismo evocador.