Txisko Fernández
Periodista
TXOKOTIK

¿Qué dicen las grullas?

Hace un par de noches escuché a las grullas mientras cruzaban por encima de nuestro tejado. Al día siguiente, alguien me comentó que esas bandadas tan escandalosamente atractivas anuncian el frío cuando llegan a nuestro país desde el norte. Efectivamente, el frío llegó pegado a sus alas, que también han dejado un rastro de nieve en muchos de nuestros montes.

Para mí no es un recuerdo de infancia. El sonido de las grullas en pleno vuelo, o la visión de una de sus amplias formaciones, me sigue resultando exótico. Por eso, todavía me pregunto cuál es el significado de esos parlamentos aéreos. ¿Qué dicen las grullas?, ¿van conversando entre ellas?, ¿hablan para que les escuchemos los demás?, ¿hablan por hablar o para llegar a una conclusión?, ¿cuentan las más veteranas a las más jóvenes cómo ha cambiado el paisaje que sobrevuelan?, ¿se animan cuando ven que una compañera afloja el aleteo?

Tengo distintas respuestas para cada una de esas preguntas. Quizás ninguna sea válida pero difícilmente me van a desmentir las grullas, al menos en un lenguaje que comprendamos las personas que disfrutamos tanto caminando como envidiamos su vuelo.

Lo que me resulta más difícil es responder a esas mismas preguntas si, gracias a una metamorfosis figurada, convertimos a las grullas en personas o -precisemos un poco más- si las transformamos en representantes de distintas opciones políticas. Pongamos un ejemplo: ¿Tan difícil es que un día, solo durante un día, el debate político se desarrolle de forma constructiva? Tristemente, la respuesta que más consenso suscita a mi alrededor es que, prácticamente, es imposible.

¿Entonces -pregunto-, por qué no es tan difícil encontrar numerosos ejemplos de acuerdos y consensos alcanzados entre distintas formaciones políticas en materias muy diversas? La respuesta que más escucho es que eso suele responder a un «intercambio de cromos», a un trueque basado en intereses partidistas que, en muchas ocasiones, poco tienen que ver con el interés común.

Sigo buscando respuestas que me resulten más satisfactorias y he lanzado mis preguntas hacia el cielo nocturno. ¿Las escucharán las grullas?, ¿se preguntarán por qué gritamos tanto?, ¿nos ven caminar desorientados?