Urtzi Urrutikoetxea | 7K
Entrevista
Fatima Tlisova
Periodista

«Rusia quiere tapar sus crímenes en Sochi»

Fatima Tlisova es una de las periodistas circasianas más conocidas. Por sus crónicas sobre la guerra de Chechenia y la impunidad y la corrupción en el Cáu-caso Norte sufrió palizas, envenenamientos, secuestros, torturas en las que le quemaron los dedos con cigarrillos («para que puedas escribir», le dijo el FSB), y un acoso constante contra sus hijos. Desde 2007 reside en Estados Unidos y ha sido galardonada con numerosos premios internacionales por su trabajo.

Fatima Tlisova
Fatima Tlisova

Usted denunció que estaba en una lista para ser asesinada como la propia Politkovskaya.
El shock no fue tanto por saber que alguien me quería matar, sino porque habían contratado a chechenos para hacerlo. Ni siquiera eran discretos, eran jóvenes con peinados modernos y ropas caras. Les miré y pensé que quizás habían sido enviados a luchar como niños durante la primera guerra. Despojados de sus raíces, se habían convertido en asesinos universales. Los rusos ya lo habían hecho en los tiempos de Yermolov, en el siglo XIX (precursor de las tácticas de tierra quemada). Parece que hay cosas que no cambian.

Siglo y medio después, ¿los circasianos siguen transmitiendo la historia?
En los libros de historia en Rusia no hay ninguna mención a los circasianos. Lo que aprendí lo hice a través de mi bisabuela y de mi abuela, que me transmitieron las historias de las que sus madres y tías fuerontestigos. Historias terribles, aunque heroicas y hermosas.

¿Alguna en concreto?
Una decía así: «Los rusos solían venir a las 3 o 4 de la madrugada. Rodeaban el pueblo y lo atacaban. Los animales nos alertaban, podían oler la muerte mucho antes que nosotros. Con ‘muerte’ me refiero a que los rusos siempre llevaban varias cabezas de circasianos ‘ejemplares ’ –hombres y mujeres de todas las edades–, los más bellos. Nos decían que las cabezas eran enviadas al zar, que las mantenía en jarrones de cristal (siguen en la Kuntz-Camera de San Petersburgo, pese a nuestras peticiones para que las devuelvan y poder darles así un enterramiento digno). Cogían los caballos y después mataban, robaban y violaban. Mi madre escapó al río pero su hermana pequeña fue vendida a los otomanos; tenía 14 años y era muy hermosa. El padre de mi madre y dos hermanos murieron y el pueblo fue pasto de las llamas. El río estaba tan lleno de cadáveres que ni los perros bebían de él».

Lo cuenta en primera persona.
Rusia intentó esconder nuestra historia, pero esta estaba sobre nosotros. Justo tras la caída de la URSS hubo un tiempo en el que sentimos que la historia ya no era tabú, pero de nuevo se ha vuelto peligroso.

Pero la campaña contra Sochi continúa.
Sochi tiene un significado especial para los circasianos. Imagina que conoces un lugar con cientos de fosas comunes, en algunas incluso tienes a parientes cercanos. Por eso se opusieron los circasianos a los Juegos. Al levantar las construcciones de las Olimpiadas sobre las tumbas de nuestros antepasados, Rusia da el paso de borrar sus crímenes contra la humanidad. Los ancianos circasianos apelaron al Parlamento Ruso, al presidente y al Gobierno pidiendo una investigación sobre las fosas comunes en el territorio de Sochi. Nunca recibieron ninguna respuesta.