
Tal día como hoy hace ahora dos años se certificaba la muerte de Iñigo Cabacas Liceranzu. Tras cuatro días en coma, el joven hincha del Athletic no pudo superar las graves heridas provocadas por una letal carga de la Ertzaintza en el callejón María Díaz de Haro de Bilbo, tal y como certificó la autopsia.
Era el 5 de abril de 2012. El Athletic se encontraba inmerso en una vibrante situación en la Europa League. Ese día los leones lograron una importante victoria ante el Schalke 04. Alcanzaban las semifinales tras derrotar al conjunto alemán y la final de Bucarest se veía cada vez más cerca. La afición se volcó con el equipo y las horas posteriores al partido se convirtieron en una fiesta por todo lo alto. Como de costumbre, el callejón María Díaz de Haro era un hervidero de gente que salió a la calle impulsada por la ilusión ante la prometedora trayectoria que proyectaba su equipo.
Iñigo Cabacas Liceranzu también se sumó a esa fiesta con su habitual grupo de amigos, celebración que en pocas horas se convertiría en una tragedia que aún sigue latente en la memoria colectiva.
El joven bilbaíno fue víctima de una brutal carga de la Ertzaintza. Resultó herido mortalmente y, tras cuatro días en coma, murió en el hospital hace ahora dos años: el 9 de abril de 2012.
Aquel día supuso el punto de partida de un recorrido hacia la búsqueda de responsables, verdad y justicia que se ha visto atascada en gran parte por la opacidad institucional. La tergiversación de la verdad comenzó pocas horas después de la muerte de Cabacas, cuando el entonces consejero de Interior de Lakua, Rodolfo Ares, anunció –instantes antes de que la autopsia confirmase la bala de goma como causante del fallecimiento–, que «todas las hipótesis» estaban abiertas. Dos días después, y en comparecencia parlamentaria, el propio Ares acusó a los testigos de no decir la verdad e hizo referencia a una supuesta batalla campal para justificar la actuación policial.
Ares también arremetió contra aquellos que intentan esclarecer los hechos, entre otros el Ararteko, Iñigo Lamarca, que acusó a Interior en más de una ocasión de no ofrecerle la información para investigar los hechos. Algo a lo que Ares respondió continuamente señalando que Lamarca no tenía «la competencia» para investigar los hechos, incluso cuando el Ararteko concluyó, en diciembre de 2012, que el uso de la fuerza por parte de la Ertzaintza en los casos de Cabacas y de Xuban Nafarrate no estaba justificado.
‘Ugarteko’ y Aldekoa
Las comunicaciones internas de la Ertzaintza aquella fatídica noche divulgadas por NAIZ y GARA arrojaron algo de luz sobre lo que realmente aconteció esa noche y sirvió para que posteriormente se hicieran públicas las identidades de algunos responsables que diseñaron el operativo y que estuvieron al mando aquella noche.
La carga policial fue ordenada por el mando de la Ertzaintza de la comisaría de Deustua, ‘Ugarteko’, a pesar de que los agentes desplazados al callejón de María Díaz de Haro insistieron a sus superiores que la tranquilidad reinaba en el lugar.
«Le repito las ordenes para que queden bien claras. Se lo acabo de comunicar al suboficial de grupo que está trabajando. Entren al callejón con todo lo que tenemos, entren en la herriko, controlan la situación y los que haya que pueden ser posible agresores se les controla o se les echa, y se toma toda la posición», ordenó ‘Ugarteko’ sin atender al diagnóstico del mando de la patrulla.
Jorge Aldekoa, el actual jefe de la Ertzaintza, nombrado por el Gobierno de Lakua para ocupar el cargo en noviembre de 2013, era aquel entonces intendente jefe de la Ertzain Etxea de Bilbo y fue el responsable de planificación de todo el dispositivo policial. La plataforma Iñigo Gogoan ha recabado más de 22.000 firmas para que sea cesado de su cargo.
Sin embargo, ninguno de estos nombres consta entre los imputados en la investigación que se desarrolla en un juzgado de Bilbo. La juez Ana Torres, encargada de instruir el caso, ha imputado por el momento a cuatro ertzainas que participaron en el operativo de aquella noche. Los agentes procesados son los tres que reconocieron en sus declaraciones haber disparado pelotas de goma y el responsable del furgón policial, el suboficial que dio la orden directa de disparar.
Estos cuatro agentes ya fueron apartados en su día en la comisaría de Bilbo en la que estaban destinados y que en la actualidad se dedican a labores administrativas y burocráticas.
La acusación particular del caso Cabacas, ejercida por la abogada Jone Goirizelaia, solicitaba recientemente a la magistrada más imputaciones en la causa y afirmaba que existen «nuevas pruebas que nos harán avanzar más en este caso». Mientras, la familia de Iñigo Cabacas ha llevado el caso ante el Relator de la ONU.
Dos años de la pérdida de su único hijo
Precisamente la pasada semana, cuando se cumplían dos años de la carga policial, NAIZ se entrevistó con la letrada y con los padres del joven hincha del Athletic: Manuel Cabacas y Josefina Liceranzu. En el reportaje, que se puede leer aquí, los familiares mostraban su desesperación coincidiendo con este segundo aniversario. «Muertos. Moralmente estamos destrozados».
Al pesar por la pérdida del único hijo de la pareja, Manuel y Fina han tenido que armarse de valor para hacer avanzar en el esclarecimiento de lo sucedido y la asunción de las responsabilidades correspondientes. Se sienten engañados y despreciados por las instituciones y por los partidos que en su día les prometieron una ayuda que nunca llegó.
«El mismo [lehendakari, Iñigo] Urkullu, el día del homenaje a todas las víctimas, pasó a un metro de mí y no se dignó ni a darme el pésame», apunta el padre de «Pitu» y acto seguido recuerda que, tras los incidentes acontecidos en Bilbo por el Foro Económico, la reacción de condena fue casi inmediata. «¿Por qué? ¿Acaso valen más unas lunas rotas que una vida humana?», se cuestionaba. Muchos interrogantes que, de momento, no encuentran la respuesta necesaria.

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