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BUENOS AIRES

Argentina inicia su giro a la derecha de la mano de Mauricio Macri

Argentina inicia su giro a la derecha tras la toma de posesión como presidente de Mauricio Macri, quien prometió llevar al país hacia el desarrollo, luchar contra la corrupción y buscar «la unión de todos los argentinos tras años de enfrentamientos». Parte del kirchnerismo, con Cristina Fernández al frente, no acudió a la ceremonia.

El empresario liberal de derecha Mauricio Macri se convirtió ayer en el nuevo presidente de Argentina prometiendo «un tiempo nuevo» tras finalizar el ciclo político más largo de la democracia argentina que lideraron Néstor Kirchner y Cristina Fernández desde 2003.

Ante un jefe de Estado provisional durante doce horas, el senador Federico Pinedo, Macri juró su cargo en una ceremonia sin traspaso de mando con su antecesora Cristina Fernández, ausente a raíz de un desacuerdo de protocolo que en último minuto zanjó la Justicia.

El nuevo presidente completó los actos protocolarios de toma de posesión de la Jefatura del Estado al recibir el bastón de mando y la banda presidencial en la Casa Rosada, sede de la Presidencia, tras prestar juramento en el Congreso.

Un fallo judicial inédito por el desacuerdo sobre el protocolo del traspaso de poderes –Macri quiso retomar la tradición previa al kirchnerismo y recibir los atributos en la Casa Rosada, mientras que Fernández pretendía entregárselos en el Congreso– indicó que el mandato de Fernández cesaba el miércoles a las 23.59.

Tras 8 años de Gobierno y 12 en el poder, esta fue despedida el miércoles con llantos por una multitud en un emotivo acto a las puertas de la Casa Rosada, durante el que destacó la gestión kirchnerista en doce años de «hostigamiento permanente» por parte del poder judicial.

Macri y Fernández rompieron relaciones por el lugar de la entrega de la banda y el bastón presidenciales y ayer, en un hecho inédito en el país, la presidenta saliente, y los diputados del Frente para la Victoria, no asistieron a la toma de posesión de su sucesor. El bloque kirchnerista del Senado dejó libertad de acción a sus integrantes y, aunque inicialmente se esperaba también una «plantón», un buen número de sus integrantes, varios gobernadores e incluso el excandidato oficialista, Daniel Scioli, sí acudieron.

En su primer discurso ante el Congreso, el millonario empresario y expresidente del club Boca Juniors, de 56 años, convocó a la unidad nacional, condenó la corrupción y el narcotráfico, prometió una Justicia independiente «sin jueces militantes» y advirtió de que los problemas económicos y sociales no se resolverán de la noche a la mañana. Macri insistió en que «el país tiene sectores que piensan de diferentes maneras pero no está dividido» y agregó que «ahora todos debemos unirnos para crecer y mejorar».

Macri encuentra un país polarizado tras ganar con una pequeña diferencia la segunda vuelta del 22 de noviembre (51,33% contra 48,66%) a Scioli.

Al hablar de las «distintas formas de ver la realidad» Macri, que es esperado con los brazos abiertos por los mercados financieros, llamó al diálogo y al acuerdo de todos, los de derechas y los de izquierdas, «peronistas y no peronistas» para hacer frente a los «enormes desafíos» que afronta el país, principalmente económicos.

Aunque en las afueras del Congreso unos cientos de seguidores aguardaron su toma de posesión, miles más lo acompañaron hasta la Casa Rosada, sede de Gobierno, donde recibió el saludo de las delegaciones extranjeras, especialmente de sus pares latinoamericanos Dilma Rousseff (Brasil), Michelle Bachelet (Chile), Horacio Cartes (Paraguay), Ollanta Humala (Perú), Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Juan Manuel Santos (Colombia) y Tabaré Vázquez (Uruguay).