«Espero que triunfe el ‘no’ y que el AKP de Erdogan se renueve a sí mismo»
Proviene del islamismo político aunque hoy forma parte de la oposición kemalista del CHP. Quizás por ello, y con conocimiento de causa, apuesta a que el AKP entre en razón tras su derrota y abandone la idea de un régimen unipersonal

Mehmet Bekaroglu (Rize, 1954) puede considerarse un político con alma de pez Koi. Siquiatra de profesión, en el mundo de la política parece decidido a nadar a contracorriente: apoyó a partidos conservadores cuando estos eran reprimidos y ahora, con el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) aplastando a las voces contrarias, es diputado del Partido Republicano del Pueblo (CHP), formación heredera de Mustafa Kemal Atatürk.Bekaroglu llegó a la política con los últimos coletazos del movimiento islamista de Necemettin Erbarkan. Primero en Fazilet Partisi, ilegalizado en 2001, y luego en Saadet Partisi, la actual segunda opción de voto para la mayoría de los conservadores, intentó cambiar la compleja situación de los musulmanes en Anatolia. En 2010 cofundó, junto a Numan Kurtulmus, actual portavoz del Gobierno, el Has-Parti, formación que dos años más tarde sería absorbida por el AKP. Entonces Bekaroglu emprendió el camino que mejor conoce: el de la oposición, en este caso con el CHP.
En su despacho del Parlamento, antes del crucial referéndum presidencialista, denuncia que el actual clima represivo «supera al que siguió al 12 de septiembre de 1980 –fecha del sangriento golpe de Estado militar de Kenan Evren–».
¿Qué ocurrirá si continúa la represión iniciada tras la fallida asonada del 15 de julio?
Apoyamos al Gobierno incluso cuando declaró estado de emergencia. Pero después la represión se extendió a toda la oposición Y se hizo con decretos ad hoc para causas ajenas al terrorismo como la reorganización del Consejo Superior de Educación. Erdogan ha mostrado la forma como que dirigiría el país si el referéndum constitucional tuviera éxito. Pero esta presión no puede continuar La democracia turca ha vivido tiempos difíciles y se ha defendido a sí misma. Por eso creo que podremos superar este periodo..
La polarización aumenta y el AKP parece estar conformando un estado de leales. ¿Es una tradición turca o solo del AKP?
Estamos actuando con precaución. El CHP está impidiendo que Turquía viva la misma situación que sus vecinos. Puede que la polarización política fuese más fuerte antes del 12 de setiembre, pero después siempre se hizo política respetando las diferencias religiosas y de raza. Ahora, con la polarización desde arriba del AKP, todo es muy peligroso, pero la situación no va a terminar en una lucha. ¿Por qué? Porque en Turquía siempre se decide todo en las urnas. Turquía, pese a los defectos, es una democracia. Y la democracia es la mejor manera de evitar el conflicto. En Siria, Egipto o Irak no la tenían.
En la reforma constitucional, ¿el problema son los 18 artículos o es Erdogan?
Por supuesto que Erdogan es un problema. Esta reforma se ha construido en torno a él. ¿Cómo lo han hecho? Diciendo que la Constitución que hizo Kenan Evren fue para él mismo, con sus puntos de vista, y que para corregir sus errores se necesita este cambio presidencialista. Pero el principal problema son los 18 artículos. No creemos que un sistema presidencialista sea bueno para Turquía. Apoyamos un sistema parlamentario con cambios (la reforma constitucional, a la que son favorables todos los partidos, llevaba más de un lustro en las comisiones sin lograr avances importantes). En el mundo hay ejemplos de sistema presidencialista y democracia. Pero, con la reforma. Turquía no se parecería a EEUU. Erdogan podría imponer sus leyes sin pasar por el Parlamento y controlaría los cuerpos judiciales. Arguyen que el presidente podría ser juzgado si cometiera un error, pero para abrir una investigación se necesitarían 400 diputados (2/3 de los escaños). Políticamente imposible.
Imagine que el domingo triunfa el «no». ¿Qué sucedería?
Si saliera el «sí» tampoco sería el apocalipsis. La tradición social, la modernidad, la economía o las dinámicas de la juventud turca no pueden derrumbarse sin más. Hemos pasado el 12 de setiembre y el 28 de febrero –golpe de Estado posmoderno de 1997–. Si saliera el «no», la democracia turca se salvaría de la deriva actual, sería una bocanada de aire fresco, una oportunidad para normalizar la situación.
¿Y Erdogan cambiaría?
Erdogan es una persona que sabe ser racional en los tiempos difíciles.
Erdogan reacciona ante las críticas a sus medidas autoritarias recordando que tiene el apoyo popular. ¿Un «no» en el referéndum sería su final político?
No. Digamos que el «no» obtiene un 53%. Entonces no podríamos decir que un partido que obtiene más de un 45% esté acabado. Pero para el AKP podría estallar una lucha interna que divida al partido o incluso lo opuesto: que comience una política racional que comprenda los errores cometidos y los resuelva. Así se podría volver al AKP de entre 2002 y 2004, porque ese AKP fue bueno para Turquía. Si lo comparamos con el actual se puede apreciar el cambio. Espero que salga el «no» y que el AKP se renueve.
Se ha criticado por débil la oposición del CHP. ¿Está de acuerdo con esta crítica?
No me toca a mí decir que haya sido buena o mala, pero sí quiero apuntar que, en el panorama político turco, existe una polarización que Erdogan ha conseguido alimentar para su beneficio y para ganar cada una de las elecciones. El CHP ha intentado reducirla llevando a cabo una oposición influyente, pero en política el resultado no se cosecha de un día para otro. Estamos en el camino correcto, aunque no es fácil: enfrente tenemos a un líder carismático que polariza a la sociedad.
Menderes, Özal y Erdogan son los únicos líderes turcos que han obtenido mayorías absolutas. Los tres son conservadores. ¿Podrían ser erróneas algunas de las ideas de Atatürk?
Las necesidades de los años 30 y las actuales son diferentes. En todo el mundo, en el proceso de modernización de un Estado, se han vivido problemas y cometido injusticias, pero no se puede intentar buscar beneficio comparando el pasado la actualidad. De hecho, el propio Atatürk señaló que había que modernizar constantemente. Con el CHP, cuando llegó el segundo hombre –Ismet Inönü–, se podía criticar lo que se quisiera y muchos partidos optaron por el sistema democrático. No fue en los años 40, pero al final –1950– llegaron las elecciones y el poder cambió de manos. El poder en manos de un solo hombre se terminó, el CHP perdió, pero Turquía ganó. La democracia evoluciona y no hay que rechazar las ideas de Atatürk, sino que hay que renovarlas.
Dirigentes del AKP arremeten contra el secularismo y se detiene a jóvenes que lo defienden. ¿Qué queda de la Turquía de Atatürk?
Yo no tengo un gran problema con las declaraciones sobre el secularismo del AKP. En el pasado había una rígida implementación del secularismo que vivimos por última vez el 28 de febrero. Por ejemplo, las jóvenes no podían ir a la universidad con velo. Esto era un error que hay que reconocer porque Turquía es un país de mayoría musulmana. En el pasado, el CHP no terminó de entender esto y de darse cuenta que el problema no era el secularismo, sino su implementación. Ahora puede que algunos miembros del AKP hagan declaraciones grandilocuentes, pero no tiene mucha importancia porque este pueblo nunca estaría de acuerdo –con alterar el secularismo–.
«Tenemos que garantizar los derechos de los kurdos pero respetando la Constitución y sin dividir al país»
Miembros del CHP apoyaron el fin de la inmunidad a los diputados del HDP. ¿Por qué temen ser relacionados con el movimiento kurdo?
El día de la votación insistí en que era un error y así lo defendí, pero 20-25 de nuestros diputados lo apoyaron. El CHP se posiciona en contra del terrorismo y estaremos con el Gobierno en esta lucha. No se puede hacer política con armas. Es un error. Pero también están los derechos humanos, con independencia del precio político. Para presionarnos, el Gobierno nos acusa de que apoyamos el terrorismo.
¿Perderían votos si se acercaran al movimiento kurdo?
Cuando leemos el programa del HDP parece un partido socialdemócrata con el que tenemos muchas cosas en común. Pero por medio están las armas. Con las armas no se puede conseguir nada en Turquía. Si dejaran las armas se produciría un gran cambio en las dinámicas políticas de Turquía. En 2013, en la carta de Öcalan, una de las frases era esa: dejar las armas. Hemos pedido esto al movimiento kurdo, pero no abandonan la presión. Especialmente con la situación en Siria han comenzado a mirar hacia allí en busca de beneficios. No han respetado a Turquía. Después de los comicios de junio de 2015, el movimiento kurdo y el HDP no han hecho lo suficiente para mantener la paz. Y en esta situación no solo el Gobierno es responsable, sino también los líderes del HDP.
Apoyan la paz pero no aportan ideas constructivas. ¿Cómo tendría que ser el próximo proceso?
Pese a nuestras críticas, estuvimos con el Ejecutivo en el proceso de paz. Pero una reunión a puerta cerrada de dos partidos no es el lugar adecuado y tiene que debatirse en el Parlamento. Ahora, en perspectiva, me doy cuenta de que no había ni un proyecto ni respeto mutuo. Unos construían puestos militares y los otros fabricaban bombas caseras. Y esta es la razón por la que el pueblo ha pagado un alto precio.
¿Qué haremos? Somos turcos y, sin que se produzca una división, tenemos que garantizar los derechos de los kurdos respetando la Constitución. Más de la mitad de los kurdos viven en el oeste de Turquía y muchos de ellos no quieren la independencia. Para solucionar el problema, Turquía tiene que conseguir representar al pueblo kurdo.
La línea roja es la autonomía. ¿El CHP apoyaría una descentralización?
Hablo en nombre del CHP pero no soy la persona indicada para tomar una decisión y poder declararla. La autonomía es causa simbólica y para solucionar el problema lo mejor sería plasmarlo en la Constitución.M.F.I.

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