Agustín GOIKOETXEA
BILBO

La integración de Kutxabank y CajaSur provoca incertidumbre

No hay comunicación oficial pero fuentes internas dan por hecho que la integración de Kutxabank y CajaSur es inminente. «En breve», apuntan, sugiriendo que se materializará a lo largo del año 2019. «Motivos jurídicos y contables» sustentan la tesis de que la dirección ultima ese paso, una vez saneada la «caja de ahorros de los obispos». Son muchas las interrogantes que se abren al respecto, al igual que quejas por la «falta de estrategia global y de liderazgo».

No hay una fecha concreta pero personas vinculadas a la dirección de Kutxabank y CajaSur apuntan a que la integración de ambas entidades está muy cerca. Son varios los indicadores que sustentan la proximidad de esa operación y también la desconfianza que provoca tanto entre la cúpula directiva y técnica como en la plantilla del banco vasco, compuesta por 3.600 personas, 900 de ellas en oficinas fuera de Euskal Herria.

Las interrogantes que genera esa fusión son múltiples y se vienen planteando desde el mismo 16 de julio de 2010 cuando BBK tomó el control de la entidad cordobesa, intervenida por el Banco España. LAB, único sindicato que votó en contra en la Asamblea de BBK, advierte que «se han dilapidado más de 3.000 millones de euros» en una operación muy discutible.

Fuentes internas añaden que nadie en Kutxabank ni en BBK –fundación bancaria accionista mayoritaria– parece querer hacerse responsable de la repercusión que esta integración va a tener en el ámbito laboral y político vasco. Hay quien se pregunta por la responsabilidad del PNV al avalarla y, en medio, las malas relaciones que al parecer mantienen Gregorio Villalabeitia, presidente de Kutxabank, y Xabier Sagredo, de BBK, que ha derivado en «extraños» traslados de personal y obras en la sede de la fundación, situada en la Gran Vía bilbaina, a escasos metros de la del banco. «Sagredo, igual que la pasaba a Mario Fernández, se siente ninguneado por Villalabeitia», aseguran.

Esta «falta de estrategia global y de liderazgo está llevando al límite al staff directivo y técnico de Kutxabank y BBK, con niveles de mobbing y estrés sin precedentes», desvelan fuentes internas. «El PNV, que intuye que nada bueno puede salir de ello, evita tomar ningún decisión», lo que, en su opinión, empeora la situación aún más.

Para sanear CajaSur, el banco vasco ha desembolsado 1.300 millones de euros, más 150 devueltos a preferentistas y otros 76 en dotaciones para el saneamiento de activos inmobiliarios. El Estado podría haber abonado 350 millones de euros mediante el Esquema de Protección de Activos, pero habría supuesto darle parte del control de la entidad cordobesa, y la dirección de Kutxabank prefirió pagarlo en su integridad.

También se cuestiona el modo en que se han vendido deudas que eran recuperables: 392 millones de activos dudosos, la mayoría de la antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Córdoba, que se enajenaron por 5 millones.

Se acaba el «descuento fiscal»

Una de las razones de peso que vislumbran que la integración es inminente tiene que ver con «motivos contables». Se termina la compensación de los activos fiscales diferidos que provenían de CajaSur, que suponían unos cuantos millones de euros de «descuento fiscal». Las pérdidas, según la normativa, se podían reservar para compensar a futuro en los ejercicios que obtuvieran beneficios y así disminuir los impuestos a abonar.

Kutxabank disponía de unos 150 millones de euros de «crédito fiscal», aunque es difícil de determinar lo que corresponde a CajaSur Banco SAU. Con el reciente cambio regulatorio del Gobierno español, el banco vasco pasaría a pagar el doble de impuestos, aseguran expertos consultados por este diario.

Los cambios fiscales introducidos por el Ejecutivo de Pedro Sánchez afectarán a la banca, especialmente a entidades como Kutxabank de tamaño medio que tienen menor capacidad de generar beneficios. Uno de esas variaciones tiene que ver con el impuesto especial para financiar la mejora de las pensiones y otra con la reducción de las deducciones.

La integración, por tanto, sería la última fase de una operación que, destacan los expertos, no ha beneficiado a Kutxabank, tomando en cuenta el riesgo y los beneficios obtenidos.

 

La amenaza de que se homogeneicen las condiciones laborales para toda la plantilla

Preocupan las consecuencias que la integración de Kutxabank y CajaSur puede tener sobre los 3.600 trabajadores del banco vasco cuyo convenio colectivo está a punto de vencer y todo apunta a que no se negociará hasta que esa fusión sea una realidad. La pretensión de homogeneizar las condiciones laborales en territorios con contextos socioeconómicos muy diferentes penalizaría a la mayoría de los trabajadores vascos.

En una nota informativa remitida por la sección sindical LAB a la plantilla se explica que el salario bruto en Kutxabank es de 18.000 euros y 1.560 horas anuales mientras el convenio de cajas, aplicado en el banco cordobés, establece un salario de entrada de 10.000 euros y un caudal horario de 1.680 horas. «¿Cómo se homologa eso, cuando cada vez más jóvenes renunciar a trabajar en Kutxabank en las condiciones actuales», preguntan.

LAB considera que «un único convenio sería perjudicial para las dos plantillas, porque dificultaría la defensa de las condiciones laborales de Kutxabank. Ese –subrayan– es el listón para cualquier negociación». «La experiencia de la fusión entre las cajas vascas nos demuestra que en las homologaciones solo salen ganando la empresa y los sindicatos que únicamente ansían poder», defienden. Por tal motivo, el sindicato emplaza al resto de centrales a que expliquen qué postura van a adoptar ante la futura integración y cómo pretenden defender los intereses de la mayoría de las y los trabajadores en el nuevo escenario. A.G.