Chuletas para almorzar, hielo seco e Idiazabal para competir
Los blusas y las neskas veteranas fueron las protagonistas de la jornada de ayer, que arrancó con el concurso gastronómico organizado por Bereziak. Tras 26 años se ha convertido en un clásico.
Los concursos de cocina están de moda, y ya no vale con hacer un guiso o una tortilla de patata para ganar. Hay que ir más allá, hacer espumas raras y utilizar nuevos elementos, como el hielo seco, para sorprender al jurado. Si no, que se lo pregunten a los blusas y neskas que ayer participaron en el XXVI concurso gastronómico para cuadrillas, organizado por Bereziak.
El único requisito para participar en el certamen era que el plato a presentar llevase queso Idiazabal de pastor alavés. Y se puede decir que todos los participantes lo cumplieron a rajatabla, aunque algunos a primera hora no tenían muy claro que iba a cocinar. «Tenemos dos platos en la recámara, una salsa de Idiazabal o una brocheta», señalaron los blusas de Okerrak.
Los de Siberiarrak cocinaron unos raviolis rellenos de rabo de vaca y queso, los de Txolintxo una quesadilla de tomate confitado con crema de Idiazabal, los de Belakiak un pintxo de queso relleno de membrillo y nueces, aderezado con una espuma de sidra, y los de Galtzagorri, vencedores del concurso, se decantaron por un mantecado de queso.
La novedad llegó de la mano de Los Alegríos, que prepararon una chuleta para desayunar. Un aperitivo con el que coger fuerza antes de ponerse a hacer un helado de queso, elaborado con hielo seco. «Vamos a hacer un poco de humo», indicaron y advirtieron de que han visto tres veces todas las ediciones de “Master Chef”.
Los blusas de Hegotarrak también tiraron de originalidad, e hicieron un trampantojo de queso Idiazabal, nueces y membrillo, «pero el queso no es queso las nueces no son nueces y el membrillo no es membrillo». Las nueces estaban hechas de una pasta rellena de bechamel de Idiazabal, el queso era pan tostado y el membrillo era un guacamole naranja. «Lo hemos hecho dos veces ya y rico está», apuntaron.
No hay edad para la fiesta
El certamen gastronómico fue el plato fuerte de una jornada dedicada a los blusas y neskas veteranos, que se anudaron el pañuelo y se calzaron las abarcas para disfrutar de un día muy especial para ellos. Asun Gorospe, que lleva 40 años vistiéndose de neska en las fiestas de La Blanca, manifestó que ella lo vive «en la gloria».
Reconoció que las fiestas son distintas, pero no peores, y afirmó que «los mayores las disfrutamos como podemos». «Todos los días nosotros no aguantaríamos, pero los jóvenes tampoco aguantan», bromeó.