I.B.
BILBO

Un puñado de razones contra el pánico y la incertidumbre

A pesar de la numerosa información que medios e instituciones estamos difundiendo en torno al coronavirus, la falta de certidumbre es casi total ante una epidemia que ha cogido a la humanidad con el pie cambiado y que ha causado que una temor más o menos controlado en la ciudadanía. En este contexto, artículos como el publicado por el catedrático Ignacio López-Goñi en “theconversation.com” aportan tranquilidad y sirven para ahuyentar la tentación de caer en una alarma excesiva.

El experto en microbiología del Hospital de Navarra, que fue entrevistado por GARA el pasado 10 de febrero, detalla diez «buenas noticias», la primera de las cuales es que el nuevo virus ya había sido identificado para el 7 de enero, apenas una semana después de la aparición de casos de neumonía severa en China, cuando en otras enfermedades se ha requerido mucho más tiempo. Dos años, por ejemplo, en el caso del sida, en los años 80.

También destaca que desde el 13 de enero, dos semanas después de los primeros casos, hay disponible un sistema de detección del virus, que se ha ido mejorando con el tiempo.

López-Goñi recuerda, asimismo, que las fuertes medidas de control en China, lugar de origen del coronavirus, «están dando sus frutos», de modo que desde hace semanas el número de casos diagnosticados disminuye cada día.

La mayoría, se cura

Del mismo modo, hace hincapié en lo relativamente benigna que es esa enfermedad, que no causa síntomas o causa síntomas leves en un 81% de los casos, mientras que en el 14% puede provocar neumonía grave y en un 5% puede llegar a ser crítica o incluso mortal.

Siguiendo este mismo argumento, pone de relieve que si bien «los únicos datos que a veces se muestran en los medios son el aumento del número de casos y el número de fallecimientos», «la mayoría de la gente infectada se cura. Hay 13 veces más pacientes curados que fallecidos, y la proporción va en aumento».

Otro dato que puede resultar tranquilizador para una parte de la población, aunque no para la de mayor edad, es que solo el 3% de los casos se da en menores de 20 años, y que la mortalidad en menores de 40 años es solo del 0,2%. En menores, añade, los síntomas son tan leves que puede incluso pasar desapercibido.

El catedrático navarro explica que el virus puede ser inactivado de las superficies «de forma eficaz» con una solución de etanol (alcohol al 62%-71%), peróxido de hidrógeno (agua oxigenada al 0,5%) o hipoclorito sódico (lejía al 0,1%), «en un minuto» y que el lavado de manos frecuente con agua y jabón es la manera más eficaz de evitar el contagio.

«Nuestra capacidad de diseñar nuevas vacunas es espectacular», indica López-Goñi, para informar de que ya hay más de ocho proyectos contra el nuevo coronavirus. «Hay grupos que trabajan en proyectos de vacunas contra otros virus similares y ahora tratan de cambiar de virus», explica, para añadir que «lo que puede alargar su desarrollo son todas las pruebas necesarias de toxicidad, efectos secundarios, seguridad, inmunogenicidad y eficacia en la protección». «Por eso, se habla de varios meses u años, pero algunos prototipos ya están en marcha», apunta.

Pero las vacunas son preventivas, y tan o más importante es hallar una cura. Al respecto, el catedrático señala que hoy en día ya hay más de ochenta ensayos clínicos para analizar tratamientos contra el coronavirus. «Se trata –explica– de antivirales que se han empleado para otras infecciones, que ya están aprobados y que sabemos que son seguros».

Hay motivos, por tanto, para mirar al coronavirus con prevención pero sin alarmismo.