Raúl Bogajo

Crash Cómic en modo fanzine

La asociación de dibujantes Atiza edita, por primera vez en formato papel, un fanzine con las obras seleccionadas y premiadas en los dos últimos certamenes del concurso Crash Cómics. Se trata de historietas de jóvenes artistas, menores de 30 años.

Una de las historietas incluidas en el fanzine.
Una de las historietas incluidas en el fanzine. (NAIZ)

Mucho antes de ser green Gasteiz ya era multicolor. Desde las páginas de la editorial Ikusager del recientemente fallecido Ernesto Santolaya, gran conseguidor de fotolitos de instituciones poco valedoras de su patrimonio, hasta el TMEO; desde Mundina y sus ilustraciones para el Gaztegin hasta el trabajo de  Mikel Valverde o la docencia del maestro Antonio Altarriba, premio Nacional del Cómic. Solo un “tontolnabo”, que diría aquel, podría imaginar una Gasteiz en un monocromo y anodino verde quirúrgico. Chiquita y apañada que decían los también cromáticos Tijuana in Blue de su Iruñea natal, si de algo es capital Gasteiz, no lo es de un país por más singular que lo sea, Gasteiz es la capital del tebeo con toda su pluralidad implícita.

Algo de este cromatismo militante ya estaba detrás de Mauro Entrialgo, Nacho Fernández, Quini, Abarrots, Alvarortega, Gonzalo San Vicente, Ata, Mikel Valverde e Iñaki Larrimbe  “Larry” cuando decidieron formar la asociación de dibujantes Atiza en 2003. La idea era sacar al tebeo de las trincheras culturales y darle visibilidad como forma de expresión artística equiparable a otras artes narrativas como el cine, la novela o el teatro. En ese mismo 2003 deciden crear el festival Crash Cómics dirigido a apuntalar un sector con una estructura y un reconocimiento social precario para nada acorde a los valores artísticos del noveno arte local.

Crash nace como festival atípico en el sector, más interesado en que la presencia y el debate en torno al cómic arraigue en diversos contextos y no tanto, como ocurre a menudo con los festivales, que todo se concentre en un recinto ferial. En ese 2003 Crash aborda la temática del tebeo y la “escuela Bruguera” y su relación con los dibujantes actuales. Estas reflexiones aparecen publicadas en “Los hijos de Pulgarcito”, un libro editado por Astiberri y que consiguen presentar en el Festival de Barcelona. En 2004 inician un intercambio cultural con Argentina que se continúa con las siguientes ediciones temáticas dedicadas al cómic en Araba y en Euskal Herria y la edición de 2007 en donde se aborda el tebeo desde una perspectiva de género.

A partir de aquí y buscando huir del encorsetamiento temático Atiza apuesta por lo que denominan Píldoras Crash, pastillas cuyo principio activo es la promoción del trabajo de los dibujantes locales. La exposición “Vitoria, ciudad del cómic” llega hasta el Festival de Angouleme en 2008 y se publican cuatro monográficos recopilatorios con los trabajos de Ata, Alvarortega, Abarrots y Santi Orue, bajo el título de “Lomejorde”.

Crash se ha convertido en una cita anual consolidada en Gasteiz con la organización talleres y exposiciones, la publicación de un cartel cada año encargado a un artista local, “Komik irakurri-Lee cómics”, para fomentar la lectura de tebeos, y, sobre todo, la convocatoria del concurso Crash para jóvenes. Unos contenidos y actividades que varían cuantitativa y cualitativamente en función contexto institucional y su azaroso interés al respecto. Este 2022, razón o sinrazón del virus, Crash ha conseguido, por primera vez, que la exposición de las obras seleccionadas y premiadas vaya acompañada de su publicación en formato fanzine.

Este formato, dice Iñaki Larrimbe, miembro de Atiza y organizador del concurso, tiene importancia por dos motivos. El primero, «porque publicar en papel es algo cada vez más difícil, las instituciones se justifican en términos de sostenibilidad ecológica para huir del papel, además el formato fanzine –revista con historietas de unas pocas páginas, tan habitual y durante décadas imperante en el mundo del cómic– prácticamente ha desaparecido para el tebeo que parece decantarse comercialmente hacia el formato de álbum o el de novela gráfica». El segundo y más importante, continúa Larrimbe, «porque la publicación ofrece una mayor visibilidad a las obras premiadas y esto supone un aliciente extra de ilusión para sus creadores». A estos dos que habría que añadir un tercero y es que todos los beneficios de su venta van a ser destinados al Banco de Alimentos de Araba.

Este fanzine recoge en 30 páginas 26 historietas de autoras y autores con edades comprendidas entre los 10 y los 30 años. Se trata de obras premiadas o seleccionadas en las dos últimas ediciones del concurso Crash de una calidad estética y narrativa incuestionable y en los que predomina la creación femenina. El objetivo del fanzine, argumenta Larrimbe, es el de «crear cantera, descubrir talento y que esto sirva como empuje a nuevos creadores no sólo en el mundo del cómic. El dibujo puede servir de puerta a otro tipo de artes creativas relacionadas con la narración y con la imagen, como la animación o el cine. En definitiva todo está relacionado, todo tiene que ver con el fomento de la creatividad, aunque, a menudo, a las instituciones les cueste verlo».