El ministro de Defensa de Rusia, Serguei Shoigu, ha anunciado este viernes la completa rendición de la acería de Azovstal con la entrega de los últimos 531 soldados que permanecían en la planta.

Shoigu ha informado al presidente ruso, Vladimir Putin, sobre «el fin de la operación y la completa liberación de la planta y de la ciudad de Mariúpol», principal puerto ucraniano en el mar de Azov.

En este sentido, el Ministerio de Defensa ha incidido en que las instalaciones subterráneas de Azovstal han sido despejadas y ya están bajo control del Ejército ruso.

Entre los últimos en rendirse figuran los comandantes del Batallón Azov, una organización paramilitar que combate en apoyo al Ejército de Ucrania que Moscú considera «neonazis» y «criminales de guerra», según ha informado el general Igor Konashenkov, portavoz militar, en un comunicado.

Ha explicado que el comandante de los Azov y los soldados han sido evacuados en un blindado debido al «odio de los residentes de Mariúpol y al deseo de la gente del pueblo de castigarlos por sus numerosas atrocidades». Aunque no ha precisado el nombre, se entiende que se refería a Denis Prokorenko, quien esta mañana en un vídeo expresaba su confianza en que los soldados sean canjeados por prisioneros de guerra rusos.

En cambio, políticos rusos, incluido el presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, han abogado por que sean juzgados en territorio ruso por sus crímenes en el Donbass, además de que Azov podría ser declarada «organización terrorista» en este país.

El general ruso no ha informado del destino de los paramilitares de Azov, aunque en días anteriores una parte de ellos fueron trasladaddos a territorio ruso y otros a la zona controlada por las milicias prorrusas en la región de Donetsk.

En total, desde el pasado domingo se han entregado 2.439 combatientes ucranianos, en su mayoría miembros de Azov, pero también militares.

«Hoy, 20 de mayo, se ha entregado el último grupo con 531 combatientes», ha indicado Konashenkov.

Esta mañana Shoigu había informado también de la evacuación de 177 civiles, incluidos 85 mujeres y 47 niños, que vivieron varias semanas en las catacumbas de la planta metalúrgica, donde se atrincheraron cientos de heridos.