Joseba Salbador Goikoetxea

Biomasa, el combustible «km 0»

La preocupación por la subida de los precios de la energía ha disparado el interés por la biomasa, el combustible derivado de la madera que nos permite reducir la dependencia del gas y del petróleo. Aunque también se está viendo afectada por la escalada de los precios.

Las calderas de leña o astillas precisan de una estancia específica para su instalación.
Las calderas de leña o astillas precisan de una estancia específica para su instalación. (NAIZ)

La preocupación por la subida de los precios de la electricidad, el gas natural y el gasóleo destinados a calefacción ha disparado el interés por la biomasa, un combustible derivado de la madera que forma parte de nuestro territorio y que constituye una fuente «km 0» de abastecimiento renovable.

En la actualidad, las energías que más se consumen en Euskal Herria son las derivadas del petróleo (para el transporte) y el gas natural (para producir electricidad y para el consumo de industrias y hogares). Entre ambas, alcanzan el 80% de nuestro consumo total y son las responsables de la alta dependencia que tenemos del exterior.

Mientras tanto, la aportación de las energías renovables, en su conjunto, es todavía baja. Según los datos del Ente Vasco de la Energía (EVE) referidos a 2021, solo el 9,94% procede de fuentes renovables, muy lejos de la media europea.

Para reducir dicha dependencia, las mejores alternativas que se plantean pasan por el uso de la biomasa, junto con la potenciación de otras energías renovables como pueden ser la solar y la eólica.

El fuerte incremento de precios que están experimentando la electricidad, el gas natural y el gasóleo, principales fuentes energéticas empleadas en Euskal Herria para hacer funcionar la calefacción, ha disparado el interés por los sistemas de calefacción por biomasa.

Para conocer qué alternativas existen hoy día en el mercado, acudimos a la empresa navarra Orleghy, ubicada en Altsasu, una zona de fuerte potencial tanto de producción como de consumo de biomasa, gracias a las grandes extensiones de bosques existentes en la comarca de Sakana, en cuyos municipios se mantiene la tradición de proporcionar lotes de leña de los montes comunales para el consumo doméstico de los vecinos.

Andoni Azanza, responsable de la firma, asegura que la actual crisis climática y energética ha disparado las consultas sobre estufas y calderas de pellet, astillas o leña. «La gente está muy preocupada por la subida de los precios y por la dependencia que tenemos del gas y del petróleo, por eso está buscando fuentes de energía alternativas que nos permitan ser más autosuficientes. Y la madera es una fuente de energía muy abundante en nuestro entorno, es renovable y se supone que no se va a agotar».

Las calderas de leña modernas disponen de un control de combustión que hace que se reduzcan las emisiones y se mejore su eficiencia. De esta forma, con una sola carga de madera al día se puede mantener caliente la casa durante el invierno.

Según señala, actualmente los sistemas que más están instalando son las calderas de leña o astillas en villas unifamiliares, caseríos o agroturismos, ya que necesitan bastante espacio y no se puede instalar en pisos, aunque sí en bloques de viviendas.

La instalación de estas calderas permite mantener las canalizaciones existentes tanto de agua caliente sanitaria como de calefacción (radiadores o suelo radiante), que se pueden conectar sin mayor problema. Esto es posible ya que junto a la caldera, se instala un depósito de agua con una capacidad de entre 1.600 y 2.000 litros, donde se almacena el agua caliente.

Eficiencia del 90%

El responsable de Orleghy destaca que las calderas de leña que instalan «disponen de un control de combustión que hace que se reduzcan las emisiones y se mejore su eficiencia, que puede superar incluso el 90%. De esta forma, con una sola carga de madera al día puedes mantener caliente la casa durante el invierno».

Todo ello, unido a los precios de la leña, hace que el ahorro sea considerable. «Hay que tener en cuenta que, por lo general, son edificios grandes que hacían un consumo intensivo de gasóleo o de gas, y que pueden ver rebajada su factura hasta una cuarta o incluso una quinta parte».
Este ahorro en el consumo puede llegar a ser de casi el 100% en los municipios donde se mantiene la costumbre de conceder a los vecinos lotes de leña de los montes comunales.

Las calderas de leña modernas no son automáticas, es decir, hay que cargarlas todos los días, aunque disponen de los más avanzados sistemas de control, que podemos gestionar desde nuestro propio teléfono móvil. Además, existen calderas mixtas, de leña y pellet o de pellet y astillas, que permiten automatizar más su funcionamiento.

El coste de una caldera de leña ya instalada ronda los 20.000 euros, aunque, tal y como destaca Andoni Azanza, «cuanto mayor sea el consumo, antes conseguiremos el retorno de la inversión». Además, no hay que olvidar que estas instalaciones puede acceder a las ayudas públicas para la eficiencia energética, así como a deducciones fiscales, por lo que su coste se puede rebajar de manera considerable.

Las estufas de pellet pueden instalarse en pisos, con el único requisito de disponer de salida de humos.


Estufas de pellet

¿Y qué alternativas existen para el uso de biomasa en un piso? La alternativa que ofrecen desde Orleghy es la instalación de una estufa de pellet, que se puede colocar en cualquier estancia de la vivienda, siempre que tenga una salida de humos.

«La legislación impide hacer una salida de humos en la fachada, por lo que solo se pueden instalar en los pisos donde podamos conectarla a una chimenea ya existente o podamos prolongar la de la estufa hasta el tejado», explica Andoni Azanza.

Estas estufas que funcionan con pellet –un combustible más limpio que la madera– calienten la estancia en la que están instaladas, pero también el resto de la casa, ya que pueden disponer de un circuito de aire canalizado hacia las estancias contiguas. Además, también existen en el mercado las denominadas termoestufas, que pueden conectarse al circuito de radiadores o al suelo radiante de una vivienda.

Estos aparatos también disponen de avances tecnológicos que permiten su programación. «Lo único que hay que hacer es descargar un saco de pellet en la tolva y programar la hora de encendido y la temperatura. Del resto se encarga la estufa. Y si la tienes conectada a internet, puedes programarla desde el propio móvil antes de llegar a casa», destaca Azanza.

Las estufas de pellet, cuyo precio oscila entre los 3.000 y los 5.000 euros, también suponen un ahorro importante en comparación con los sistemas que funcionan con gas natural –puede alcanzar el 50%–, aunque en este caso el cálculo es más difícil, debido al encarecimiento que está experimentando el pellet en estos últimos meses.

Así, un saco de 15 kilos que antes costaba en torno a los 4 euros, ahora puede costar más del doble, un incremento que los fabricantes atribuyen a la subida de la electricidad necesaria para su fabricación, así como a los costes del transporte por carretera.

Así pues, cuanto más cercana sea la fabricación de este producto, menor será su precio, así como el impacto sobre el medio ambiente.

En este sentido, es de destacar que la madera tiene un CO2 neutro, lo que significa que durante su combustión no se emite más CO2 que el que absorbe un árbol durante su crecimiento. Además, si la madera se dejase pudrir en el bosque, se liberaría la misma cantidad.
Por tanto, calentar con madera no perjudica al medio ambiente y nos acerca a la neutralidad climática a la que estamos obligados como sociedad.