El KO en Copa obliga al Athletic a levantarse de inmediato para intentar seguir peleando en Liga por volver a Europa. El objetivo más alcanzable es defender la séptima plaza que ocupa y que podría servir para jugar la Conference League. Dependerá de que Osasuna no gane el título, pero tampoco se puede descartar una sanción al Barcelona de la UEFA por los pagos al vicepresidente de los árbitros durante años.

Quedan once jornadas. Betis y Villarreal -quinto y sexto, respectivamente- se alejan a los 45 y 44 puntos. El Athletic tiene 37, los mismos que el Rayo y dos más que Osasuna y Celta. Después van el Girona con 34 puntos y el Mallorca con 33. No se puede descartar al Sevilla que dirige Mendilibar y cuenta con 31 puntos. Toda esa terna de equipos está más cerca de los bilbainos, que los conjuntos que persiguen por arriba en la clasificación.

El Athletic ha bajado sus prestaciones desde el reinicio de las competiciones tras el Mundial y no ha conseguido mantenerse en la pugna con equipos como Betis y Villarreal, y mucho menos con Real y Atlético.

El siguiente partido es una visita complicada si se revisan los datos históricos. Además, el Espanyol estrena entrenador. Luis García ha sido el elegido para sustituir a Diego Martínez. El equipo se encuentra luchando por escapar del descenso y se han decantado por el que fuera delantero periquito entre 2006 y 2011. No tiene experiencia en Primera como técnico y llega de dirigir al tercer equipo del Real Madrid.

La última victoria en el campo del Espanyol fue en las semifinales de Copa con Valverde en el banquillo en 2015. El equipo bilbaino no gana en Liga desde 1998. Eran tiempos de Julen Guerrero. El mítico ocho rojiblanco hizo el gol de la victoria para el equipo que dirigía Luis Fernández. Aquel curso acabaron segundos en Liga y se clasificaron para la Champions en el año del centenario. La temporada anterior también se impusieron por 0-2 con goles de Larrazabal y Urzaiz.

Comparación con la renovación de Sancet

En aquella época el Athletic disponía de un tridente ofensivo con Urzaiz, Etxeberria y el propio Julen Guerrero. El de Portugalete tenía todavía 24 años y era su sexta temporada en el primer equipo. Desde que debutó con Jupp Heynckes en 1992 se convirtió en el referente atacante del equipo y en 1995 amplió su contrato por diez temporadas. Aunque le quedaban dos años más, el presidente José María Arrate se decantó por vincular al icono rojiblanco con el club hasta prácticamente su retirada. No llegó a cumplir íntegro el contrato y colgó las botas cuando le quedaba el último.

Para cuando rubricó ese acuerdo, Julen Guerrero ya había marcado más de diez goles en cada una de sus primeras campañas en Primera. Hizo 10 en la primera, 21 en la segunda y 14 en la tercera. Al igual que ocurre con Oihan Sancet rondaba los 100 partidos en Primera y tenía 21 años. El rendimiento de Guerrero se mantuvo durante años, aunque fue perdiendo protagonismo a partir de 2000 y en las últimas temporadas fue suplente para la mayoría de técnicos.

Sancet va a hacer 23 años a finales de abril y le ha costado más hacerse un hueco en las alineaciones. Esta es su mejor campaña en la faceta goleadora y ha hecho 8 tantos. Su renovación fue novedosa por la forma en la que se comunicó en el estadio, micro en mano, y al acabar el partido. El navarro tenía contrato hasta 2024 y ha ampliado su vinculación hasta 2032. Se desconoce la cuantía de la cláusula porque el Athletic no lo ha comunicado, aunque en el diario DEIA aseguraban esta semana que rondaría los 80 millones.

Ofrecer contratos largos es la fórmula que ha utilizado el club en los últimos años para mantener a los mejores jugadores en el equipo y darles tranquilidad y confianza en sus carreras. Así Iñaki Williams firmó en 2019 hasta 2028, Yeray el mismo año hasta 2026 y Unai Vencedor el año pasado hasta 2027. Son los contratos más largos de la actual plantilla rojiblanca tras Sancet. Los siguientes jóvenes en tratar de fidelizar al club deberían ser Oier Zarraga, que acaba esta temporada, y un Nico Williams que tiene contrato hasta 2024.