
Coincidiendo con un nuevo parón por selecciones, podría decirse que ya se ha cumplido un cuarto de la competición de la regularidad y la valoración del rendimiento de los cuatro equipos vascos de Primera hasta ahora es bastante desigual.
Casi todos ellos han llegado a esta nueva pausa con sabor agridulce, habida cuenta de los resultados que cosecharon este pasado fin de semana, que no fueron precisamente positivos para sus intereses.
El Sadar como referente
La excepción a ese estado de ánimo un tanto gris es Osasuna. Los rojillos están instalados en solitario en el quinto puesto –daría derecho a disputar la Europa League–, gracias a unos magníficos 15 puntos, basados sobre todo en su sobresaliente rendimiento como anfitrión.
La escuadra navarra es el segundo mejor bloque casero de la categoría –13 puntos–, solo por detrás del Real Madrid, y es uno de los cinco –se suman Barcelona, Atlético y Getafe– que todavía están invictos en propio campo.
De momento, el cambio en el banquillo, dejando atrás la longeva y exitosa etapa de Jagoba Arrasate, no se ha resentido con la llegada de Vicente Moreno, que ha sabido insuflarle al equipo rojillo un espíritu competitivo que no siempre ha llegado de la mano del esperado nivel futbolístico.
Sea como fuere, los resultados mandan y el equipo ha dejado tardes de gloria en El Sadar, como la reciente goleada al líder Barcelona, lo que hace que el optimismo esté instalado entre la afición osasunista.
El único debe que se le puede achacar es que no haya mostrado el mismo rendimiento cuando viaja fuera de Iruñea, aunque parece ir corrigiendo los malos resultados que obtuvo en Girona y Vallecas con un par de empates a domicilio en Mestalla y el Coliseum Alfonso Pérez.
Relevo generacional en el Athletic
Solo un punto por detrás se encuentra el Athletic, en posiciones de Conference League por su sexta plaza, que acabó precisamente en Girona, y de manera infausta, con una racha de seis partidos invicto entre Liga y Europa League.
El hecho de que desperdiciase hasta tres penas máximas en Montilivi –algo que no se ve todos los días– no hace sino agriar todavía más una derrota con la que van a tener que remugar estas dos próximas semanas los dirigidos por Ernesto Valverde.
Quitando este inesperado –por cómo transcurrió el envite– tropiezo en tierras catalanas, el cuadro rojiblanco está firmando un inicio de campaña más que meritorio, empezando por el hecho de que tiene que hacer frente a ausencias importantes en algunas de sus líneas.
Además de que el club de Ibaigane se encuentra inmerso en un proceso de renovación de su plantilla tras la marcha en este pasado verano de algunos pesos pesados del vestuario que han marcado época, con el título copero como último legado.
Suplen esos vacíos una nueva generación de talentosos jugadores, con mucha hambre por hacerse notar en la máxima categoría gracias a una calidad que a algunos de ellos ya les ha permitido brillar en el panorama internacional.
Esas cualidades también se han reflejado en este comienzo de curso, con solo un par de derrotas ante rivales que están por encima del equipo vizcaino en la clasificación, caso del Barcelona y Atlético.
El Alavés debe mejorar en defensa
Más irregular ha sido la trayectoria del Alavés, si bien los resultados que ha cosechado en este primer cuarto competitivo entran dentro de las previsiones de un conjunto al que le toca renovarse en cada mercado veraniego.
Una productividad de puntos –suma la decena ahora mismo– que podría haber sido mejor de no ser por el último difícil calendario que le ha tocado afrontar, visitando el Bernabéu y recibiendo al Barcelona este pasado sábado.
Sumado al complicado desplazamiento a Getafe, El Glorioso ha encadenado tres derrotas consecutivas que afean en parte una andadura que comenzó prometedora, con tres victorias y un empate en las seis primeras jornadas.
Su problema a resolver se encuentra atrás, como el propio técnico Luis García Plaza reconoció a la conclusión del duelo contra los culés. Los 15 goles encajados son una cifra incluso superior a la que tiene alguno de los equipos ahora en descenso.
No todo son malas noticias en el seno babazorro, pues el bloque albiazul, aunque se haya ido de vacío en algunos compromisos, ha demostrado que puede pelearle los puntos a cualquiera, como dejó patente en el Bernabéu.
Brotes verdes en la Real para ir hacia arriba
Preocupa más la situación de la Real aunque últimamente hayan aflorado brotes verdes. El cuadro txuri urdin no ha empezado como esperaba, firmando el peor arranque liguero desde que Imanol Alguacil se convirtió en el inquilino del banquillo.
La salida de piezas muy importantes en el esquema del preparador oriotarra, léase Le Normand y Mikel Merino, sumado al necesario periodo de acoplamiento de las nuevas incorporaciones y el apretado calendario, está suponiendo una losa más pesada de lo que se intuía.
El bloque guipuzcoano ha sufrido especialmente ante sus incondicionales, firmando hasta cuatro derrotas –Rayo, Alavés, Real Madrid y Anderlecht– y solo una victoria frente al Valencia, que fue convincente (3-0).
A la Real le cuesta horrores ver portería –es uno de los equipos menos anotadores de la categoría–, sin que haya encontrado todavía ese delantero que transforme el importante número de ocasiones que genera, con Oskarsson como la apuesta del club para capitalizar dicha tarea.
La clase de los futbolistas que ha fichado para el presente ejercicio hace pensar que la escuadra txuri urdin tiene que ir hacia arriba y recuperar una personalidad que ya exteriorizó el domingo frente al Atlético, aunque el premio no fuesen tres puntos.

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