Arnaitz Gorriti
Kirol-erredaktorea, saskibaloian espezializatua / redactor deportivo, especialista de Baloncesto

Si quien perdona la paga, Gukesh se arrepentirá de no rematar la penúltima partida del Mundial

La omisión de un cambio de torres ha salvado a Ding Liren, que pese a los apuros de tiempo ha conseguido llegar al control de la jugada 40 y forzar las tablas. Solo queda una partida a ritmo clásico, con las blancas para el chino, más la consciencia de que es mejor que el indio a ritmos rápidos.

Las espadas en todo lo alto a falta de una partida en el Mundial entre Ding y Gukesh.
Las espadas en todo lo alto a falta de una partida en el Mundial entre Ding y Gukesh. (Eric ROSEN)

Hay un adagio en el mundo del fútbol que reza tal que «el que perdona, la paga». Pues bien, Dommaraju Gukesh tiene muchos motivos para irse preocupado después de no rematar esta penúltima partida a ritmo clásico, la última que el indio ha disputado con la iniciativa de las blancas. De haber visto un cambio de torres en el flanco de rey, seguido de un par de jugadas de caballo que hubieran propiciado un ataque doble simultáneo a la dama y a la otra torre de las piezas negras, el prodigio de Chennai se hubiera asegurado la victoria y hubiera afrontado la última partida con un 7-6 a su favor.

Pero a Gukesh se le ha escapado el cambio de torres y Ding Liren, pese a tener que lidiar con gravísimos apuros de tiempo, ha sabido encontrar las mejores jugadas defensivas para salvar el control de la jugada 40 y, tras 64 movimientos, firmar el armisticio que deja el Mundial de Singapur con empate a 6,5 puntos.

La Defensa Francesa es una respuesta ambiciosa con las negras a la apertura de peón de rey. No es la primera vez que Ding Liren opta por esta continuación y, como pudo ser en la primera partida de este Mundial, lo ha llevado incluso a la victoria. Pero como viene siendo costumbre en él, ha perdido buena parte de su tiempo en pensar varias jugadas en pleno arranque de partida, tratando de sacar al indio de su preparación, una continuación que el compatriota y paisano de Gukesh, el pentacampeón mundial Vishy Anand –patriarca, además, de esta «nueva ola» de ajedrecistas de élite que ha salido de la India, con los Erigaisi, Praggnanandhaa, Vidit y demás– ha llegado a poner sobre el tablero en varios de sus lances más comprometidos.

Esa necesidad de buscar la originalidad y la sorpresa por encima de la solidez ha llegado a poner a Ding en muy serios aprietos de tiempo, aunque en honor a la verdad hay que añadir que Gukesh, aunque haya mantenido una precisión –respecto de los cálculos de las máquinas de silicio– de casi el 97%, no ha sabido ir tan al cuello como en jornadas previas.

Posición fetal

Y, sin embargo, los apuros de tiempo le han jugado una mala pasada al chino, que en una posición de cinco peones por bando –ventaja de 3-2 para Ding en el flanco de dama; otro tanto para Gukesh en el flanco opuesto–, una dama, dos torres y una pieza menor –un caballo para Gukesh, un alfil para Ding– se ha visto en la obligación de agrupar buena parte de su artillería en su enroque y adoptar una posición poco menos que fetal ante el furibundo ataque del aspirante de 18 años.

Ahí es cuando Gukesh ha confiado más en las diabluras de su caballo que de la jugada intermedia de Torre toma en f8, que hubiera seguido con la captura de su torre por la dama negra y un par de jugadas de caballo que hubieran puesto en compromiso tanto la propia dama negra como la otra torre del chino. Si ya ha resultado poco menos que un milagro que Ding haya sido capaz de mantener una defensa numantina y férrea, después de esa combinación lo más probable es que la defensa del actual campeón mundial hubiera saltado por los aires.

Pero no ha sido así y tras salvar el control de la jugada 40, con la opción de disponer de 30 minutos más y con 30 segundos de incremento tras cada movida, Ding ha podido capear el temporal con solvencia, al punto de firmar las tablas tras 64 jugadas en un final de torres con igualdad de peones.

Ahora todo depende de Ding Liren. Si juega como el lunes con las blancas, lo mismo es capaz de barrer a Gukesh del tablero y revalidar su título cuando un mes antes casi nadie daba un duro por él. Si decide «secar» la partida, Gukesh tendrá que hacer maravillas con las negras para romper la solidez de un campeón que por momentos hace recordar al de 2019, aunque todavía le falte un punto de agresividad a su juego de ataque.

Si persiste la igualdad, las partidas rápidas, y las del formato relámpago, si se mantiene la igualdad, volverán a decidir el nombre del campeón, y ahí Ding Liren parte con mucha ventaja respecto de su rival. Pero claro, primero hay que jugar la última a ritmo clásico, aunque viendo que Gukesh ha perdonado en no menos de tres partidas, tiene muchos boletos para acabar por pagarlo bien caro.