
Aunque el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha acaparado, con todo merecimiento, las miradas y los sentimientos más adversos como cabeza visible de la maquinaria de guerra que ha provocado la destrucción de Gaza y la muerte de decenas de miles de personas, lo cierto es que en su Gabinete hay personajes que aspiran a adelantarle por la derecha. Ministros con un perfil ultra –ultraderechista, ultrasionista– que han maniobrado para impedir el alto el fuego en la Franja y que, una vez ha entrado este en vigor, están tratando de acotarlo o directamente sabotearlo.
Uno de ellos es el titular de Finanzas, Bezalel Smotrich, que ayer amenazó con unirse al ya dimitido ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, igual de reaccionario, y abandonar la coalición del Gobierno si el Ejército no acaba ocupando el enclave palestino.
En una entrevista con la radio del Ejército israelí, Smotrich consideró intolerable el escenario de tregua acordado en Qatar y llamó a la «ocupación de Gaza y a la creación de un gobierno militar provisional» porque, dijo, «no hay otra forma de derrotar a Hamas».
«Derrocaré al Gobierno como no regrese al combate para gobernar Gaza», añadió el líder del Partido Nacional Religioso-Sionismo Religioso, antes de volver a acusar a su enemigo declarado, el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, de exhibir «una débil estrategia» y de pedir su dimisión.
«Una espada sobre sus cabezas»
Poco después, Smotrich publicó un largo comunicado en la red social X para explicar por qué no ha abandonado todavía el Gobierno, una decisión que sí ha adoptado Ben Gvir –colono y líder del partido Poder Judío–, y que considera «una falta de responsabilidad nacional, a la luz de la guerra, la victoria y la seguridad, y a la luz de la multitud de desafíos y oportunidades que están sobre la mesa».
«Por eso sigo en el Gobierno, armado con una espada que dejo colgando sobre sus cabezas durante los meses venideros», apostilló. Y lo cierto es que esa espada colgante tiene mucho filo, ya que hasta ayer el partido de Netanyahu, el Likud (32 escaños), era el socio mayoritario de una coalición de más de 60 escaños formada por otros seis partidos, pero la salida de Ben Gvir y de su formación Poder Judío ya le ha restado seis escaños y podría quedar debilitado si Smotrich cumple su promesa.
Al otro lado del Hemiciclo, el Yesh Atid del líder opositor, el exprimer ministro de Israel Yair Lapid, acumula 23 escaños, que podría sumar a los 12 de otro rival de Netanyahu, el exjefe del Estado Mayor Benny Gantz, cinco de la Lista Árabe Unida de Mansur Abas y otros cuatro del Laborismo que lidera Merav Michaeli.
«Orgullosos de volver a los combates»
Lo cierto es que el ánimo imperante tanto en el Ejecutivo como en las Fuerzas Armadas israelíes nada tiene que ver con un escenario de paz. Al contrario. De hecho, el propio Herzi Halevi, pese a las críticas de Smotrich, dijo ayer que el Ejército está «decidido» a volver a los combates en Gaza después del alto el fuego.
Durante una visita a las tropas en el norte del enclave palestino, el jefe del Estado Mayor israelí señaló que sus tropas se «enorgullecen» de dar un paso atrás para permitir la liberación de decenas de cautivos, pero añadió a renglón seguido que «también nos enorgulleceremos y estaremos decididos a volver a los combates en el futuro».
Por su parte, el ministro de Exteriores de Israel, Gideon Saar, tras admitir en una rueda de prensa que todavía no han logrado desmantelar las capacidades militares y gubernamentales de Hamas, a pesar de que este era uno de los principales objetivos de su ofensiva, indicó que «si no tenemos otra opción que volver a recurrir a las acciones militares para conseguir esos objetivos, lo haremos». «Esto es un alto el fuego temporal», advirtió.
Primeros cautivos libres
Con todo, y aunque en Tel Aviv siguen tocando tambores de guerra, la hoja de ruta fijada en el acuerdo de alto el fuego ya ha comenzado a implementarse, de modo que las primeras personas que permanecían en manos de las milicias palestinas y de la admnistración israelí empezaron ayer a quedar en libertad, entre muestras de emoción y alborozo.
Así, siguiendo lo pactado, Hamas liberó a primera hora de la tarde a tres mujeres que estaban en sus manos desde el ataque del 7 de octubre de 2023. Se trata de Romi Gonen, de 24 años; Emily Damari, de 28 años, y Doron Steinbrecher, de 31 años. Las dos últimas fueron secuestradas de sus hogares en el kibutz Kfar Aza, mientras que Gonen fue capturada en el festival de música Nova, otro de los epicentros de la incursión de las milicias palestinas sobre Israel.
Fuentes de Cruz Roja dijeron a la CNN que, en principio, las tres rehenes están en buen estado de salud, pendiente de exámenes subsiguientes, y el Ejército israelí pidió a las madres de las rehenes que acudieran a una base militar próxima a la frontera de Gaza para, tras recibir un nuevo examen médico, acompañar desde allí a sus hijas al hospital Sheba de Tel Aviv.
Por su parte, en Ramala (Cisjordania) cientos las personas se congregaron para asistir a la liberación por parte de Israel de los presos palestinos. Entre ellas había familiares de los cautivos, entre los que había casi una decena de menores de edad, incluido un adolescente de solo 15 años.
Según se anunció, entre los liberados estaba también Jalida Jarrar, de 62 años y miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), la hermana del político de Hamás Saleh Arouri, Dalal Jaseeb, o Abla Abdelrasoul, de 68 años y esposa del dirigente del FPLP Ahmad Saadat.

El Patronato del Guggenheim abandona finalmente el proyecto de Urdaibai

Descubren un colosal «valle de los dinosaurios» en el Stelvio con miles de huellas fósiles

85 urte dituen Juaristi enpresaren egoera larriaz ohartarazi dute berriz langileek

«Espainolisten oldarraldiaren aurrean» independentziaren alde agertu dira ehunka gazte Bilbon


