Periodista / Kazetaria

Máxima presión sobre los kurdos de Alepo

Desde el derrocamiento del régimen sirio, los habitantes de los sectores predominantemente kurdos de Alepo viven enclaustrados en sus barrios. Con los disparos de francotiradores y los incidentes con grupos vinculados a Turquía en aumento, la población teme verse sumida de nuevo en la guerra.

Según las autoridades locales, ahora viven 500.000 personas en Sheikh Maqsood y Ashrafiah, los dos distritos kurdos de Alepo.
Según las autoridades locales, ahora viven 500.000 personas en Sheikh Maqsood y Ashrafiah, los dos distritos kurdos de Alepo. (Laurent PERPIGNA)

Encumbrados sobre Alepo, los barrios de Sheikh Maqsood y Ashrafiah parecen consumidos por el miedo al mañana. El enclave, que estuvo bajo control de grupos kurdos en los primeros días del conflicto sirio, parece ahora una fortaleza inexpugnable: atrincherado y con doble cerrojo desde la conquista de Alepo por Hayat Tahrir el-Sham (HTS), ahora está unido al resto del mundo por una única carretera de acceso, donde las fuerzas de seguridad locales, armadas hasta los dientes, inspeccionan entradas y salidas.

Desde principios de diciembre, han aumentado los enfrentamientos en las afueras de estos distritos. Tanto es así que muchos alepinos ahora evitan la zona por temor a quedar atrapados en el fuego cruzado que estalla regularmente entre las milicias de Alepo y las formaciones kurdas en las inmediaciones.

Heridas abiertas

En el interior, en el corazón de un laberinto de abarrotadas y desordenadas callejuelas a las que NAIZ ha logrado acceder en exclusiva, Hamed y sus amigos no ocultan su ansiedad. Este grupo de treintañeros, cuyas vidas consisten en trabajos ocasionales sin mañana, confiesa que ya no salen del recinto por miedo a ser víctimas de expediciones punitivas de grupos hostiles. «Claro que tenemos miedo. Los milicianos que nos persiguen desde hace más de diez años están en nuestra puerta y ahora, en posición de fuerza. Así que vivimos al día», dicen.

Los jóvenes insisten en que el repentino aumento de las tensiones no tiene nada que ver con HTS, que, según ellos, «se mantiene a una distancia segura»: «Nuestro problema tiene un nombre, Ejército Nacional Sirio (ENS). Estas milicias proturcas están muy presentes en Alepo, y no nos dejan respirar desde hace más de un mes. Gozan de total impunidad, y nos sentimos terriblemente vulnerables».

Es una situación insostenible, pero que suena familiar. Desde las primeras horas del levantamiento sirio, Sheikh Maqsood y Ashrafiah fueron asediados por numerosas milicias islamistas; ataques continuos que fueron calificados de «crímenes de guerra» por Amnistía Internacional en 2016, y por un informe de la ONU al año siguiente.

En las oficinas de su organización, Nouri Sheikho, copresidente del comité popular que aglutina a ambos sectores –y que mantiene estrechos vínculos con la Administración Autónoma del Noreste de Siria (Aanes)– expone el escenario: «Desde 2011, muchos kurdos de Alepo se encontraron entre el martillo de un régimen dictatorial y racista, y el yunque de movimientos radicales hostiles a nosotros. Al menos 2.500 personas del barrio fueron asesinadas, así que tuvimos que aprender a protegernos por nuestra cuenta».

Estas cicatrices sin coser se reabrieron inmediatamente después de la liberación de Alepo, al estallar los primeros enfrentamientos entre las tropas kurdas y los grupos identificados por estas como parte del ENS. El 31 de diciembre, las tensiones se recrudecieron con un ataque con drones atribuido a formaciones proturcas, que dejó tres muertos y siete heridos graves entre la Asayish, el cuerpo de seguridad que administra el enclave.

Mahmoud, de 45 años, con un pañuelo kurdo al cuello, asegura: «Los miembros de HTS no se acercan a nosotros y no tenemos ningún problema con ellos. Son los grupos a las órdenes de Turquía los que tienen el control total de los alrededores y ametrallan el barrio desde el exterior. Ante esto, nos hemos visto obligados a asegurar la zona para impedir las infiltraciones».

Es una tarea difícil, dada la confusión que reina desde hace semanas: mientras los combates entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y las dirigidas por Ankara se libran a unas decenas de kilómetros más al norte, muchos kurdos de las regiones vecinas han venido a refugiarse en Sheikh Maqsood y Ashrafiah. Según las autoridades locales, la población se ha duplicado en el último mes y ahora ronda los 500.000 habitantes.

Francotiradores en la sombra

Fhemi Hamdi, de 54 años, está al frente del Comité de Protección, que desde 2014 reúne a voluntarios que han decidido tomar las armas para defender sus barrios ante los repetidos ataques. «La ansiedad es total. Estamos movilizando tropas, organizándonos y preparándonos para lo peor. Por desgracia, estamos acostumbrados», comenta, fatalista.

En las oficinas de su grupo, unos cuantos combatientes, a la sombra de los retratos del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), observan con atención las imágenes de los enfrentamientos entre las FDS y el SNA, a unas decenas de kilómetros al norte de Alepo. «Esto podría ser lo que nos espera, y nadie nos protegerá, lo sabemos», continúa Fhemi Hamdi.

Sobre todo porque se enfrentan a la creciente ira local: muchos alepinos les acusan de ametrallar indiscriminadamente a la gente que avanza hacia el enclave. A una distancia segura de Sheikh Maqsood, Hamer, de 65 años, explica: «No nos acercamos, varias de las carreteras son intransitables por culpa de los francotiradores. Es difícil saber desde qué lado disparan, pero la geografía de la zona apunta a los kurdos, que están en terreno más elevado. No lo entiendo,  las FDS nunca han actuado así, pero todo apunta a ellas».

El mes pasado, Osama Lababidi perdió a un primo, cuyo vehículo fue acribillado cerca del enclave: «Iba a por gasolina cuando le atacaron deliberadamente. No puedo decir de dónde vinieron los disparos, hay francotiradores en ambos bandos», dice con cautela. El director del hospital más cercano confirma haber atendido a más de «un centenar de heridos, todos fuera del enclave, lo que deja pocas dudas sobre el origen de los atacantes».

«Turquía amenaza a Rojava con una operación militar. Si ocurre, nos enfrentaremos a un asedio total y a una situación de guerra. Nos enfrentaremos a ello, como siempre hemos hecho»

Interrogadas, las fuerzas kurdas de Sheikh Maqsood protestan y niegan categóricamente haber cometido tales actos. Señalan con el dedo a grupos vinculados al ENS. Según ellos, estos intentan «socavar la imagen de los kurdos» y «obligar a HTS a tomar el distrito sin demora».

Será la relación entre HTS y la Aanes, que ha pasado al centro de la ecuación siria, la que determinará el destino del enclave kurdo de Alepo. Según fuentes contrastadas, prosiguen las conversaciones, sin que se hayan producido avances notables en los temas candentes, entre ellos la entrega de armas a los grupos kurdos.

Una propuesta «totalmente impensable en estos momentos», según el jefe de la Asayish en Sheikh Maqsood: «Nos atacan constantemente. Por supuesto, después de las elecciones, cuando la situación se haya estabilizado, tal vez podamos alcanzar este escenario. Pero ahora, sería un suicidio».

Y concluye asegurando que «Turquía amenaza a Rojava con una operación militar. Si ocurre, seremos atacados inmediatamente, y nos enfrentaremos a un asedio total y a una situación de guerra. Nos enfrentaremos a ello, como siempre hemos hecho».