El viaducto de Errekalde cumple este 22 de abril 50 años desde su inauguración. Medio siglo, e incluso más, que no ha estado exento de lucha vecinal contra un proyecto que dividió este barrio bilbaino en dos y que vive en un eterno debate sobre su futuro, siendo actualmente 2031 la fecha programada para el derribo de la construcción.

El colectivo Autopista Errekaldetik Kanpora ha denunciado que han sido «50 años de castigo a un barrio en forma de contaminación atmosférica, ruidos e inseguridad sobre nuestras cabezas». Además de los habituales accidentes entre vehículos que se producen en ese tramo de autopista, en otras ocasiones los vecinos también han denunciado desprendimientos de algunos paneles que actúan como vallas acústicas, calificando el viaducto como «peligro potencial».

Desde el momento en el que el entonces alcalde bilbaino, Javier Ibarra, anunciara su deseo de modificar los accesos a la capital vizcaina en 1964, los vecinos de Errekalde pusieron el grito en el cielo contra el proyecto de la autopista. Aun así, en 1968 se aprobó en pleno municipal la expropiación forzosa de 75 viviendas, que afectaron a cerca de 300 personas, y numerosos negocios del barrio. Las protestas, si bien fueron intensas y organizadas, se vieron aplacadas por el contexto censor de la época.

De poco sirvieron los escritos que, desde principios de los 70, los vecinos de Errekalde mandaron a la alcaldesa Pilar Careaga, así como al gobernador civil, al ministro y al delegado de Obras Públicas. El 22 de abril de 1975, hace justo 50 años, se inauguraba la autopista que transcurría sobre el barrio, y más concretamente junto a cinco centros escolares. «Ese día los niños de Rekalde no asistieron a la escuela en señal de protesta», recuerdan desde Autopista Errekaldetik Kanpora.

Desde entonces, las noticias sobre el derribo del viaducto de Errekalde han sido recurrentes cada ciertos años, comenzando por 2006. Fue entonces cuando el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, y el alcalde bilbaino, Iñaki Azkuna, anunciaron que «el viaducto sobre Rekalde será derribado en el año 2016», sin que se produjeran pasos firmes al respecto.

«La oposición a la autopista sobre Rekalde siempre ha partido desde los movimientos vecinales, y siempre se le ha reclamado al Ayuntamiento que luche por los intereses de sus vecinos frente a la Diputación, tema sobre el que los distintos gobiernos municipales han pasado de puntillas a lo largo de estas décadas», denuncian desde Autopista Errekaldetik Kanpora.

En mayo de 2022, el hoy día lehendakari y entonces diputado foral de Infraestructuras de Bizkaia, Imanol Pradales, fijaba para diciembre de 2026 la finalización de la fase de redacción del proyecto constructivo de la variante de Errekalde, alternativa previa a la demolición del viaducto, prevista para 2031. En total, «116 meses de trabajo constante y permanente».

Finalmente, la aprobación de la licitación llegó en mayo de 2023, en plena campaña electoral, aunque posteriormente el Ayuntamiento de Bilbo ha incumplido la promesa de recabar cada cuatro meses información sobre el avance del proyecto de la variante de Errekalde. «Llevamos desde mayo de 2024 sin noticias del Ayuntamiento. La sensación de promesas incumplidas, de engaño por parte de los políticos, de declaraciones con fines puramente electoralistas y, al fin y al cabo, desconfianza hacia nuestros gobernantes ha ido en aumento en la opinión colectiva del barrio. El temor de los vecinos y vecinas es qué va a ocurrir a partir de la finalización de la redacción del proyecto constructivo a finales del 2026», ha subrayado el colectivo contra el viaducto.

Proyecto «posibilista»

Sin embargo, parece ser que la Diputación da prioridad a la construcción de otro tipo de infraestructuras previas al derrumbe del viaducto de Errekalde. Proyectos como el túnel subfluvial entre Getxo y Portugalete o la ampliación de la Supersur están clasificadas como obras deterministas en el Plan General de Carreteras de la institución foral, es decir, aquellas que «tendrán una fuente garantizada de ingresos para su financiación», como los peajes, según Autopista Errekaldetik Kanpora. Los vecinos del barrio solicitaron que el proyecto de la variante fuese en este grupo, y no en los posibilistas, aquellos que depende de una partida presupuestaria para su realización.

La plataforma critica el criterio de la Diputación, a la que recriminan que el derrumbe del viaducto dependa «de los presupuestos» y de que «haya o no voluntad política para llevarlo a cabo». «La excusa es sencilla: ‘No hay dinero para la variante de Errekalde’. Eso sí, para otras infraestructuras no faltará el dinero», han denunciado desde la plataforma, desconfiando de la palabra dada por los responsables forales. Será a finales de 2026 cuando la institución foral vuelva a analizar la viabilidad del proyecto.