El Topo atraviesa Pasai Antxo por encima del viaducto.
El Topo atraviesa Pasai Antxo por encima del viaducto. (Jon URBE | FOKU)
Imanol  Intziarte
Redactor de actualidad, con experiencia en información deportiva y especializado en rugby

Pasai Antxo ve la luz al final del túnel con el derribo del viaducto que divide el pueblo

Si todo marcha según lo previsto, a mediados de 2026 empezará a funcionar la nueva estación soterrada del Topo en Pasai Antxo. Será el momento de comenzar con el anhelado derribo del viaducto, una infraestructura que divide el pueblo y que perjudica la calidad de vida de centenares de personas.

Los vecinos de Antxo, uno de los cuatro distritos del municipio guipuzcoano de Pasaia, ven por fin la luz al final del túnel. Desde hace décadas el centro del pueblo está atravesado por un viaducto de unos 350 metros de longitud que se alza varios metros desde el suelo –en su día se ancló al fondo cenagoso con centenares de pilotes–, y por cuya parte superior circula el servicio ferroviario de Euskal Trenbide Sarea, popularmente conocido como el Topo, que fue fundado en 1912.

A finales de 2021 arrancaron las obras para soterrar este tramo del trazado, en el marco del nuevo enlace entre las estaciones de Altza (Donostia) y Galtzaraborda (Errenteria). Se prevé que entre en servicio a mediados de 2026, y será entonces cuando se acometa al derribo del viaducto y de la actual estación, una demanda que por fin se verá correspondida, para alivio sobre todo de quienes han convivido con los viajeros prácticamente asomándose a la ventana de su dormitorio.

El pasado mes de marzo, el Departamento de Movilidad Sostenible del Gobierno de Lakua, anunció la licitación de la  redacción del proyecto constructivo para la demolición del viaducto. «Hay pocos lugares en Euskadi con una presencia tan implacable del tren como en Antxo», subrayó entonces la consejera Susana García Chueca.

Arcos de hormigón sobre los que se sustenta el viaducto. (Jon URBE / FOKU)

Mikel García (EH Bildu), concejal de Movilidad de Pasaia y teniente alcalde del distrito de Antxo, recibe a NAIZ en la sede principal del Consistorio, ubicada en Pasai Donibane. «La previsión de finalización de la obra de soterramiento es el 31 de diciembre de 2025, luego entre enero y junio tienen que hacer los enlaces, las pruebas de carga, ver que la estación funcione… El compromiso fue que una vez puesta en marcha, el siguiente hito sería el derribo del viaducto», explica.

Aunque ahora parece la decisión evidente, no siempre estuvo tan clara. «En un principio se habló de usarlo para transportar mercancías, pero desde nuestro punto de vista y desde el de la ciudadanía no tiene cabida una alternativa que no contemple el derribo. El viaducto es algo que estorba y perjudica la calidad de vida de un montón de familias», remarca.

Una opinión que obviamente comparten Julio Besada y Juan Olalde, integrantes de la plataforma popular SOS Antxo. Sentados en una terraza junto a la vieja estación, apuntan que «esta obra nos pilló a todos por sorpresa. Era una reivindicación popular, pero todo el dinero que había al parecer se fue al Metro de Donostia. En un momento determinado, por lo que fuera, decidieron recuperar este proyecto, que estaba guardado en un cajón. A raíz de que anunciaron que se iba a hacer, empezaron a surgir cosas y se creó una pequeña comisión para ver las condiciones de la obra, qué se iba a hacer, qué afecciones iba a tener, y sobre todo que nos garantizaran que tiraban el viaducto, porque no era el proyecto original».

Juan Olalde y Julio Besada, de SOS Antxo, ante la actual estación del Topo. (Jon URBE / FOKU)

En su día se aprobó un proyecto para que el Topo subiera desde Herrera a Altza, de ahí bajara a Antxo y siguiera hasta Galtzaraborda. El acceso a Altza se inauguró en 2016, pero la estación quedó como un ‘cul de sac’, y la idea no se retomó hasta un lustro después. «¿Falta de presupuesto? Yo entiendo que no era un componente, porque el proyecto Altza-Galtzaraborda costaba 76 millones –finalmente fue licitada por 73–, y el vial de Donostia eran doscientos y pico. Entiendo que había otros intereses, sociales no, porque con la doble vía tendremos frecuencias cada siete minutos y no teníamos el fondo de saco en el que se convirtió Altza», opina Mikel García.

El entonces consejero autonómico de Transportes, Iñaki Arriola, retomó este proyecto cuando se paralizaron temporalmente las obras de Donostia por los derrumbes y filtraciones. En aquel momento gobernaba en el Ayuntamiento de Pasaia el partido de Arriola, el PSE, con el apoyo del PNV.

«Hubo una recogida de firmas, la gente estaba muy concienciada. Hicimos una asamblea general con cargos públicos y algún responsable de ETS, y al final tomaron el compromiso de tirar el viaducto. Una vez salvado el principal escollo, nos dedicamos a controlar las afecciones. En ese sentido, el diálogo fue bastante fluido al principio. Hay cosas a las que no llegas, pero hemos conseguido logros importantes», destaca Juan Olalde.

«Lo que intenta SOS Antxo es paliar lo malo que tenía el proyecto y mejorarlo un poco. Hemos conseguido algunas cositas, y otras no. Yo creo que el balance es positivo», apostilla Julio Besada.

El derribo del viaducto liberará una calle para disfrute de la ciudadanía. (Jon URBE / FOKU)

Según los cálculos del Ayuntamiento, las viviendas más directamente afectadas por el viaducto son casi 400, en las que hay censadas un millar de personas. «Tenemos un primer piso por debajo de la estación, un segundo piso paralelo y un tercero que está pegando al techo. Con el derribo, todas esas viviendas terminarán teniendo aire», señala García.

Y luego está la situación a ras de suelo. En su día, alguien en el Ayuntamiento tuvo la suficiente visión para inmatricular la calle. «Vino ETS diciendo que esto era suyo, pero el Ayuntamiento le dijo ‘eh, que está a nuestro nombre’», indica Besada.

Ha sido un espacio tan olvidado que no tiene ni nombre oficial, aunque la gente la llama Arkupe. «En Antxo no hay ninguna calle que tenga nombre de mujer», aporta Olalde como propuesta.

«La calle tiene una envergadura importante, engaña mucho con el viaducto en medio. Por ejemplo tenemos un centro de día para personas mayores cuya parte de atrás da al viaducto, el derribo permitirá un acceso a ese espacio peatonal, con unos bancos, parterres… Hay muchos locales que en estos momentos están cerrados y que podrían permitir un comercio, una regeneración económica», señala el teniente alcalde del distrito.   

El cale entre los túneles de Galtzaraborda y Antxo, abierto hace unas semanas. (Andoni CANELLADA / FOKU)

En el Ayuntamiento existe cierto malestar con el Departamento que dirige García Chueca, más por las formas que por el fondo. «Anuncian una licitación en nuestra casa y nos tenemos que enterar por la prensa. El viaducto corta Antxo en dos, su derribo es una obra que va a haber que coordinar muy bien, porque todas las entradas y salidas están vinculadas, el viaducto pasa por encima de esas calles. Habrá que coordinar muy bien cómo se derriba, cómo se cierra. Todo eso queríamos hablarlo con el Departamento de forma anticipada. Si vienes a mi casa, pregúntame».

Sin ir más lejos, a finales de abril se completó el cale –la unión de los túneles– entre Antxo y Galtzaraborda, y no se invitó a los ayuntamientos de Errenteria y Pasaia, gobernados ambos por EH Bildu. Es una situación que no se da en las obras de Donostia, ya que cuando se organiza una visita institucional suele estar presente el alcalde Eneko Goia.  

Aunque está aún sin definir, es posible que no se derribe todo el viaducto y que se mantengan en pie los dos arcos que cruzan sobre la regata de Molinao, como un recuerdo histórico y patrimonial. «Incluso se me ocurre poner encima un vagón de los antiguos», comenta Mikel García, que señala que «Antxotarrok Historia Mintegia también ha reivindicado mantener un cachito».

La futura estación del Topo en Pasai Antxo entrará en servicio el año que viene. (Andoni CANELLADA / FOKU)

El derribo del viaducto es solo una parte de los cambios que está viviendo y que va a vivir el pueblo. La nueva estación se está construyendo bajo una gran plaza, Gure Zumardia, que posteriormente tendrá que ser reformada. «Se ha conseguido un dinero, aunque seguramente no llegue para hacer lo que nos gustaría. Los compromisos de ETS están muy cerrados, son 900.000 euros para urbanizar la plaza. Te da para dejar la plaza ‘txukuna’, unos bancos, un suelo majo, algo de verde…», explican los integrantes de SOS Antxo.

«El derribo de la vieja estación nos deja una plaza Biteri de la pera. De aquí a dos años tenemos una modificación de la estación de Renfe, que nos va a dar más espacio. Más atrás –alejándose del puerto, hacia el barrio de Molinao– hay un proyecto que es la segunda fase de Luzuriaga, con un parking subterráneo, viviendas de protección, un ambulatorio nuevo… y un poco más allí, donde estaban los hornos, es terreno que ha comprado el Ayuntamiento y queremos hacer una intervención tipo parque y algo más. En el plazo de tres años Antxo va a cambiar sustancialmente», concluye Mikel García.

Pasai Antxo zatitzen duen zubibidearen amaiera

Dena aurreikusitakoaren arabera badoa, 2026. urtearen erdialdean hasiko da erabiltzen Pasai Antxon Topoaren lurpeko geltoki berria. Hainbeste eskatutako zubibidearen eraistearekin hasteko unea izango da, «herria zatitzen duen eta ehunka pertsonaren bizi-kalitatea kaltetzen duen azpiegitura», EH Bilduko Mikel Garcia zinegotziak gogora ekarri duen moduan. «SOS Antxo saiatu da proiektuak zuen txarra arintzen eta pixka bat hobetzen. Gauza batzuk lortu ditugu, eta beste batzuk ez. Nik uste dut balantzea positiboa dela», adierazi du SOS Antxo herri plataformako Julio Besadak.