Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Todo lo que hay que saber para llevar seguros a niños en el coche, más allá de la norma

Policía Foral realiza cada mes cursos específicos sobre sistemas de retención infantil en vehículos en los que explican todas las dudas que pueden surgir y aconsejan sobre las sillas más seguras. En cuatro de cada cinco ocasiones, aunque el menor esté en la silla, esta no se emplea adecuadamente. 

Dummies empleados en los test de evaluación de sistemas de retención infanti.
Dummies empleados en los test de evaluación de sistemas de retención infanti. (Guido KIRCHNER | AFP)

El último accidente en Euskal Herria en el que murió un niño cuando viajaba en un vehículo con un sistema de retención infantil (SRI) ocurrió en Nafarroa en 2021. Dos años antes, en este mismo territorio, un menor salió despedido del asiento por no estar bien sujeto. Este accidente impactó fuertemente en un agente de Policía Foral, Rubén Osés, que inició un estudio sobre hasta qué punto estas silletas y adaptadores se emplean correctamente.

Su conclusión fue que, aunque el uso de los sistemas está muy interiorizado, se utilizan de forma incorrecta en la mayoría de las ocasiones. Según el trabajo de Osés, en el 94,2% de las inspecciones, el menor estaba usando un SRI. Sin embargo, cuando los policías revisaban en profundidad, en un 82,6% de las ocasiones el dispositivo se empleaba de forma inadecuada por dos razones: o el menor no se había amarrado adecuadamente a la silla o bien la silla no se había acoplado al coche como es debido.

La Ertzaintza no tiene datos específicos de uso de SRI, pero sus responsables de la Dirección de Tráfico precisan a GARA que en 2024 se realizaron dos campañas para revisar infracciones en cinturón y SRI que, sin discriminar entre un dispositivo de seguridad y otro, arrojaron un porcentaje de infracción del 3,5%.

La sanción que conlleva esto es de 200 euros, retirada de cuatro puntos de carné y, si el policía lo ve oportuno, también inmovilización del vehículo hasta que se reúnan de nuevo las condiciones para continuar el viaje.

Además del riesgo, no usar SRI o hacerlo mal puede suponer cuatro puntos de carné, 200 euros de multa y la inmovilización temporal del vehículo.

«Los conductores tenéis que entendernos –explica el agente Osés en la charla que, el primer martes de cada mes, realiza a padres y madres primerizos en el salón de actos de Pediatría del Complejo Hospitalario de Navarra–. Lo último que queremos en un control es que un compañero nos llame diez minutos después diciendo que ese coche al que hemos dejado pasar ha tenido un accidente».

Osés dedica esa formación a dar las claves para evitar errores a nuevos padres que les derivan de los centros de Osasunbidea que asisten a lo largo del embarazo, los CASSYR.

Isofix igual de firme, pero menos errores de colocación

El agente cuenta que las sillas que se sujetan con cinturón son igual de seguras que las que usan el sistema isofix que usan SRI. Sin embargo, con el cinturón el amarre es más complejo y la posibilidad de error se multiplica.

No obstante, a Osés también le ha tocado parar en controles a coches que circulaban con alguno de los dos enganches del isofix mal colocado. Conviene, por tanto, revisarlo. Al igual que el límite de peso, dado que en una silla con isofix, la suma de peso de SRI y niño no puede superar los 33 kilos.

Las sillas a contramarcha se han revelado como las más efectivas. (Remko De WAAL | AFP)

Más común es que el adulto falle al sujetar el menor a la silla. Hay que cerciorarse de que la cincha no se tuerza ni se pliegue en el recorrido, así como que quede bien de altura en aquellas que son regulables. Y, sobre todo, que ajuste bien al cuerpo. Para que la silla sea realmente efectiva no puede haber más de tres centímetros de holgura entre el cinturón y el niño.

Ciertamente, no es común llevar metro en el coche, pero esto se puede comprobar metiendo el dedo entre el menor y la cincha y comprobando la distancia. O, también, pellizcando el cinturón y, si admite un pliegue, hay que apretar.

En este punto, Osés remarca a los padres que hay que tener ojo con los abrigos, pues generan la falsa sensación de que el menor está bien asegurado, pero en realidad hay demasiada holgura.

La importancia de ajustar bien es pura cuestión de física, no un capricho de los vendedores de SRI. Una colisión genera un latigazo en la cabeza y cuanto más se tarde en detener el cuerpo, más inercia coge el cráneo. Hay que tener en cuenta que, más allá de evitar que salga despedido, también se trata de minimizar la posibilidad de otro tipo de lesiones.

Los test se realizan a una velocidad de entre 50 y 64 kilómetros hora, muy inferior a la de muchos de los accidentes reales.

La cabeza de un bebé de meses supone el 25% de su peso total. Para un adulto, sería como llevar un casco de 12 kilos. De ahí que el cuello no aguante el movimiento de un fuerte impacto y un latigazo derive en lesiones que pueden llegar a lo que se conoce como decapitación interna al desplazarse vértebras cercanas al cráneo afectando a la médula espinal. En resumen, el niño no tiene por qué golpearse con nada para sufrir lesiones muy graves o la muerte.

Hay que tener en cuenta, además, que los test que se realizan a las sillas para probar su efectividad se realizan a una velocidad de entre 50 y 64 kilómetros por hora, muy inferior a la que registran muchos de los accidentes reales.

Cómo adaptar las sillas al crecimiento

Conforme los niños van creciendo y pasan a usar alzadores y el cinturón de seguridad, surgen otras dudas. En las sillas intermedias hay que fijarse en dos cosas. La parte de abajo del cinturón de seguridad debe quedar bien apoyada sobre las caderas del menor y no sobre su abdomen, porque en caso de que salga despedido hacia adelante, el cinturón tiene que retenerle por los huesos de la cadera. En caso de que lo sujete por la barriga, el cinturón le causará lesiones internas. Conseguir una correcta sujeción es la función de esa especie de pequeños reposabrazos que tienen los alzadores (con o sin respaldo).

Otra idea clave es la altura. Los SRI para menores son obligatorios para menores de 135, pero ¿hay que quitarlo justo entonces o es mejor aguantar más?

Las características del vehículo influyen a la hora de cómo colocar la silla y cuando cambiarla. (Guido KIRCHNER | AFP)

No hay respuesta concreta. La idea general es que el cinturón debe pasar por el hombro y sujetar por la clavícula, pero no en todos los vehículos el cinturón de seguridad sale desde la misma altura. De ahí que muchos respaldos de silla tengan un pasador que adapta la altura.

La necesidad de usar un respaldo o solo alzador va a venir determinada por dos factores, según detalla Osés. El primero es si el vehículo tiene airbag de cortinilla trasero, porque la función principal del respaldo es aportar una protección suplementaria en golpes laterales. Si hay airbag, se puede prescindir antes.

El segundo factor no viene en ningún manual. Depende de si el menor acostumbra o no a dormirse en el coche. Porque, en caso de que se duerma, el respaldo ayuda a que mantenga una mejor posición en el asiento para que el cinturón de seguridad haga su trabajo.

La elección del asiento

También hay que pensar en qué asiento se coloca. Está bastante extendido el conocimiento de que la parte más segura del coche es el asiento trasero central. En general, es así, aunque puede haber algún pero, como que sea una plaza demasiado pequeña para acoger la silla o que el cinturón no resulte igual de seguro.

A la hora de elegir un segundo emplazamiento, la opción más segura es la plaza que se encuentra detrás del copiloto. Los motivos son dos. A la hora de bajar y subir del vehículo en una parada, ese es el lado de la acera, que permite un mejor acceso.La segunda razón es que el choque más peligroso es una colisión frontal de dos vehículos en movimiento que vienen en direcciones contrarias.

Normalmente, estos choques no son enteramente frontales, sino frontolaterales, porque el coche que invade el carril contrario y no lo ha hecho por completo o porque el segundo vehículo vira para tratar de evitarlo.

En los accidentes frontales, los de mayor peligro, es mucho más seguro que el menor vaya en el asiento de detrás del copiloto que tras el conductor.

En ambos casos, el asiento de detrás del copiloto es el más alejado del punto de colisión y por esto es más seguro en un primer momento. No es, con todo, una ciencia exacta. La cinética de un accidente grave es bastante más compleja y puede derivar en vueltas de campana, rebotes contra la mediana, etc.

Osés en sus charlas apuntala esta idea con su experiencia personal en atestados, donde asegura que rara vez la plaza posterior derecha se ve afectada en los accidentes que ha visitado in situ.

La plaza de detrás del piloto es también apta para llevar niños. No así la plaza delantera, donde únicamente está permitido cuando las tres plazas traseras están ya ocupadas y, además, hay que tomar precauciones añadidas, como la desactivación del sistema de airbag.

Las sillas, a contramarcha

Además de Osés, la charla de educación vial se completa con nociones sobre los tipos de sillas, a cargo de María Arenzana, experta en este tipo de sistemas. Si en el caso de Osés, el detonante de su especialización en SRI fue el accidente mortal de 2019, para María Arenzana lo fue el de Gabriel, un niño fallecido a raíz de una luxación de la primera vértebra cervical en 2016 (decapitación interna), que cambió la percepción general en el Estado sobre las sillas de seguridad. Supuso el punto de inflexión que evidenció que las sillas a contramarcha resultan mucho más seguras.

El choque más peligroso para los menores es el frontal, debido a que son más violentos. (Guido KIRCHNER | AFP)

La explicación es sencilla. El choque frontal es el más peligroso, porque las fuerzas de los dos vehículos se suman, dado que van en direcciones contrarias. Y en esa situación la desproporcionada cabeza del menor es retenida por el respaldo del asiento.

Las colisiones por alcance, cuando otro vehículo impacta por detrás, son mucho menos violentas. Si el coche alcanzado está en movimiento, esa velocidad reduce la fuerza del golpe y, además, el coche puede ser empujado hacia adelante de modo que absorbe parte del impacto. Se estima que el riesgo se reduce en un 80% a contramarcha.

Es legal que los menores vayan a favor de marcha a partir de los 15 meses, pero la recomendación es que se mantenga esa orientación hasta los cuatro años. Y aun aguantando esos cuatro años, el momento en que se gira a los menores se da un pico de mayor inseguridad, que luego se va corrigiendo conforme ganan en altura y la desproporción craneal se aminora.

El sello y el mejor sitio para comprar

Siendo la contramarcha el elemento determinante, la normativa es confusa, porque en cada adaptación (se pasó de un paradigma que va en función de los pesos a otra en función de la altura) se han dejado periodos de tiempo para que el mercado se adaptara. Por lo que, en la actualidad, hay múltiples modelos y demasiada confusión. Cuestión a la que se añade que los distintos grupos en función de la edad se solapan. 

Sello sueco que obtienen algunas sillas tras pasar unas pruebas más rigurosas. (VTI)

El único sello claro que distingue a las mejores sillas se llama Plus Test, que tiene origen en Suecia, y que han pasado por simulaciones más exigentes. 

Arenzana, además de ello, hace hincapié en que los usuarios se asesoren de que la silla es compatible con su vehículo, pues no todas lo son. Y recuerda que las sillas tienen una fecha de caducidad, debido a que algunos materiales con los que están construidas pueden perder propiedades.

Y subraya que el asesoramiento (y la colocación en el vehículo) por parte de una tienda especializada también reduce los riesgos. «Deberíamos comprar en lugares a los que, después, podamos volver en caso de duda y que se cercioren de que todo está bien colocado».