
Nadie esperaba menos. El primer pleno de control luego de la renuncia del exnúmero 3 del PSOE, Santos Cerdán, se presagiaba tenso y de confrontación. Los decibelios siguen subiendo en el Congreso de los Diputados, en la anteúltima sesión antes del receso de verano.
El presidente del Partido Popular ha inaugurado la ronda de preguntas recordando aquellos ya antológicos cinco días de reflexión de abril. «Hace un año usted escribió una carta diciendo que era un hombre profundamente enamorado. Hoy usted es un hombre profundamente atrapado en una trama de corrupción», ha disparado.
Ha tachado el rostro de Pedro Sánchez de «cordero degollado» indicando que en realidad es «el lobo que ha liderado una manada corrupta» y reprochándole que no dimite porque sabe que pierde las elecciones. «No tiene que salvar a los españoles de sí mismos, los españoles quieren salvarse de usted. ¿La carta de su dimisión sí piensa redactarla?», ha preguntado.
El presidente del Gobierno le ha respondido que «el único adelanto que va a haber no es el de las elecciones sino el de la sentencia en juicios de muchos casos de corrupción que afectan al PP» y ha intentado defenderse diciendo que «la corrupción cero no existe» pero lo que sí existe es la «diferencia» a la hora de gestionar las denuncias. «Nosotros no la toleramos, expulsamos a aquellos que están denunciados», ha dicho, y lo ha contrastado con el caso del expresidente ‘popular’ Pablo Casado, recordándole a Feijóo cómo llegó al cargo.
Sánchez ha replicado a Feijóo y Abascal recordando los casos de corrupción de sus partidos y marcando esta diferencia: «Nosotros no la toleramos, expulsamos a los que están denunciados»
Feijóo ha añadido en su réplica que «no me faltan ganas, sino cuatro votos», ha afirmado que «Ábalos fue el principio pero Cerdán no será el final» y ha dejado caer: «¡Quién sabe si aparecen esos cuatro votos pronto! Ahora sus socios tienen que decidir». Luego ha girado la cabeza al centro del hemiciclo, preguntando a los «señores de Junts, de PNV, de Esquerra y del Bloque» [no ha citado a EH Bildu], aunque no ha se ha podido escuchar su remate final porque se le ha cortado el micrófono al acabar su tiempo. Su bancada, que no ha parado de gritar y murmurar mientras hablaba Sánchez, se ha puesto de pie para ovacionar su líder.
Sánchez ha intentado una vez más el sarcasmo, citando la frase de 2023 que repitió muchas veces sobre que Feijóo «no es presidente porque no quiere» y ha dicho: «Usted no presenta ahora la moción de censura porque otros no quieren». Ha empezado un hilo de menciones sobre las denuncias de corrupción vinculadas a los presidentes autonómicos de Madrid, Castilla y León, Pais Valencià y Andalucía, pero el barullo era de tal envergadura que era difícil escucharlo y finalmente la presidenta del Congreso ha tenido que interrumpir las palabras, ante los gritos de «¡Dimisión, dimisión!» de la bancada ‘popular’, golpeando las mesas de los escaños.
Abascal ha dejado la Cámara señalando con su dedo a Sánchez mientras lo miraba a los ojos y diciéndole algo que no ha podido ser oído
El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha asegurado que Sánchez no perderá «el apoyo de sus socios, sus cómplices, porque los ha amnistiado por delitos peores que los suyos». Y en tono amenazante, mirando a Sánchez, ha afirmado: «Usted no se ríe más de nosotros, no voy a soportar más su chulería. Usted es un indecente. De eso no tienen duda ni siquiera los que lo apoyan. Lo sabe toda España. Usted es un corrupto y un traidor». Inmediatamente ha abandonado el hemiciclo pero al pasar al lado de Sánchez lo ha mirado a los ojos, ha señalado con su dedo el rostro y le ha dicho algo más que no ha podido ser oído.
El presidente del Gobierno ha respondido que «esto es lo que se vive hace siete años, esta falta de convivencia» y ha recalcado que «no ha habido ninguna sentencia de corrupción contra el partido» sino que hay «tres exmilitantes que están siendo investigados». Ha intentado añadir una lista de las políticas en contra de transparencia que a su juicio hicieron gobiernos autonómicos de PP y Vox, como por ejemplo suprimir en Illes Balears la oficina anticorrupción. En ese momento, mientras el murmullo y griterío iba en aumento, un diputado de Sumar se ha puesto en pie y enzarzado con una diputada de Vox.
La presidenta, Francina Armengol, ha interrumpido la sesión una vez más para pedir silencio y reprendido a un «diputado Sánchez» diciéndole que dejara de «insultar». La confusión ha durado poco: no se refería al líder del PSOE sino a José María Sánchez García, legislador de Vox por Alacant, que desde el ‘gallinero’ no cesaba de gritar.
La última pregunta al presidente del Gobierno ha estado cargo del portavoz de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián, quien ha preguntado qué va a hacer el Gobierno ante esta crisis, a lo que Sánchez ha respondido que aunque no ha dado «la talla» en una de las cosas por las que ha sido elegido, defenderá «la hoja de ruta de avances sociales» y que está «abierto a escuchar las aportaciones de los grupos» para recuperar «la confianza» en su persona y el Gobierno.
En un tono duro, Rufián ha ironizado: «Si usted quiere que le creamos que se enteró antes de ayer de lo que era Cerdán, vale, lo haremos, pero jure y perjure que no estamos ante la Gürtel del PSOE y que no habrá un papel que diga P. Sánchez. Vaya contra las constructoras, inhabilitaciones de por vida para quien corrompa, y que nunca más esta gente se siente un escaño, eliminemos los aforamientos», ha añadido. Le ha hecho ver que «la izquierda no puede robar» y que no pueden elegir entre «corruptos cutres y corruptos premium», señalando a la derecha.
Sánchez le ha dicho que están «hablando de un informe de la UCO con indicios», y que por más que sea un «golpe duro y doloroso» para él, no va a «aceptar que se haga de una anécdota una categoría». «La izquierda no roba y no hay ningún informe que apunte al PSOE con financiación irregular», ha exclamado visiblemente enfadado.
Han continuado respondiendo preguntas la vicepresidenta María Jesús Montero y el ministro Félix Bolaños, en la misma sintonía ante preguntas de diputados del PP y de Vox, con el añadido de que han empezado a llover críticas por la reforma judicial que impulsa el Gobierno y que para el PP es un intento de «controlar la justicia». La primera consulta al margen de las denuncias de corrupción la ha hecho el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, al pedir explicaciones sobre qué medidas se prevén para facilitar el uso del euskara en la administración judicial.
Tortura y resistencia
Fuentes de Moncloa han dejado trascender tras la sesión de control que la palabra «anécdota» que ha usado Sánchez para responder a Rufián ha sido «desafortunada» y han intentado enmendarlo. «En el Gobierno no lo consideramos una anécdota pero también creemos que si todos hablan de mafia y nos gritan delincuentes, nos cargamos la presunción de inocencia y los tiempos de la Justicia», han recalcado.
Además, han dejado claro que la fecha de la comparecencia especial sobre las denuncias de corrupción será el 9 de julio y no se adelantará, salvo que pierdan la votación en la Mesa del Congreso. «Es un coste que vamos a asumir», admiten.
También han lamentado que «ya no hay decoro institucional ninguno, la sesión parece un concierto» y dan por descontado que «van a salir más cosas con seguridad» porque Koldo García, el principal imputado en esa trama, «los ha grabado a todos durante años». Desde la cima de Moncloa consideran que «merece la pena aguantar» y hasta utilizan la palabra «tortura» para lo que están viviendo.
La gran pregunta para el entorno de Sánchez es ahora si los socios parlamentarios «están concienciados de la misma manera sobre la trascendencia del momento» y han entendido que cada uno tenga una estrategia electoral de cara a sus votantes.
Tras la sesión, fuentes de Moncloa han salido a corregir el término de «anécdota» dado por Sánchez a la cuestión; el PP, por su parte, insiste en que no tiene prisa, «que se vayan cociendo»
Por otra parte, fuentes de la cúpula del grupo Plurinacional Sumar han informado de que la prioridad para ellos no es tanto la fecha de la comparecencia monográfica de Sánchez sino cuándo será la reunión de la comisión de seguimiento del acuerdo de investidura. Prevén que sea la semana que viene, una vez concluida la ronda de diálogo con los portavoces de los partidos. «Esa reunión es la que dará estabilidad a la legislatura», subrayan.
Desde el Grupo Popular no ocultaban su satisfacción con el momento del Gobierno. «Tenemos tiempo, no tenemos prisa. Que se vaya cociendo», ha dicho uno de los principales asesores de Feijóo. Mientras tanto, el Gobierno intenta dar manotazos de supervivencia para que el foco mediático se comparta con otras cuestiones: ha cerrado el plazo de enmiendas para el proyecto de reducción de jornada laboral y ha anunciado que en septiembre el Consejo de Ministros aprobará el proyecto de prohibición de la prostitución. Pero en el Congreso todos admiten que hablar de consensos para sumar una mayoría que apruebe una ley es hoy una quimera.

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