
La saga cinematográfica ‘Padre no hay más que uno’, creada y protagonizada por Santiago Segura con su sello Bowfinger International Pictures –ya saben, la de ‘La infiltrada’–, se ha convertido en una de las franquicias más longevas y exitosas del cine familiar del Estado español reciente. Desde el estreno de la primera entrega en 2019, la saga ha mantenido un ritmo casi anual, cosechando grandes cifras de taquilla y asegurando su presencia habitual en las carteleras veraniegas. Sobre la calidad artística… bueno, eso lo discutimos otro día con un buen café y mucha paciencia.
Llega ‘Padre no hay más que uno 5: Nido repleto’. En esta nueva entrega, el humor vuelve a ser el plato fuerte, y nos encontramos con que, mientras muchos padres encaran con nostalgia el llamado «síndrome del nido vacío» , Javier (el personaje de Santiago Segura) vive justo lo contrario: sufre el «síndrome del nido repleto». Ninguno de sus hijos se marcha de casa y la convivencia familiar empieza a parecerse más a una prueba de resistencia que a un hogar en paz.
Por si fuera poco, las tensiones domésticas se disparan: una de las hijas decide lanzarse al mundo de la música –aunque su talento, digamos, no acompaña–, otro se interesa por la religión, y el yerno Ocho anuncia que quiere ser padre joven. Ante semejante panorama, Javier y Marisa empiezan a preguntarse si les va a tocar ser abuelos antes incluso de haber terminado de criar a sus propios hijos.
¿Hasta cuándo?
Muchos se preguntan –yo por lo menos sí– si la saga tiene un final a la vista. De momento, no hay señales de que Segura vaya a frenar. Aunque cada entrega sigue una estructura muy similar, el público parece no cansarse. Parte del éxito radica en su fórmula simple y efectiva: humor blanco, identificación con los problemas cotidianos de las familias, y el carisma de los personajes.
Amada por unos y criticada por otros, lo cierto es que ahí sigue y que ha sabido conectar con algunas familias, convirtiéndose en una saga interminable que, por ahora, no muestra signos de desgaste comercial. ¿Hasta cuándo? El tiempo (y la taquilla) lo dirán.
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