
Todavía restan piezas por caerse hasta que el «efecto dominó» dé una resultante concreta. Es decir, Pablo Laso sigue siendo entrenador de Saski Baskonia con dos años de contrato por delante, a tal punto que se encuentra en el congreso anual de entrenadores que la Euroliga organiza cada verano. Y, sin embargo, la posibilidad de que en fechas próximas haya cambios respecto al banquillo baskonista está adquiriendo una fuerza cada vez mayor, precisamente porque las primeras piezas del dominó ya han caído.
Uno, Chus Mateo destituido del cargo de entrenador del Real Madrid; dos, Sergio Scariolo anuncia que abandonará el banquillo de la selección española después del Eurobasket que finaliza el 14 de septiembre y ha sido confirmado este mismo jueves para el banquillo blanco; tres, Pablo Laso empieza a sonar como sustituto del preparador de Brescia al frente del banquillo hispano; cuatro, medios de Italia y de Gasteiz se hacen eco del interés de la entidad baskonista del técnico de Trento Paolo Galbiati, de 41 años y ganador de la Copa de Italia esta temporada con su equipo, siete años después de que lograse alzar el mismo título al frente del banquillo del Torino.
Cierto que sonaron Peppe Poeta, hoy en Milano, Luca Banchi o incluso Sasa Obradovic; cierto que Andrea Trinchieri ha sido siempre un entrenador del gusto del Baskonia y que ha quedado libre de su cargo al frente del Zalgiris; cierto que se puede decir lo mismo sobre Xavi Pascual, recién terminado el de Gavà su periplo al frente del Zenit de San Petersburgo. Pero todo indica que Galbiati será el elegido para suceder a su tocayo en el puesto de entrenador de Saski Baskonia... al punto de que Óscar Herreros, experto en temas de mercado del basket europeo ya adelanta que Saski Baskonia le va a ofrecer dos años de contrato. Desde medios italianos especifican que se le ofrecerá un «uno más uno»: es decir, un año de contrato, con un segundo año opcional.
Pero todo esto se afirma sobre una base aún bastante líquida, a sabiendas de que habrá que afrontar negociaciones para rescindir el contrato de Pablo Laso y que en este asunto de las cosas de comer –dos años de contrato, nada menos– esto no es soplar y hacer botellas. O, como diría Pero Grullo, Galbiati no llegará al banquillo del Baskonia mientras Pablo Laso siga al frente de ese banquillo. Con todo, ‘Noticias de Álava’ da por hecho el acuerdo entre el técnico y el club gasteiztarra.
Premio Sandro Gamba
Hace mes y medio que Paolo Galbiati anunció que no iba a continuar al frente del Dolomiti Trento, después de dos temporadas al frente de su banquillo, haciendo valer su cláusula de salida, ya que tenía contrato hasta 2027. Desde entonces, ha estado en el staff de los Sixers de Philadelphia en calidad de asistente. En caso de confirmarse la salida de Pablo Laso, Galbiati estaría libre para acceder al banquillo gasteiztarra sin ningún pago extra, con el título de Copa bajo el brazo y, superando en las votaciones a Peppe Poeta y Jasmin Repesa, con el Premio Sandro Gamba –histórico entrenador y seleccionador italiano– al Mejor Entrenador luciendo en su currículum.
La reseña al respecto de la web de la Lega Uno la podría firmar Italo Calvino. «Lo que ha logrado construir no es solo una temporada ganadora, sino una verdadera historia deportiva hecha de coraje, intuición y, sobre todo, humanidad. Más que un simple entrenador, Galbiati se ha convertido en el alma de un grupo que ha sabido sorprender, emocionar y enamorar a toda una ciudad. El reconocimiento como mejor entrenador de la temporada 2024/25 es el merecido epílogo de una trayectoria construida con visión y coherencia», reza el artículo, subrayando la apuesta de este joven entrenador por los jóvenes jugadores.
«Galbiati ha sabido plasmar la identidad de la empresa, apostando por los jóvenes, los ha situado en el centro del proyecto y ha construido un baloncesto claro, brillante y efectivo en torno a ellos. Su estilo es inconfundible: carisma inquebrantable, liderazgo empático, claridad táctica combinada con flexibilidad de ideas», continúa la oda, que deja una última aria que pone los dientes largos sobre el «postulante» en cuestión.
«Su labor más importante, sin embargo, fue quizás la invisible: en los vestuarios, en las relaciones diarias, en los detalles que no terminan en estadísticas, pero que marcan la diferencia entre un buen equipo y un gran grupo. Fue allí donde Galbiati dejó su huella más profunda. (...) Dio a Trento un equipo con alma y a la afición el orgullo de sentirse parte de algo especial. El premio al "Entrenador del Año" es el homenaje perfecto a alguien que supo mirar más allá de los resultados, construyendo un proyecto, una identidad, un sueño...»

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