«El parque más grande» de Iruñea es de la Universidad del Opus
El campus de la Universidad del Opus Dei de Nafarroa está lleno de zonas verdes, pero no exento de polémicas. Desde la adquisición de los terrenos en los años 60 hasta el plan Donapea, la pasarela del ayuntamiento y la reciente tala de 123 árboles, ¿qué hay tras el «parque más grande» de la ciudad?

Cerca de la confluencia de los ríos Elorz y Sadar se encuentra el campus de la Universidad de Navarra (UNAV). El intenso verde de sus jardines marca los límites de la Ciudad Universitaria, cuyos dominios se extienden a lo largo de 113 hectáreas, al sur del barrio Iturrama de Iruñea. En sus terrenos crecen «más de 5.690 árboles de 173 especies distintas» pertenecientes a la ruta botánica. Así lo anuncia la institución en su página web, orgullosa de poseer el «parque más grande de la ciudad».
Recientemente se ha conocido la paralización de la tala de más un centenar de árboles en los terrenos de la universidad privada. La noticia ha sorprendido a la población de la capital de Nafarroa, acostumbrada a defender la vegetación de la ciudad, como en el caso de los árboles de la plaza de la Cruz, pero ajena normalmente a lo que ocurre en el campus. Allí se han perdido 123 árboles repentinamente y sin previo aviso.
El Ayuntamiento de Iruñea mandó paralizar la tala inmediatamente, explicando que no había otorgado a la universidad ninguna licencia para llevar a cabo estos apeos. Ante esta situación, la Universidad del Opus Dei ha emitido un comunicado en el que atribuye lo sucedido a un malentendido, ya que alega haber solicitado al Consistorio el permiso necesario para retirar árboles enfermos o en mal estado que pudieran suponer un riesgo para la seguridad pública.

Las áreas de Urbanismo y de Conservación Urbana han indagado buscando el origen del malentendido y han descubierto lagunas en el expediente, pues este se encuentra incompleto debido a que no figuran en él la justificación del plan de apeos, sujeto a la licencia de obras, ni los permisos tramitados.
Asimismo, el personal del Servicio de Jardines se trasladó a la zona para verificar el mal estado de los ejemplares derribados y no encontró en ellos signos de podredumbre significativa. Así que la Junta de Gobierno Local ha dado a la Universidad de Navarra un plazo de un mes para justificar el apeo de los árboles o de lo contrario tendrá que restablecerlos si no desea recibir sanciones.
Obtención de terrenos
El episodio es revelador del modo en que gestiona este inmenso campus. Por tensa que pueda parecer a día de hoy la relación entre el Ayuntamiento y la universidad privada, la situación era muy diferente hace 70 años, cuando los primeros ladrillos comenzaron a colocarse en el campus. Así lo explica Ricardo Feliu, sociólogo y profesor de la UNED en Gasteiz que ha estudiado el origen del centro y la impronta del Opus Dei en Nafarroa.
La Universidad de Navarra surgió en el año 1952 a raíz de la iniciativa propuesta por José María Escrivá, fundador del Opus Dei, y por un grupo de profesores y académicos. En aquel entonces la institución, conocida por el nombre de Estudio General de Navarra, no impartía más que clases del curso de Derecho, en la sede de la Cámara de Comptos. El espacio era reducido, por lo que la creación de la Ciudad Universitaria empezó a plantearse como necesaria para ampliar la oferta educativa y admitir a más alumnos.
Pese a no contar con terreno suficiente sobre el que edificar las 14 facultades que existen en la actualidad, se pudo llevar el plan a cabo a través de la ayuda de la Diputación Foral de Nafarroa y del Ayuntamiento de Iruñea, todavía en la fase más oscura del franquismo. Según Feliú, existen dos motivos que impulsaron el desarrollo del proyecto de la Universidad del Opus en Nafarroa: la cómoda ubicación para la congregación y el afán de crear una institución de educación superior en la región.
Ricardo Feliu: «La congregación del Opus vio en Navarra una oportunidad para huir de Madrid y expandirse»
«La congregación del Opus vio en Navarra una oportunidad para huir de Madrid y expandirse», explica Feliú, recordando el rechazo social que estaba recibiendo en la capital del Estado español. «Navarra era un lugar mucho más tranquilo, sociológicamente e ideológicamente propicio para establecer su proyecto expansionista y transmitir su discurso desarrollista y tecnocrático», resalta.
En vista de la posibilidad de construir un centro de educación superior, los alcaldes de Iruñea durante la década de los 60 quisieron impulsar el desarrollo del proyecto y decidieron facilitar la obtención de las parcelas necesarias para ello, en aquel entonces de particulares. «El alcalde Miguel Javier Urmeneta cumplió un papel clave en la creación de la universidad, quiso apostar por ella para modernizar la sociedad navarra», aclara Feliú.
Los procedimientos para obtener los terrenos se alargaron durante años, en los que la Universidad de Navarra necesitó de la colaboración del Ayuntamiento, que se comprometió a adquirir el suelo de los particulares afectados por el procedimiento de expropiación forzosa para luego cedérselo a la institución privada. Para ello, las instituciones de la época tuvieron que sacar adelante diversas medidas jurídicas que facilitaran el proceso.
Por lo tanto, el terreno del que dispone la Universidad del Opus Dei de Nafarroa es, en gran parte, el resultado de cesiones por parte de las autoridades navarras, una realidad que no gustó a parte de la ciudadanía de la época, pero que ha acabado haciéndose perenne.
Se trata de un espacio con seguridad privada y normas particulares propias, que antaño perseguían a las parejas que mostraran conductas que consideraran inmorales y que todavía hoy restringen actividades festivas o deportivas. Ello hace que el campus sea un espacio enorme y agradable pero muy poco frecuentado por la ciudadanía general.
El Plan Donapea
En las últimas décadas, por otro lado, la institución educativa de la congregación del Opus también se ha visto envuelta en polémicas por recibir un posible trato de favor.
Una de las controversias surgió a raíz de la petición del suelo del centro CIP Donapea. La historia de la polémica que sucedió en torno a la parcela de este centro tiene un recorrido largo, comenzando en los años 70.
En el año 1976 el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) comunicó el plan de establecer un centro de formación profesional en Iruñea. En un contexto en el que la Universidad del Opus pretendía expandir hacia el sur el campus adquiriendo el terreno colindante, el entonces alcalde Jesús María Velasco y el anteriormente mencionado Miguel Javier Urmeneta, en aquella fecha director de la Caja de Ahorros Municipal, se adelantaron y lo pusieron a nombre del Ayuntamiento. Este lo propuso como parcela para edificar Donapea, truncando los planes que la congregación quería materializar allí.
«Se trata de un espacio con seguridad privada, que antaño perseguía a las parejas por conductas que consideraran inmorales y que todavía hoy restringe actividades festivas o deportivas»
Sin embargo, la Universidad de Navarra no dio la batalla por perdida, y en 2013, cuando quiso de nuevo expandir sus dominios, realizó una petición para adquirir la parcela en la que actualmente se encuentra el instituto público de formación profesional, separado únicamente de la Ciudad Universitaria por una barrera vegetal compuesta de chopos.

Entre las razones enumeradas para argumentar la necesidad de este terreno, la institución privada alegaba que en los últimos años había aumentado mucho la densidad de los edificios en el campus, siendo una distribución más compacta inadecuada para mantener el estilo norteamericano de universidad-parque. De este modo, explicaba que continuar construyendo en la orilla norte del río Sadar supondría acrecentar el impacto medioambiental de las edificaciones, situación que sería preferible evitar.
En el caso de recibir el terreno, la UNAV pretendía edificar en él tres nuevos centros de investigación y aseguraba que las características de la parcela, con edificios y zonas de acceso, facilitarían la instalación inmediata ahorrando tiempo y dinero para llevar a cabo el proyecto. Asimismo, la institución veía la posibilidad de realizar ampliaciones en un futuro debido al espacio disponible.
En vista de un posible traslado del centro CIP Donapea a la parcela de San José con la intención de liberar la parcela para la Universidad del Opus Dei, la ciudadanía se movilizó y manifestó su rechazo a esta maniobra en favor de la educación pública. De esta manera se logró paralizar el proyecto y la universidad privada renunció a la pretensión de los terrenos.
La pasarela del museo
Hace poco más de una década se produjo otra controversia con menos recorrido: la de la pasarela del Museo de la Universidad de Navarra. El proyecto pretendía construir un ‘puente’ de cinco metros de altura que uniese la calle Íñigo Arista del barrio de Iturrama con el museo, cruzando sobre la Avenida de Navarra.
La idea formaba parte del anteproyecto de inversiones de UPN para el año 2015 y fue criticada por el entonces grupo de oposición EH Bildu, debido al coste de alrededor de 800.000 euros que supondría para el Ayuntamiento. En consecuencia, el proyecto se quedó en boceto, ya que la mayoría de grupos no consideraban oportuno ni prioritario realizar esa obra.
El actual conflicto de los árboles, y el paralelo del cierre o reconversión de la carretera que cruza el campus, devuelven ahora al foco a este enorme parque de uso público pero propiedad privada que acapara gran parte del mapa de Iruñea.

Acusan a Lakua de acallar a una víctima en el acto de Gernika

‘La Revuelta’ astindu du Zetak-en ikuskizunak... eta Euskararen Nazioarteko Egunean

Desalojado el instituto de Martutene, el Ayuntamiento solo realoja a la mitad en La Sirena

Solicitan inhabilitación y prisión para los policías acusados de agredir a un menor en Gasteiz

