
Entre el 10 y 15 de noviembre el Ayuntamiento alavés de Berantevilla llevó a cabo un proceso de participación ciudadana sobre la modificación estructural del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para implantar una planta de biogás, poniendo a disposición de los vecinos y vecinas un buzón en el que podían depositar opiniones, sugerencias y aportaciones. Y el posicionamiento en contra ha sido mayoritario.
Así lo ha manifestado un grupo de personas contrarias a la instalación, que han incidido en que «los resultados obtenidos reflejan un posicionamiento mayoritariamente contrario a la modificación urbanística propuesta». Tal como acreditan los datos publicados por el Consistorio de Berantevilla en redes sociales, se entregaron 236 formularios, y en 216 se manifestó un «rechazó directo» a la plata de biogás.
Los vecinos aludieron a la «inadecuación del emplazamiento», ya que «se considera que el sitio propuesto –las parcelas 99 y 100 del polígono 1– no es el más adecuado para la instalación de la planta». Además, se advierte de «falta de recursos locales», en alusión a la «ausencia de grandes granjas o residuos necesarios para el funcionamiento de la empresa dentro del municipio».
También alertan de un «deterioro de las condiciones de vida». «Existe la preocupación de que el proyecto empeore las condiciones de vida de la población en lugar de mejorarlas», ha apuntado el grupo contrario, que ha dado cuenta de la «falta de beneficio comunitario». «Se argumenta que la modificación no aporta beneficios importantes ni a Berantevilla ni a la comunidad», ha añadido.
A esto se suman las «experiencias negativas previas». En concreto, en las alegaciones «se menciona que los pueblos que ya cuentan con plantas de este tipo transmiten experiencias muy negativas, asociadas al empeoramiento de la calidad de vida».
Fauna, riesgo hídrico, contaminación acústica...
Y en una docena de formularios se da cuenta de otras preocupaciones, como son el impacto negativo sobre la fauna autóctona, el riesgo hídrico, la posible contaminación acústica y ambiental, los riesgos logísticos, el impacto visual y paisajístico y la afección patrimonial. Se habla de riesgos sobre zonas de importancia arqueológica y alto valor agrario, mencionando específicamente la necrópolis de San Román.
Hay cinco escritos en los que se citan cuestiones positivas, como la creación de puestos de trabajo, el incremento de la recaudación municipal o la reducción de CO2 en comparación con el uso de gas natural. No obstante, «estos mismos formularios solicitaron a la empresa promotora medidas de mitigación como un plan de control de olores, gestión rápida del residuo en recinto cerrado y uso de tanques cerrados».
Todos los formularios recopilados serán remitidos a la empresa promotora para su consideración en la redacción y elaboración del documento final. Posteriormente, este documento deberá someterse a la aprobación inicial del Pleno del Ayuntamiento, «buscando dar respuesta a las inquietudes manifestadas por la ciudadanía».

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