Cinco claves para un arranque preocupante y un punto de apoyo para el despegue
Con 4 puntos de 18 y un juego preocupante, la afición realista se pregunta por qué no carbura su equipo, cuando cuenta con mimbres para ello. Falta de chispa en ataque estático, regalos que cuestan goles, sin contundencia en el balón parado… son algunas de las posibles claves.
La Real no está bien. Está lejos de estar bien. Es una obviedad. Basta con ver la tabla clasificatoria, pero sobre todo, basta con haber visto sus partidos de esta campaña, en especial los dos últimos jugados lejos de casa, en Getafe y Mallorca.
Cada seguidor blanquiazul tendrá su propio análisis, pero aquí van algunas posibles claves.
1) La pretemporada
La incorporación tardía de quienes jugaron la Eurocopa, y más tardía aún de quienes estuvieron en los Juegos, no ayudaron a conjuntar la maquinaria. Si descontamos al portero Remiro y a los dos que se han marchado –Le Normand y Merino–, los restantes son cuatro jugadores de campo –Zubimendi, Oyarzabal, Turrientes y Sergio Gómez– llamados a ser muy importantes.
A ello cabe sumar la llegada de Aguerd y Oskarsson la víspera de que se disputara la cuarta jornada. Menos el islandés, todos fueron titulares en Son Moix.
Se habla también del viaje a Japón para jugar un amistoso, pero a mediados de septiembre eso queda ya demasiado lejos, no hay ‘jet lag’ que dure tanto.
2) El ataque estático
Los rivales no tienen problemas en darle en balón a la Real y esperar en su campo. Su ritmo de circulación trotón no resulta exigente, no hay hasta ahora un mediopunta capaz de filtrar balones en tres cuartos –como hacían Odegaard o Silva–, un delantero capaz de combinar –ayer Oskarsson tocó y se fue una vez en Mallorca, aleluya– y si el balón llega al extremo Barrene no está fino y a Becker le falta precisión.
Kubo, sin echar cohetes, es el que más aporta –de hecho la única victoria, ante el Espanyol, llegó de sus botas–, pero cuando logra centrar no encuentra socios en el área. Falta la llegada de cabeza de Merino y, otra vez, un ariete rematador. Por ahora, e insistimos en el por ahora, ni por dentro ni por fuera. Corresponde a Imanol construir alternativas.
3) La presión alta
Frente al Madrid dio frutos, como las dos ocasiones de Sucic y Becker, pero muchos equipos no tienen reparos en jugar largo sin arriesgar atrás. Y a partir de ahí, que sus jugadores más adelantados la peleen por arriba o vayan a la caída del balón. Lo hizo el Mallorca, primero con la dupla Larín-Prats, y luego con Muriqi-Asano.
Si la Real no gana esos duelos individuales, se encuentra con 5-6 jugadores por delante que tienen que recuperar muchísimos metros. Por contra, con la marcha de Merino la Real ha perdido buena parte de su capacidad para ganar balones largos en ataque. Tres goles en seis partidos –Zubimendi, Kubo y Brais– son un escaso bagaje, y el problema es que casi no se ha generado para más.
4) El balón parado
Cada falta lateral o córner en contra es una película de miedo. El Mallorca tocó casi todos los centros, aunque no pudo precisar; Remiro evitó un gol de Rudiger y el Madrid también dominó esa faceta… Y cuando son a favor los rivales no pasan excesivos apuros. Cuando los partidos son cerrados y no hay fluidez, esta faceta da y quita muchos puntos.
5) Los regalos defensivos
Los problemas de la Real para generar en ataque vienen desde la segunda mitad de la pasada campaña, pero salía airosa porque era capaz de mantener su puerta a cero. Sigue sin conceder demasiadas ocasiones, pero se está pegando tiros en el pie con una facilidad pasmosa.
De los siete goles encajados, cuatro han sido de penalti. Tres de ellos claros y evitables: el agarrón de Zubeldia ante el Alavés y las manos de Sergio Gómez y Barrenetxea ante Real Madrid y Mallorca. Aunque el error del catalán puede atribuirse a un acto reflejo para protegerse la cara, como cuando ponemos el pie debajo si se nos cae algo. Los dos goles contra el Rayo también llegaron de errores en saques de banda a favor.
6) Los brotes verdes
Cuando vienen mal dadas la peor idea es entrar en pánico. Aperribay ya ha dejado claro que afronta esta campaña como el arranque de «un nuevo libro» para el próximo lustro, así que no parece que le vayan a poder las urgencias, salvo debacle absoluta. Con su larga lista de jugadores internacionales, la Real tienen mimbres para jugar mucho mejor y sumar puntos, pero cuando no se está fino hay que apelar a la concentración y la intensidad.
Aramburu tiene cualidades para cubrir con garantías la baja de Traoré, la llegada de Aguerd dota de empaque y centímetros al centro de la zaga y el recuperado Aihen permite contar con una dupla solvente para el lateral izquierdo.
Zubimendi es Zubimendi –menos mal que se quedó– y por delante el equipo ha ganado en disparo desde fuera del área con el cañón que tiene Sucic en la zurda. Oskarsson acaba de aterrizar y es un melón por abrir, Sadiq tuvo buenos detalles y mucha implicación ante el Madrid –también algún error llamativo– y Oyarzabal siempre termina sumando un buen ramillete de goles.
En siete días toca viajar a Valladolid y recibir al Valencia, en estos momentos dos rivales directos en la parte baja de la tabla. Y entre medio el estreno en la Europa League, en el campo de un Niza que suma 4 puntos en 4 partidos de la Ligue 1. Tres rivales que pueden ser un buen punto de apoyo para comenzar el despegue.